Europa

Von der Leyen encara la recta final de su mandato sin aclarar si optará a la reelección

La política alemana cuenta con numerosos apoyos para continuar como presidenta de la Comisión, aunque su nombre ha sonado también para la OTAN

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, hoy, en Estrasburgo
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der LeyenJean-Francois BadiasAgencia AP

¿Quién es Ursula von der Leyen? La política alemana, ministra de Defensa con Ángela Merkel, era casi una completa desconocida entre los periodistas comunitarios cuando su nombre comenzó a sonar para susituir a Jean Claude Juncker al frente de la Comisión Europea. Von der Leyen pasó a engrosar la larguísima lista de los denominados “tapados”, aquellos candidatos que se imponen en el último momento como descarte y cuyo mayor virtud reside en no suscitar grandes oposiciones, aunque tampoco excesivos fervores.

Von der Leyen acabó siendo la elegida en la cumbre celebrada en Bruselas el 2 de julio de 2019 después de que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE rechazaran las candidatura de Manfred Weber, del Partido Popular Europeo y la de Frans Timmermans, de los socialistas. Los dos habían concurrido dentro del proceso denominado spitzenkandidant, cabeza de lista en alemán, por el que los aspirantes de las fuerzas políticas que se presentan a las elecciones al Parlamento Europeo como cabeza de lista pueden convertirse en presidentes de la Comisión Europea y no ser unos completos desconocidos para los votantes.

Pero los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete dieron un golpe palaciego, tan habitual en la capital comunitaria, y optaron por Von der Leyen. Cuando se acerca el final de su mandato, la política alemana parece paradójicamente seguir queriendo ser la perfecta tapada. Aunque se da por supuesto que quiere optar a un segunda legislatura, todavía no lo ha anunciado. Ese secretismo también ha dado pie a cábalas sobre su futuro en otro puesto, como por ejemplo, sucesora de Jens Stoltenberg en la secretaría general de la OTAN cuando el político noruego deje su cargo en octubre de 2024, a no ser que se produzca otra renovación de su mandato. El nombre de Von der Leyen sonó en los pasillos de la organización militar antes de quela OTAN optara por extender un año más a Stoltenberg, si bien fuentes aliadas señalan que su candidatura nunca estuvo tan avanzada como la de Ben Wallace, el recién dimitido ministro de Defensa británico.

Mientras Von der Leyen parece estar deshojando la margarita, desde hace meses hay numerosos rumores sobre los apoyos con los que cuenta si quiere permanecer al frente de la Comisión Europea. A pesar de pertenecer al Partido Popular Europeo, se sabe que el canciller alemán , el socialista Olaf Scholz apoya su permanencia, al igual que otros socialistas como el español Pedro Sánchez con quien ha hecho bastantes buenas migas. La alemana necesita tanto el apoyo de las capitales europeas como el de la Eurocámara.

Curiosamente, el pecado original de Von der Leyen al haber sido elegida sin presentarse a las elecciones europeas le ha obligado a granjearse el apoyo de las fuerzas políticas del hemiciclo europeo, sobre todo de aquellas que no pertenecen a su familia política, como los verdes y los socialistas. Esto ha propiciado que los suyos le hayan dado la espalda el algunos momentos al considerar que von der Leyen están yendo demasiado lejos en aspectos como la lucha contra el cambio climático. De ahí la polémica votación sobre la ley de Restauración de la Naturaleza sobre los ecosistemas que ha puesto de uñas a los agricultores. El jefe de los populares europeos en la Eurocámara, Manfred Weber, quien además es presidente del Partido, está siendo uno de los azotes de Von der Leyen durante este legislatura y ha afeado públicamente la postura de la Comisión Europea en ámbitos como la protección de Doñana o el control de los fondos europeos post- pandemia. Una situación compleja que está agrietando la denominada gran-coalición que domina la política europea desde hace lustros, por la que socialistas y conservadores mantienen una entente cordiale y un consenso básico para sacar adelante las grandes propuestas europeas, con apoyos puntuales de los liberales.

A pesar de esta tensa relación, todo indica que la sangre no va a llegar al rio. La CDU, la familia política de Von der Leyen, sigue apoyándola según declaró la pasada primavera el líder del partido Friedrich Merz siempre y cuando ella está dispuesta a continuar en el cargo.

Otra de las grandes incógnitas es si, tras el fiasco de 2019, volverá a ponerse en marcha el sistema de cabezas de lista y si los partidos políticos europeos comenzarán a nombrar candidatos a las elecciones europeas que luego se conviertan en aspirantes a la Comisión, lo que obligaría al Partido Popular Europeo a designar de manera oficial a von der Leyen una vez ella aclare su futuro.

En todo caso, esta legislatura comienza ya a languidecer y fruto de este cambio de ciclo la salida pesos pesados como Frans Timmermans, vicepresidente encargado del cambio climático y de Margrethe Vestager, encargada de Competencia, que se ha postulado para presidir el Banco Europeo de Inversiones.

El próximo día 13 de septiembre, von der Leyen, dará su tradicional discurso del Estado de la Unión en el hemiciclo de Estrasburgo que marca el inicio del curso político, el último antes de las elecciones europeas de junio de este año. Esbozará las prioridades de la Comisión Europea en los próximos meses y quizás de algunas pistas sobre su futuro político. En todo caso, los próximos meses van a estar marcados por el apoyo a Ucrania, el debate sobre la ampliación a nuevos miembros y los cambios en el entramado institucional europeo, la lucha contra el cambio climático, la postura sobre China y las reforma de las normas fiscales europeas antes de que vuelva a entrar en vigor en 2024 el Pacto de Estabilidad y Crecimiento así como del modelo energético europeo y del sistema de asilo.