Desamor
Los amantes pasajeros de Los Javis: una relación abierta y una ruptura anunciada
Su separación ha sido la noticia de la semana y algunos sugieren que podría haber terceras personas involucradas. Lo cierto es que, a lo largo de su relación, nunca ha sido un problema para ellos que exploren su pasión con otros, otras u otres

Los Javis ya no existen, al menos como pareja sentimental. Aunque seguirán funcionando como marca conjunta y explotando su magnetismo artístico en proyectos futuros, desde esta semana se conoce que, en lo personal, ahora son Javier Calvo y Javier Ambrossi, dos individuos separados que decidieron poner fin a una historia de amor que empezó 13 años atrás, cuando el primero tenía 21 y el segundo 28. Su ruptura ha acaparado decenas de titulares en la crónica social, algunos contradictorios entre sí, y de momento arrojan más cuestiones que certezas.
Lo único indiscutible es que arrastraban una crisis profunda desde comienzos de año (ahora nos acabamos de enterar que Ambrossi había constituido una sociedad independiente de su pareja). Intentaron salvar su relación con la misma entrega con la que se han volcado en su trabajo, pero en vano. Hace meses que viven separados, y en las últimas horas la prensa ya ha vinculado a Ambrossi con «una nueva ilusión». Término tan manido como optimista, y quizá algo precipitado, teniendo en cuenta que lo único que ha trascendido es un paseo en actitud cariñosa con otro hombre. Una escena que, por otra parte, tampoco habría resultado extraña si ambos siguieran juntos.
Las felices noches de los Javis
En su entorno confirman a LA RAZÓN que mantenían una relación abierta «desde que se mudaron a Malasaña», un pacto que les permitía disfrutar de la libertad sin renunciar al compromiso. Una fórmula habitual entre parejas que buscan escapar de la monotonía sin caer en el engaño. Lo suyo no fue nunca una historia convencional. Supieron que el amor no siempre pasa por la exclusividad, y que lo importante no era quién protagonizaba sus fantasías, sino con quién compartían sus vidas.
Su éxito profesional ha ido siempre acompañado de un atractivo social innegable. Las fiestas de los Javis son casi leyenda en Madrid: de Rosalía a Pedro Almodóvar, pasando por Paco León o Aitana Ocaña, no eres nadie en la escena cultural si no has bailado bajo sus luces. Aquellas noches evocaban el espíritu de la capital más canalla, aquella de Ava Gardner, Lola Flores y Dominguín, donde la bohemia y el exceso convivían.

En ese ambiente hedonista, los Javis se dejaban llevar sin disimulo. Su relación abierta era un secreto a voces, aunque los límites de su libertad solo ellos los conocen. El círculo de actores en Madrid es pequeño, fagocitado y endogámico, un cóctel que convertía sus flirteos en el correveidile de los intérpretes: «Sé de muchos compañeros a los que tanto el uno como el otro se les han insinuado sin disimular. Incluso les escribían para quedar, pero no era algo raro porque sabíamos que tenían una relación muy libre», cuenta un conocido del mundillo. Aun así, la ruptura «no ha pillado por sorpresa a la industria», donde ya se intuía que la distancia entre ambos había crecido. En estos meses, se ha hecho evidente que nada les frenaba a la hora de culminar su velada: «Últimamente era muy descarado el nivel de ligoteo».
Los escarceos con otros nunca fueron un motivo de conflicto, sino parte del acuerdo. Lo que para muchos podría parecer una grieta, para ellos era simplemente otra forma de estar juntos. Si algo caracteriza a esta generación es la redefinición constante del amor: parejas abiertas, triejas, vínculos poliamorosos o simplemente conexiones que desafían etiquetas. La exclusividad emocional ya no es un dogma, y los Javis siempre han representado esa visión moderna, vanguardista y sin culpa del afecto y el querer.

Que Ambrossi o Calvo se estén viendo estos meses con otros hombres no indica, en su caso, el comienzo de una nueva relación sentimental, y seguramente ni siquiera se encuentran ante una incipiente «nueva ilusión». Lo que hace pocos años se traducía casi inequívocamente en un romance, hoy abarca significados más amplios; los gestos de afecto entre personas no siempre responden a esquemas tradicionales ni al comienzo de una historia que vaya más allá de la pasión. Sí, los Javis exploran, se divierten y se abren a otras compañías, con la salvedad de que también lo hacían cuando estaban en pareja. Porque su historia está llena de amor, pero también de varios amantes pasajeros.
El incierto futuro de su nidito –de 240 metros– de amor
Una de las principales incógnitas gira ahora en torno al destino de la espectacular casa que compartían en Madrid. Se trata de una vivienda que adquirieron en 2024 con tres plantas, jardín central con piscina y barbacoa, y un sótano que incluye discoteca privada, sala de cine y gimnasio. Las últimas informaciones publicadas apuntan a que ha sido Ambrossi el que ha abandonado el hogar para mudarse al centro de Madrid. Aunque se comprometieron en 2017, durante el estreno de la película «La llamada», lo cierto es que nunca llegaron a casarse, así que el destino de la vivienda –cuya propiedad se desconoce– que fue su nidito de amor se presenta un tanto incierto.