
Controversia dentro del Gobierno
Los refugiados sirios abren otra grieta en la Gran Coalición alemana
El arresto se ha cruzado con la controversia por el escepticismo del ministro de Asuntos Exteriores, Johann Wadephul, durante su reciente viaje a Siria. sobre el regreso, a corto plazo, de muchos refugiados sirios

El joven sirio detenido el sábado por planear un atentado en la capital alemana sigue en prisión preventiva acusado de preparar una “grave acción contra el Estado”. Se trata de Abdalla R., de 22 años, arrestado por un comando especial de la policía en el barrio de Neukölln.
Según fuentes de Seguridad citadas por el periódico “Bild”, el sospechoso habría planeado un atentado suicida y se le incautaron materiales aptos para la fabricación de explosivos, que habría adquirido por internet. El arresto se produjo tras varios días de vigilancia y de un operativo en el que participaron distintas unidades policiales y solo un día después de la inauguración en la céntrica Potsdamer Platz de un evento que marca el inicio de la temporada navideña en la capital.
Aunque los investigadores evitan confirmar si un mercado de Navidad era el objetivo del presunto ataque, el caso ha generado inquietud en un país marcado aún por la memoria del atentado de 2016 que dejó doce muertos en la Breitscheidplatz. Abdalla R. fue llevado inicialmente a un centro de detención y presentado al día siguiente ante un juez, que ordenó su ingreso inmediato en prisión provisional. Se le acusa de planear un atentado con motivación islamista y de difundir propaganda del autodenominado Estado Islámico a través de redes sociales, donde compartía canciones y vídeos con mensajes yihadistas.
El joven había llegado a Alemania en 2023 con estatuto de protección y figuraba con tres direcciones distintas en la ciudad, lo que complicó su localización. Los servicios de inteligencia alemanes comenzaron a seguirle tras una alerta de un servicio extranjero, que advirtió sobre la posibilidad de que preparara un atentado en suelo germano. Las autoridades han incautado materiales electrónicos, componentes para fabricar artefactos y diversos productos químicos. A falta de una bomba completamente montada, los investigadores hablan de un “proyecto de ataque en fase avanzada”. Por su parte, el portavoz de la Fiscalía, Michael Petzold, confirmó que “se evalúan las pruebas digitales y los elementos incautados en las tres direcciones de Berlín” y añadió que la investigación “se dirige en todas las direcciones posibles”.
El caso provocó la reacción inmediata del Gobierno federal. El ministro del Interior, Alexander Dobrindt, advirtió de que la amenaza del terrorismo “sigue siendo alta, aunque abstracta”. En su declaración, el político conservador subrayó que “las actividades del sirio detenido, que apuntan a la preparación de un ataque, fueron detectadas a tiempo gracias a la cooperación entre agencias” y elogió la rapidez de la intervención policial. Un arresto que se ha cruzado con una nueva controversia política en el seno del Ejecutivo a raíz de las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores, Johann Wadephul, durante su reciente viaje a Siria. El jefe de la diplomacia alemana, visiblemente afectado por la magnitud de la destrucción en el país, afirmó en Harasta -un suburbio arrasado de Damasco-, que “aquí apenas puede vivirse con dignidad” y se mostró escéptico ante la posibilidad de que muchos refugiados sirios regresen a corto plazo.
Sus palabras no tardaron en desatar un alud de críticas desde su propio partido. Günter Krings, vicepresidente del grupo parlamentario de la Unión Cristianademócrata (CDU), recordó que el conflicto armado en Siria ha terminado y sostuvo que “la reconstrucción debe comenzar precisamente con el regreso de sus propios ciudadanos”. A su juicio, el mal estado del país no puede usarse como argumento para frenar las repatriaciones.
También el líder regional de Sajonia-Anhalt, Sven Schulze, reclamó una “estrategia rápida y concreta” para facilitar el retorno, subrayando que “condiciones más duras que en Alemania no son una razón válida para no hacerlo”. Desde la Cancillería, Thorsten Frei trató de rebajar la tensión y pidió “diferenciar por regiones y perfiles”. Defendió que el objetivo es estabilizar Siria para crear condiciones seguras de retorno, empezando por los delincuentes reincidentes y los considerados peligrosos. “No puede hablarse de una vida indigna para todo el país”, afirmó Frei en la radio pública, al tiempo que confirmó que el Gobierno mantiene contactos con Damasco para agilizar los procedimientos de expulsión. El propio Dobrindt cerró filas con el ministro de Exteriores, asegurando que ambos coinciden “en la necesidad de repatriar a los delincuentes y reforzar la cooperación para la reconstrucción”. En los últimos días, su ministerio ha rechazado la idea de permitir “viajes de exploración” a Siria, una medida que había impulsado el anterior Gobierno para facilitar posibles retornos voluntarios. “Quien viaje a Siria perderá su estatus de protección”, zanjó un portavoz del Ministerio. El caso de Abdalla R. refuerza ahora precisamente esa línea política: endurecer los controles, acelerar las expulsiones y mantener la alerta frente al terrorismo.
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