Elecciones en Francia
Macron ve peligrar su mayoría absoluta por el empuje de Mélenchon
Un sondeo prevé un empate técnico entre el partido del presidente francés y a la coalición de izquierdas en las legislativas
A tres días de la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas, han sonado todas las señales de alarma en la campaña macronista. Un sondeo publicado el miércoles mostraba un empate técnico entre el partido del presidente Emmanuel Macron, “Ensamble” (Juntos), y la coalición de izquierdas fraguada por Jean-Luc Mélenchon, la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPE).
De confirmarse en las urnas estas previsiones, Macron perdería su actual mayoría absoluta en la Asamblea Nacional (289 de los 577 escaños), lo que le impediría aplicar sus reformas durante su segundo y último mandato en el Elíseo.
Un sondeo realizado por Ifop-Fiducial para la cadena LCI TV concede al partido del presiente una horquilla de entre 250 y 290 escaños, sensiblemente inferior a las proyecciones del mes de mayo. Mientras, La coalición de izquierda mantiene una tendencia al alza y podría hacerse con entre 195 y 230 asientos.
Apenas dos meses después de haber reelegido a Macron en las elecciones francesas, los franceses no parecen muy motivados para volver a acudir a las urnas este domingo y de nuevo el 19 de junio en la segunda vuelta. Los institutos de opinión prevén una abstención histórica de entre el 52% y el 56% que superaría la ya récord de 2017, cuando solo el 51,3% del electorado acudió a elegir a sus diputados. En palabras del director adjunto de Ipsos, Brice Teinturier, estas elecciones se están viendo con un prisma nacional “y los franceses prestan muy poca atención a la dimensión local de sus candidatos y sus propuestas”.
Ante estos resultados y pronósticos menos halagüeños de lo que se esperaba, el jefe del partido de Macron, Stanislas Guerini, llamó el lunes a hacer una campaña “aún más fuerte” de aquí a la primera vuelta. La ofensiva de la alianza legislativa que apoya al presidente va a continuar esta semana con varios viajes del mandatario francés para “ilustrar las prioridades del quinquenio”, entre ellas la “juventud” y la “seguridad cotidiana”, según aseguró su entorno a la cadena France Presse.
“Ciertamente hay una pequeña dinámica de NUPES”, reconoce un asesor del Gobierno en el diario “Le Parisien”, “pero en realidad sus candidatos solo suman las puntuaciones de todas las formaciones de izquierda, por lo que es un efecto óptico, ligado a su unión inicial”. Para un fiel macronista, los resultados de la izquierda en la primera vuelta no son sinónimo de victoria en la segunda: “La NUPES no tiene reserva de votos”.
Según reconocía la diputa marconista Aurore Berge, a la televisión France 2, si los votantes no le dan la mayoría a Macron después de su reelección el 24 de abril, representaría una “gran desestabilización de la política en nuestro país en los años venideros”.
Sin “cohabitación” desde hace 20 año
Francia no ha tenido una “cohabitación”, es decir un presidente y una mayoría parlamentaria de diferentes partidos desde 1997-2002, cuando el presidente conservador Jacques Chirac tuvo que gobernar con el socialista Lionel Jospin como primer ministro. Precisamente, un cambio constitucional en 2000 impulsado por Chirac pretendía poner fin a este tipo de estancamiento político al trasladar las elecciones parlamentarias inmediatamente después de las presidenciales.
Una encuesta publicada el viernes por el grupo BVA revelaba que solo el 35% de los franceses deseaba que Macron tuviera la mayoría en la nueva Asamblea Nacional, lo que refleja la naturaleza marcadamente fracturada del electorado.
Macron derrotó a la líder de extrema derecha, Marine Le Pen, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 24 de abril, ganando un segundo mandato de cinco años. Aunque tendrá las manos libres en la política exterior, independientemente del resultado de las elecciones parlamentarias, su agenda nacional de recortes de impuestos, reforma de la asistencia social y aumento de la edad de jubilación depende del resultado de las legislativas.
Mélenchon, un ex trotskista que encabeza el partido izquierdista Francia Insumisa, tiene un programa radicalmente diferente que exige reducir la edad de jubilación a 60 años, impuestos sobre el patrimonio y aumentar el salario mínimo en un 15%.
En un mitin en París hace una semana, Mélenchon se mostraba optimista sobre una izquierda francesa que fue incapaz de unirse para encontrar un candidato al Elíseo en abril. “Nos hemos unido para decirle al país ‘somos una alternativa si has entendido que las cosas no pueden seguir como están’”, clamó ante 1.500 simpatizantes.
El líder populista espera que la promesa de la izquierda de más gasto social y protección ambiental, así como la ira por el aumento de los precios causado por la guerra en Ucrania, lleve a los partidarios a participar. “Si la gente piensa que podemos ganar, saldrán a votar en sus cargas, sus racimos, sus carruajes”, dijo el veterano político de 70 años.
En el Partido Socialista, donde la alianza con Mélenchon ha causado un auténtico cisma, su secretario general, Olivier Faure, reconocía hace unos días a France Presse que “Hay verdadera esperanza”.
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