Ataque de Hamás

Israel evacua contra reloj a su población de la frontera con Gaza

En el kibutz que dirige Martín Zlatkind, los terroristas de Hamás han matado y secuestrado a unos 70 vecinos

FILE - Israeli police officers evacuate a family from a site hit by a rocket fired from the Gaza Strip, in Ashkelon, southern Israel, Saturday, Oct. 7, 2023. The rockets were fired as Hamas announced a new operation against Israel. (AP Photo/Tsafrir Abayov, File)
Familias israelíes abandonan los kibutz próximos a la frontera con Gaza.ASSOCIATED PRESSAgencia AP

«Acabamos de alojarnos cerca de Jerusalén tratando de ponernos a salvo. La situación es horrorosa», relata a LA RAZÓN el israelí Martin Zlatkind, vecino de uno de los kibutz arrasados el sábado junto a la frontera con Gaza. Como Martín y su familia son decenas de miles de personas las que, desde las zonas más próximas a la Franja, abandonan sus hogares, siguiendo las instrucciones de las autoridades israelíes, rumbo a distintos puntos del país dejando atrás familiares y amigos muertos, heridos o desaparecidos y viviendas destruidas.

Las autoridades israelíes anunciaron en la mañana del domingo la evacuación del total de la población de hasta 24 localidades en un plazo de un día. «Hay decenas de miles de combatientes en la zona. No podemos llegar hasta cada una de las comunidades y matar a cada terrorista en Israel», admitía ayer el portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari. El balance mortal de la ofensiva terrorista se eleva por encima de las 700 personas en Israel, y, sin duda, las ciudades y núcleos urbanos, como los kibutz, más próximos a la Franja fueron los que se llevaron la peor parte.

Aunque reside desde hace dos décadas en el kibutz Zikim, situado junto a la costa al sur de la ciudad de Ascalón y muy próximo a los límites septentrionales de Gaza, Martin Zlatkind, de origen uruguayo, relata a este medio la situación que se vivió en otra de estas colectividades agrícolas cercanas a la frontera, la de Nir Oz, que dirige y en la que unas 70 personas han muerto, están secuestradas o desaparecidas.

«Las familias siguen dentro del kibutz en un jardín de infancia, y sólo una vez identifiquen a las víctimas podrán ser trasladados hasta hoteles. Lo perdieron todo. Lo que no les quemaron se lo destrozaron o robaron. Ayer, como en ocasiones de emergencia como estas, los vecinos entraron con un margen de 15 segundos en los cuartos de seguridad para pasar seis o siete horas esperando mientras desde fuera los terroristas intentaban tirar la puerta abajo», explica.

Su esposa Dafna daba también cuenta a este medio de cómo después de la primera acción sorpresa de los terroristas en la mañana del sábado, tanto en la noche del aquel día como este domingo volvieron a producirse nuevas tentativas de ingreso –algunas de ellas por mar— en su kibutz, el de Zikim, por parte de miembros de Hamás que fueron abortadas por la seguridad de la localidad y los soldados del Ejército israelí. «Y mientras tanto, la amenaza constante de los misiles», explica.

Igualmente estremecedor es el relato de Ariel Shagerman, residente de origen argentino en el kibutz de Or Haner, a apenas 3,5 kilómetros de la frontera con Gaza. «Muy muy duro. Brutalidad, algo que no se puede creer: terrorismo». «Los terroristas iban casa por casa, abriendo puertas y matando a la gente. Además, quemaban casas, vehículos, tractores», relata, aún conmovido, a LA RAZÓN este israelí residente en Or Haner desde hace 21 años.

A juicio de Shagerman, que ha visto morir a «muchos amigos, conocidos, entre los cuales hay jóvenes, padres, madres, soldados y ancianos», los terroristas de Hamás han pretendido llevar a cabo «una masacre». Ayer relataba a este medio cómo «continúan las escaramuzas en muchos lugares porque [los terroristas] se escondieron».

En el otro extremo de la Franja, en el kibutz de Nir Yitzhak, algo más de tres kilómetros y medio de Gaza y también lindante con Egipto, Janet Cwaigenbaum explicaba a LA RAZÓN cómo esperaban órdenes de los militares israelíes para poder abandonar la localidad. «Algunos de nuestros vecinos han muerto y hay diez desaparecidos. Estamos muy tristes», confiesa.