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Espionaje

Un escándalo en los servicios secretos socava la confianza entre Dinamarca y sus aliados

Detenido el ex jefe de la Inteligencia militar por filtrar “información altamente clasificada” a la Prensa

Lars Findsen, jefe de la Inteligencia militar danesas hasta 2020, fue arrestado el 9 de diciembre LISELOTTE SABROEEFE

Otro escándalo salpica a los servicios secretos daneses, cuya reputación ya se vio empeñada el pasado mayo al conocerse que ayudaron a EE UU a espiar a políticos europeos, entre ellos la ex canciller alemana Angela Merkel. En esta ocasión, Lars Findsen, que dirigió la Inteligencia militar (FE) entre 2015 y 2020, fue detenido junto a otros cuatro empleados y ex empleados de la organización por filtrar “información altamente clasificada”.

Los cinco sospechosos fueren detenidos en una operación el 9 de diciembre, pero hasta este lunes no se reveló la identidad de Findsen, que así lo pidió durante su primera comparecencia ante el tribunal de Copenhague. El acusado, que defendió su inocencia, declaró que “esto es una verdadera locura”.

La primera ministra danesa, la socialdemócrata Mette Frederiksen, reconoció este miércoles en sus primeras declaraciones públicas sobre los hechos que se trata de un “caso serio”, si bien reiteró su confianza en la labor de la FE, encargada de vigilar y prevenir las amenazas exteriores contra Dinamarca y sus intereses y que orgánicamente depende del Ministerio de Defensa. Junto a los servicios de inteligencia militar, en Dinamarca opera el PET, que se centra más en la seguridad interna y depende del Ministerio de Justicia

La mayor preocupación para las autoridades danesas estriba en que este escándalo puede mermar la cooperación con otros servicios de Inteligencia de países aliados. “Esto es algo que nuestras actividades de inteligencia deben manejar cuando hablamos de cooperación con nuestros aliados. Tengo fe en que se maneja de la manera correcta”, explicó a la Prensa Frederiksen.

Antes de caer en desgracia, Findsen, de 52 años, era un alto funcionario danés con una dilatada carrera. Entre 2002 y 2007 estuvo al cargo del PET y en 2015 asumió las riendas de la inteligencia militar. Puesto que tuvo que abandonar en 2020 en medio de un escándalo de espionaje ilegal a ciudadanos daneses, una acusación de la que fue exculpado recientemente por una comisión. Su nombre también estuvo presente como colaborador con la Agencia de Seguridad Nacional de EE UU (NSA) para espiar a políticos europeos en la conocida como “operación Dunhammer”.

Lo cierto es que los servicios secretos daneses protagonizan sonados escándalos públicos desde hace tiempo. Un juzgado de Copenhague condenó en 2019 a cuatro meses de prisión incondicional a Jakob Scharf, ex jefe del PET, por violar el secreto profesional al revelar información confidencial en un libro, aunque el caso quedó reducido finalmente al pago de una multa.

Presión a la Prensa

Precisamente, la filtración de información sensible a la Prensa se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para la Inteligencia del país nórdico. En diciembre, responsables tanto de la FE como del PET se reunieron con varios directores de medios de comunicación para recordarles que la publicación de información secreta está penada con doce años de cárcel.

En diciembre, los servicios de inteligencia de la defensa y la policía, FE y PET, se reunieron con varios directores de medios de comunicación daneses. Allí debieron recordar a los medios que cualquiera que publique información secreta se arriesga hasta a 12 años de prisión. Una advertencia que fue vista como una amenaza velada para no investigar los casos que salpican actualmente a los servicios de inteligencia.

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