Espacio Schengen
La UE solicita más poder para cerrar la frontera exterior en próximas crisis sanitarias
La Comisión Europea aprueba un proyecto para modificar la aplicación de la zona Schengen
La Comisión Europea ha propuesto este martes una nueva reforma del código sin fronteras Schengen con el objetivo de evitar un nuevo caos, como el sucedido durante los primeros meses de la pandemia en 2020 o la crisis de refugiados del año 2015, cuándo el sálvese quien pueda y el cerrojazo indiscriminado pusieron en peligro uno de los grandes logros del club comunitario.
Asimismo, la iniciativa conocida hoy también relaja temporalmente las medidas a las que pueden recurrir los Estados cuando sufren una oleada migratoria que trate de instrumentalizar a los demandantes de asilo para fines geopolíticos, como muestra el reciente caso de Ucrania. Bruselas pone esta propuesta sobre la mesa pocos días antes de que, este próximo 1 de enero, Francia coja el timón de la UE durante los próximos seis meses.
Nada es casual, ya que el inquilino del Elíseo, Emmanuel Macron, ha fijado como una de las prioridades de la presidencia francesa la reforma de Schengen y avances en el paquete migratorio. “Con la propuesta de hoy fortalecemos la joya de la corona de nuestro emblemático modo de vida europeo”, ha asegurado el vicepresidente del Ejecutivo comunitario Margaritis Schinas.
Con el fin de evitar el crisol de medidas nacionales en momentos de grave crisis, el texto presentado hoy propone un mecanismo de emergencia que pueda actuar ante amenazas comunes como una nueva pandemia. Teniendo en cuenta la experiencia reciente, Bruselas quiere que ante otra grave crisis de salud pública, las capitales europeas puedan decretar de manera rápida y temporal el blindaje de las fronteras exteriores europeas, a propuesta del Ejecutivo comunitario quien debe tomar la iniciativa antes de que el pánico lleve movimientos unilaterales.
Aunque durante la pasada pandemia, se consiguió una respuesta más o menos uniforme respecto a países terceros, Bruselas tan sólo podía hacer recomendaciones, mientras que a partir de ahora el Ejecutivo comunitario pretende que las capitales estén obligadas a respetar esta decisión.
En cuanto a las repercusiones dentro de Schengen, la experiencia demuestra que la mesura no suele ser la respuesta más habitual de los Estados miembros, que en ocasiones suelen poner en marcha controles transfronterizos sin consultarlo con sus vecinos y dejándose llevar por el efecto dominó. En los peores momentos de la pandemia, esto puso en peligro el suministro de bienes de primera necesidad como material médico y medicinas dentro del mercado único.
La propuesta desvelada hoy también aboga por que el Consejo (capitales europeas) puedan autorizar estos controles fronterizos en una mayoría de los Estados concernidos, a la vez que se ofrecen alternativas – corredores verdes, excepciones para trabajadores transfronterizos- para mitigar el impacto de estas medidas.
En este caso, no sólo hablamos de amenazas de salud pública sino también de la lucha contra el terrorismo o los denominados movimientos secundarios a gran escala de migrantes que no permanecen en el país de entrada del club europeo sino que se mueven por el resto del territorio Schengen sin cortapisas, tal y como sucedió en 2015.
Aunque los Estados europeos mantienen el control de sus fronteras y la capacidad de imponer controles, la Comisión Europea pretende introducir una mayor supervisión en la toma de decisiones. Pasados seis meses del cierre, debe ponerse en marcha una evaluación de riesgos y, al año y medio, el Ejecutivo comunitario emitirá un informe sobre si estos controles son proporcionados y necesarios.
En todos las situaciones, las medidas extraordinarias no podrán extenderse más allá de dos años como norma general. Pasado este lapso de tiempo, sólo estará permitido que los controles duran más tiempo ante coyunturas muy específica. Aunque estos lapsos pueden parecer elevados, hay algunos países que, con la legislación actual, han mantenido controles durante seis años.
Además, Bruselas pretende relajar temporalmente las medidas de asilo para aquellos países que sufran un ataque híbrido. Hace unas semanas, Bruselas ya propuso esta medida temporal para Polonia, Lituania y Letonia, amparándose en un cláusula de emergencia de los tratados, pero la Comisión quiere que a partir de ahora la base legal sea más solida.
Esta relajación de los requisitos en la tramites de las demandas de asilo ha sido criticada por las organizaciones no gubernamentales quienes consideran que se están vulnerando los derechos de los migrantes, aunque Bruselas lo niega. Además, la Comisión Europea también pretende reducir los desplazamientos de los migrantes irregulares dentro del club comunitario y quiere facilitar los acuerdos de readmisión entre los países europeos en operaciones policiales conjuntas.
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