Operación Dunhammer
El espionaje danés amenaza la confianza entre los países nórdicos
Suecia y Noruega muestran su irritación por las revelaciones de que EE UU espió a sus dirigentes políticos con ayuda de la inteligencia militar de Dinamarca
La tradicional buena vecindad entre los países nórdicos ya se vio erosionada por la pandemia, cuando Suecia decidió emprender una estrategia más laxa que Dinamarca, Noruega o Finlandia para combatir el coronavirus. Como resultado, se restringió durante meses la libre circulación de ciudadanos suecos, aduciendo la mayor incidencia de caso de coronavirus.
Sin embargo, la revelación el domingo de la radio pública danesa (DR), en colaboración con otros medios, de que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EE UU accedió a mensajes de texto y conversaciones telefónicas de altos cargos europeos de Alemania, Francia, Suecia y Noruega a través de cables de telecomunicaciones con ayuda del Servicio de Inteligencia de Defensa (FE) de Dinamarca amenaza la confianza entre los servicios secretos nórdicos. ¿Podemos confiar en el Estado danés?”, se preguntaba este lunes “Politiken”, el más importante diario de Dinamarca.
Si bien los hechos se remontan a los años 2012-2014, bajo el Gobierno de la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt, sorprende la falta de información hecha pública hasta ahora por las autoridades danesas, que se han limitado a decir, por boca de su ministra de Defensa, Trine Bramsen, que el espionaje sistemáticos a aliados es “injustificable”. La cuestión que queda por dilucidar es si la intercepción de mensajes y conversaciones telefónicas realizadas por EE UU a líderes de Alemania, Francia, Suecia y Noruega fue realizada o no con con conocimiento de las autoridades danesas de la época.
Al otro lado del estrecho de Oresund, el Partido Moderado, el principal partido de la oposición en Suecia, y los centristas, que mantienen un acuerdo parlamentario con el Gobierno rojiverde de Stefan Löfven, han pedido explicaciones al ministro de Defensa, Peter Hultqvist, que comparecerá este jueves ante la Comisión de Defensa del “Riksdag” (Parlamento). Los partidos quieren saber si estas revelaciones suponen una brecha para la seguridad nacional de Suecia.
“Si el Servicio de Inteligencia de Defensa danés apoyó la investigación e interceptación de políticos y funcionarios suecos, sería totalmente inaceptable”, sostiene el conservador Pål Jonson. El diputado demandó una explicación de cómo actuará el Gobierno contra Dinamarca si así fuera. Los hechos ocurrieron, sin embargo, bajo el mandato del moderado Fredrick Reinfeldt.
“Creo que Peter Hultqvist debería ser claro y defender los intereses del Estado sueco si se ha habido espionaje. Entonces tendremos que decidir cuáles son esas medidas después de la información en el Comité de Defensa el jueves”, concluye Jonson.
Para la oposición, en cualquier caso, los hechos denunciado por la investigación periodística son muy graves y ponen de relieve la necesidad de mejorar la seguridad de Suecia. “Nosotros y también Säpo [servicios secretos] hemos señalado que existen deficiencias en la protección de seguridad sueca. Suecia debe poder realizar sus propios análisis independientes de las vulnerabilidades y amenazas a la seguridad sueca”, concluye Jonson.
Mientras, el portavoz de Defensa del Partido de Centro, Daniel Bäckström, también exige una explicación clara de lo que sabe el Gobierno. “Espero que ahora podamos averiguar exactamente qué sucedió. Es muy importante saber quién fue intervenido, en qué condiciones y con qué propósito. Es grave que los principales políticos suecos hayan sido objeto de este tipo de escuchas telefónicas”, declaró Bäckström a SVT. En la misma línea, Jens Holm, del Partido de Izquierdas, también abogó por esclarecer los hechos.
Desde Oslo, el ministro de Defensa noruego, Frank Bakke-Jensen, explicó que habló con su colega danesa el otoño pasado sobre la vigilancia que surgió en ese momento. Pero, en lo que respecta a las nuevas revelaciones, no ha sido informado, “no hemos recibido nada concreto sobre el asunto”, lamenta. Tras recibir la llamada telefónica de su homólogo sueco, Bakke-Jensen admitió que ambos países se toman “las acusaciones que han surgido en serio”. Hultqvist describió la situación como “insostenible”.
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