
La semana
La pinza de Moncloa y la izquierda contra Ayuso le estalla a Mónica García
La estrategia de Moncloa y la izquierda para cercar a la presidenta no impide la protesta médica prevista para hoy contra la ministra de Sanidad

La semana en la que el presidente del Gobierno ataca a la sanidad madrileña y la izquierda replica su discurso, la ministra Mónica García recibe las protestas de los médicos. La manifestación prevista para hoy contra la titular de Sanidad de Pedro Sánchez desarma la presión de Moncloa, PSOE y Más Madrid contra Isabel Díaz Ayuso.
La pinza entre los partidos de oposición y el Gobierno para cercar a la presidenta regional se ha vuelto contra sus impulsores. Las acusaciones de Pedro Sánchez desde el Congreso de los Diputados y la réplica del PSOE y Más Madrid, el partido de Mónica García, desde la Cámara madrileña han tenido el efecto contrario a juzgar por las quejas de los facultativos, que rechazan las políticas de la ministra de Sanidad de Sánchez.
La ilusión que Más Madrid había puesto en el acto de reivindicación de los dos años de García al frente del Ministerio se ha congelado con la convocatoria de los sindicatos contra su gestión y con el procesamiento de Íñigo Errejón. El que fuera fundador de su partido será juzgado por un presunto delito sexual a la actriz Elisa Mouliaá, otro jarro de agua fría para el «cumpleaños» profesional de García.
El partido líder de la oposición madrileña se juega su puesto si es que la izquierda no logra arrebatarle la presidencia de la Comunidad a Ayuso. Ya lo intentó Pablo Iglesias y fracasó estrepitosamente hasta el punto de dejar a Podemos fuera de la Asamblea de Madrid. Pasado el ecuador de la legislatura, Más Madrid y PSOE, conscientes de las dificultades para sorpasar al PP, juegan sus bazas para no perder posiciones en la oposición. Así, esta semana han querido revitalizar las criticas contra la sanidad madrileña en una estrategia marcada desde Moncloa. Al menos así se interpreta en el PP de Madrid después de las intervenciones de las portavoces de ambos partidos en la Cámara de Vallecas.
La subida de decibelios en el alto voltaje habitual no ha tenido su reflejo en la calle. Al contrario, los sindicatos amenazan con una huelga indefinida si la ministra no atiende sus reivindicaciones. Las protestas nacen del rechazo al Estatuto Marco «confeccionado por la líder de Más Madrid a espaldas de la profesión médica», según los sindicatos convocantes. Los facultativos han reactivado su malestar de hace semanas. Reclaman un estatuto propio, un ámbito de negociación específico, una clasificación profesional adecuada y una regulación clara de la jornada y las guardias.
La tensión acumulada se ha ido elevando en un pulso con la ministra que puede desembocar en un calendario más amplio de protestas. Además de concentraciones frente al Ministerio, podrían plantearse otras frente a la Cámara Baja después de escuchar las palabras del presidente del Gobierno y su «falta de empatía» con los facultativos, aseguran fuentes de los organizadores.
La ofensiva directa a la presidenta por parte de Pedro Sánchez se replicó en los argumentarios oficiales desde Madrid. En el pleno del miércoles, acusó a la Comunidad de Madrid de «privatizar la sanidad», preparando el terreno para un choque que Ayuso respondió con datos. Apenas un día después, la portavoz socialista en la Asamblea, Mar Espinar, amplificó esa línea de ataque. Lo hizo reproduciendo muchas de las acusaciones del Gobierno, lo que desencadenó una de las intervenciones más duras del curso político por parte de Ayuso.
La presidenta estalló en la Asamblea contra lo que calificó de «locura» socialista y contra sus «caniches», y lanzó una batería de reproches dirigida directamente a Pedro Sánchez. Según la líder popular, es un «inquiokupa de la Moncloa» y un «autócrata». «No tiene Congreso, Senado, Presupuestos ni palabra y decide quedarse», dijo, esta semana subrayando que el jefe del Ejecutivo no busca el debate sanitario sino un enemigo político claro en Madrid.
La protesta no es contra Ayuso, inciden las organizaciones convocantes de las protestas, sino contra Mónica García, cuya vuelta al epicentro del debate sanitario se produce en un contexto incómodo para su formación. Mientras deshoja la margarita de si se presenta o no como cabeza de lista de su partido en Madrid, rivalizando con su compañero, el diputado Emilio Delgado, García marca la agenda de la formación que trata de salir definitivamente de la crisis causada por los hechos por los que se va a juzgar a su ex líder Errejón.
Mientras, desde Sol han defendido esta semana su modelo sanitario y su apuesta por la colaboración público-privada. Su estrategia pivota en el argumento de que el crecimiento demográfico y el peso turístico obligan a reforzar infraestructuras y que los recursos se han incrementado, lejos del retrato que intenta proyectar la oposición.
La Sanidad ha desplazado otras tensiones, pero no todas. Esta semana ha vuelto al primer plano el debate sobre la vivienda, uno de los problemas que más preocupa a los madrileños y donde Ayuntamiento y Comunidad han querido sacar músculo en cuanto a la gestión. En Cibeles, José Luis Martínez-Almeida ha sorprendido al sector con un anuncio: primas de edificabilidad para las constructoras que acaben los pisos antes de plazo. Es una novedad incluida en el próximo Plan Estratégico Municipal y se inscribe en lo que el alcalde denomina «urbanismo dinámico» o 4D, donde el tiempo se convierte en un vector de planificación.
La medida pretende acelerar la llegada de vivienda nueva en una ciudad que aún dispone de suelo para 55.000 pisos y que quiere evitar retrasos que encarezcan los proyectos. Para que el incentivo funcione, los desarrollos deberán incluir calendarios de ejecución vinculados a la edificabilidad: quien construya antes, obtendrá más edificabilidad y, con ello, más rentabilidad. La filosofía es clara: cuanto antes se construyan las viviendas, antes llegarán a los ciudadanos.
El anuncio coincide con una alerta creciente del sector. Fondos internacionales han comenzado a abandonar parte de sus posiciones en España, señalando la excesiva regulación y la inseguridad jurídica. Los expertos del sector advierten de un clima cada vez menos favorable para invertir. En pleno debate, Ayuso insistió en que en España «se pagan muchísimos impuestos» y lo calificó de «asfixiante». Defendió la necesidad de «incentivar y estimular a las empresas, a las familias, a los jóvenes y a los emprendedores», contraponiendo la senda fiscal de la Comunidad a la del Gobierno.
Los datos refuerzan su argumento: Madrid reunió más del 80% de la inversión extranjera en alta tecnología en toda España, y el 43% de las empresas foráneas que operan en el país eligen la región como sede. Esas compañías superan ya los 100.000 millones de euros en ventas y la creación de empresas ha crecido un 12% en lo que va de año. Para la presidenta, el mes ha sido «récord», un mensaje que reforzó desde la cabina de un Boeing 737, en un acto simbólico sobre la importancia del turismo y la conectividad aérea.
Su respaldo a Ryanair se produce en plena disputa de la compañía con AENA por las tarifas de los aeropuertos regionales. La presidenta señaló que la aerolínea es «algo más que una compañía aérea: es un socio para el turismo y el desarrollo», responsable de más de 376.000 empleos directos e indirectos y de 27.000 millones de euros de aportación a la economía nacional. Si Ryanair deja de operar en aeropuertos regionales, advirtió, «se cierran decenas de puestos de trabajo directos e indirectos» y se «ponen palos en los motores». Por eso, dijo, Madrid actúa «con responsabilidad y no como obstáculo», un mensaje que contrasta con las críticas al Gobierno de la aerolínea y varios de los actores del sector inmobiliario.
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