Buenos Aires

Judíos argentinos sin esperanza

El periodista argentino Damian Pachter toma un avión con destino a Israel tras verse amenazado por revelar la muerte del fiscal Nisman
El periodista argentino Damian Pachter toma un avión con destino a Israel tras verse amenazado por revelar la muerte del fiscal Nismanlarazon

Tras el asesinato del fiscal Nisman, la comunidad hebrea del país austral teme que nunca se esclarezca la verdad sobre el atentado contra la mutua de 1994.

En el patio de la mutua judía de Buenos Aires, la AMIA, Ana Weinstein mira el monumento levantado en honor a los caídos aquel 18 de julio de 1994. Ese día el país se vio sacudido por el peor atentado de su historia, cuando la explosión de un coche bomba arrasó con la sede. AAnita, como la conocen, repasa la lista de fallecidos grabada en el monumento de piedra. Han pasado 21 años, pero las heridas siguen abiertas. No es fácil encontrar gente dispuesta a hablar. Con un saldo de 85 personas muertas y 300 heridas, se trata de la mayor barbarie vivida en Argentina. Mucho prefieren olvidar, pero los últimos acontecimientos han vuelto a traer recuerdos incomodos a los supervienes de la tragedia.

Se cumple una semana sin respuestas. El caso que tiene en vilo a Argentina continúa sin esclarecerse. La Justicia aún no pudo determinar si el fiscal Alberto Nisman fue asesinado o se quitó la vida. Faltaban horas para Nisman visitara el Congreso y expusiera los fundamentos de la gravísima denuncia que había realizado contra el Gobierno kirchnerista por la presunta elucubración de un plan de impunidad que apuntaba a desligar a Irán de la responsabilidad del atentado a la AMIA. La comunidad judía tenía sus esperanzas puestas en él. Ahora tendrán que volver a empezar. «El compromiso de una democracia en donde podamos vivir todos, esto me lleva a un pedido de Justicia, el reclamo continuo, cuidando la memoria. Hay momentos donde el reclamo adquiere una dimensión mayor. La muerte del fiscal nos pone ante la constatación de que la Justicia no está», afirma Anita.

De los más de cien supervivientes del atentado, solo siete continúan. El resto fue ahuyentado por la angustia de tener a los compañeros muertos y por los fantasmas del miedo a que todo vuelva a ocurrir. Pero la mutua judía volvió a resurgir de sus cenizas, se levantó sobre sus ruinas y ahora es diez veces más grande de lo que era. Es también un búnker infranqueable, con puertas de acero y unos bloques de cemento dispuestos frente a las puertas, para que ningún coche bomba pueda volver a estrellarse frente a sus muros.

Anita es la responsable del Centro de Documentación. «Decidimos crear vida donde hubo muerte. Lo llevo en la sangre. Mi padres sobrevivieron al Holocausto y yo al atentado», afirma. «El peor momento que guardo en mi cabeza es cuando salimos fuera y vimos la fachada principal del edificio derruida. En carne viva. Fue una sensación de destrucción total», añade, mientras lamenta la pérdida de su amiga Mirta.

Daniel Pomerantz, otro de los sobrevivientes, es el director ejecutivo de la AMIA. «Yo estaba en el segundo piso, a unos diez metros de mi oficina, conversando con otra persona. Hablaba con ella cuando explotó la bomba y el techo de mi oficina se desplomó. Todo se llenó de escombros. No rescaté nada».

Desde el atentado, las investigaciones acerca de los culpables y sus motivos han avanzado tanto como retrocedido. El 7 de noviembre de 2007, Interpol ratificó las conclusiones de la Justicia argentina, y ordenó la emisión de circulares rojas para capturar a Imad Fayez Mugniyah –supuesto autor intelectual– y cinco de los fugitivos iraníes, y llevarlos ante la Justicia. Desde entonces, el Gobierno ha pedio a Irán la extradición de sus ciudadanos acusados por el ataque para ser juzgados por un tribunal argentino o extranjero, pero Irán se ha negado a acatar el fallo. Los fiscales Alberto Nisman y Marcelo Martínez Burgos, formalmente acusaron a Teherán de planificar el atentado y a Hizbulá de ejecutarlo. Según la investigación de la Fiscalía.

Por sus pasillos se mueve el presidente de la Federación de Comunidades Judías de la Argentina, Ariel Cohen, vestido de traje y la kipá en su cabeza. Ariel nos muestra una foto del fiscal Nisman. «Nada será igual. Es verdad que otros jueces y fiscales retomaran la causa. Y que queda mucha documentación. Pero con la marcha de Nisman se fue mucha información».