Elecciones Chile
Gilberto Aranda: "Quienes votan por obligación tienden a tener posiciones más conservadoras"
El profesor Gilberto Aranda, del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, desgrana para LA RAZÓN las claves de elecciones que se celebran este domingo
Chile celebra este domingo elecciones presidenciales y parlamentarias, estrenando por primera en su historia el voto obligatorio bajo pena de multa. Se estima que cerca de 15,6 millones de ciudadanos deberán acudir a las urnas, en una jornada que los expertos ya anticipan que estará marcada por la incertidumbre. El profesor titular del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Gilberto Aranda, ha analizado para LA RAZÓN algunas de las claves para entender esta nueva cita electoral.
P: ¿Qué explica que las candidaturas de derecha, especialmente las más duras, lleguen como favoritas en este contexto de temor ciudadano?
Hay varios factores que convergen. En primer lugar, existe un "péndulo" político que se observa en distintos países de América Latina, y Chile no es la excepción. Tras el estallido social surgieron expectativas muy altas de transformación, pero con el tiempo muchas de ellas no se materializaron y parte de la población siente que su situación incluso ha empeorado. Esta combinación de frustración, desgaste y desencanto con la política genera un ambiente propicio para que candidaturas más duras ganen apoyo. Además, la reimplantación del voto obligatorio puede influir en esa tendencia. Quienes votan por obligación tienden a tener posiciones más conservadoras y a buscar opciones claramente diferenciadas del gobierno. En ese escenario, los votantes optan no por la derecha tradicional, sino por alternativas más radicales, que prometen un quiebre mayor respecto del rumbo actual.
P: ¿Por qué la seguridad y el combate al crimen se han convertido en el eje dominante de la campaña presidencial de 2025?
Porque la seguridad ciudadana es hoy la principal preocupación del país. Hay un deterioro tanto objetivo como subjetivo: aunque Chile sigue siendo más seguro que muchos países vecinos, lo cierto es que el aumento de delitos violentos, más organizados y sofisticados, ha alterado la percepción de tranquilidad que existía hace dos o tres décadas. A esto se suma un elemento clave: la asociación directa entre seguridad y migración irregular. Para buena parte de la ciudadanía, el aumento de la delincuencia está relacionado con la llegada de migrantes sin documentos. Esto ha llevado a que el tema migratorio se incorpore dentro del debate de seguridad y ha fortalecido a candidatos que plantean medidas estrictas tanto contra el crimen organizado como contra la migración irregular.
P: ¿Cuál es su evaluación del Gobierno de Gabriel Boric y cómo influye en las preferencias electorales actuales?
El gobierno de Boric comenzó con expectativas muy altas y con una identidad muy ligada al estallido social. Representaba la promesa de transformaciones profundas, pero con un tono institucional y pacífico. El fracaso del primer proceso constituyente modificó ese rumbo: el mandatario debió apoyarse en la centroizquierda tradicional, especialmente socialistas y socialdemócratas, lo que llevó a un giro hacia reformas más moderadas y una agenda de continuidad en varios ámbitos. Aunque existen avances, como la mejora del sistema previsional y una agenda internacional activa, muchas de las promesas iniciales no se cumplieron, y la seguridad se convirtió en un flanco sensible. Aun así, Boric conserva un apoyo cercano al 30%, un núcleo duro que se mantiene relativamente estable y que está compuesto por votantes que, en buena medida, se inclinan hoy por Daniel Jadue. El desempeño del gobierno, marcado por expectativas frustradas y problemas en seguridad, influye directamente en la inclinación del electorado hacia opciones de derecha y contribuye al escenario de polarización actual.
P: ¿Cuáles son las propuestas de Jeannette Jara y qué posibilidades reales tiene de ganar?
Jeannette Jara propone un programa de continuidad con el actual gobierno, especialmente con su segunda etapa, la más moderada. Su plataforma tiene un fuerte énfasis social -reducir desigualdades y enfrentar la inequidad persistente- y una impronta socialdemócrata más marcada que identitaria, pese a su militancia en el Partido Comunista. En política exterior, plantea profundizar el multilateralismo y fortalecer las relaciones con los países vecinos. En cuanto a sus posibilidades, es probable que Jara obtenga la primera mayoría, alrededor del 30%, lo que coincide con el apoyo que mantiene el gobierno. Sin embargo, enfrenta un escenario muy complejo en segunda vuelta. Las candidaturas de derecha, desde la centroderecha liberal hasta la ultraderecha más dura, suman en conjunto cerca del 50% del electorado. Las simulaciones indican que Jara perdería ante opciones consolidadas como Evelyn Matthei o José Antonio Kast. Solo tendría una oportunidad más competitiva si su rival fuera el candidato más extremo, Kaiser, lo que permitiría polarizar a favor de ella, pero incluso ese escenario sería estrecho. Consciente de su techo electoral, Jara ha tomado distancia del gobierno en los debates para intentar ampliar su base, aunque es poco probable que logre revertir una tendencia que apunta a un cambio hacia un gobierno más conservador.