Italia

La atomización política amenaza a Italia

El florecimiento de pequeños partidos políticos complica la gobernabilidad

Canela fina | Embridar a los partidos políticos
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En la sede del Ayuntamiento de Tarquinia, una ciudad del norte de la región del Lacio, dos amigos contemplan con cara de asombro los gigantescos folios donde se exhiben las distintas listas electorales que podrán elegirse en las elecciones del domingo y el lunes.

En la sede del Ayuntamiento de Tarquinia, una ciudad del norte de la región del Lacio, dos amigos contemplan con cara de asombro los gigantescos folios donde se exhiben las distintas listas electorales que podrán elegirse en las elecciones del domingo y el lunes. Los diferentes logotipos, con los nombres de sus candidatos debajo, se extienden durante metros, formando un colorido mural que da una idea de que el multipartidismo es una seña identitaria de la política italiana. «Lo más curioso es que la mayoría de ellos logrará un buen puñado de votos. No ocurre como en España, donde también se presentan muchos, pero al final sólo consiguen papeletas dos o tres formaciones», comenta Luca, buen conocedor de nuestro país.

Uno de los logotipos de las listas es un círculo rojo atravesado por una fecha blanca que apunta hacia arriba. Dentro tiene un texto que dice: «Fare per fermare il declino» (Hacer para parar el declive). Este partido es uno de los muchos que se estrenan en estos comicios. Está dirigido por Oscar Giannino, un periodista de ideología liberal que ha logrado un significativo éxito mediático desde la cadena Radio24, propiedad del diario «Il Sole 24 Ore». En su programa disparaba a todos por igual, a la izquierda con el Partido Democrático de Pierluigi Bersani, a la derecha con el Partido del Pueblo de la Libertad de Silvio Berlusconi y al Gobierno técnico de Mario Monti.

Cansado de que «Il Cavaliere» traicionase las promesas de liberalización económica en las que él mismo confió, Giannino decidió abandonar el periodismo y entrar en política en estas eleccciones. Las encuestas le vaticinaban un meritorio éxito, sobre todo en las regiones del norte del país: acapara una buena parte de los votos de los electores tradicionales de derechas, a quienes las continuas idas y venidas de Berlusconi han dejado huérfanos de candidato. Giannino es para «Il Cavaliere» una espina en el costado, pues le quita esos votos que precisa para ganar en Lombardía y hacerse así con el premio de mayoría en el Senado, lo que imposibilitaría el éxito total de Bersani, cuya victoria en la Cámara de los Diputados se da por cierta. El líder de «Fare» podría darle una alegría a Berlusconi, ya que está a punto de retirar su candidatura a los comicios.

Como le ocurrió recientemente a una ministra alemana, Giannino también parece haber decorado sus méritos académicos con creatividad. Según ha descubierto uno de sus compañeros de partido, el currículum del antiguo periodista muestra que cursó un máster en una universidad estadounidense en la que, en realidad, sólo recibió unas clases de inglés técnico económico. Giannino pidió ayer perdón a los eventuales electores de su formación y hoy podría presentar su renuncia. Explicó la polémica diciendo que alguien había escrito en Wikipedia por error que había cursado un máster y él, al no consultar nunca esta enciclopedia virtual, no había descubierto el error.

La previsible retirada de Giannino beneficia enormemente a Berlusconi, quien podría reducir así la distancia que le separa del Partido Democrático (PD) de Bersani. Éste también tiene a su propio «minipartido» en su área de influencia que le resta votos y hace más complicada su victoria el 25 de febrero. Se trata de la lista Revolución Civil, liderada por el ex fiscal adjunto de Palermo Antonio Ingroia. Algunas encuestas vaticinan que el siciliano Ingroia podría lograr el 4% de los votos necesarios para entrar en la Cámara de los Diputados. En el Senado, donde la cifra de corte es del 8%, tiene más difícil lograr representación, por lo que los votos de electores de izquierdas que obtenga perjudicarán a Bersani. La atomización del panorama político italiano permite una mayor representatividad ciudadana, pero complica las victorias por mayoría y obliga a realizar pactos a veces imposibles.

«Il Cavaliere», a quien estos últimos movimientos le benefician, sigue explotando electoralmente su promesa de eliminar el impuesto sobre la primera vivienda y devolver lo pagado por esta tasa en 2012. Estos días está mandando millones de cartas a las casas de todos los italianos en las que incluye un módulo para solicitar el reembolso de este gravamen. La oposición ha puesto el grito en el cielo. Ingroia ha solicitado incluso la intervención de la Justicia, pues considera que se trata de una auténtica compra de votos.

Todas la teles, en la órbita de Berlusconi

El panorama televisivo italiano es la pesadilla de cualquier amante de la libre competencia. Está dividido en dos bloques: los tres canales de la Rai, propiedad del Estado, y los tres de Mediaset, el conglomerado audiovisual controlado por Silvio Berlusconi. Fuera de este duopolio se queda sólo La7, un canal con audiencias y porcentajes de inversión publicitaria residuales. Pese a su carácter minoritario, se ha convertido en los últimos tiempos en una televisión respetada por sus programas informativos de calidad.

El camino en solitario de La7 puede tocar pronto a su fin, pues su propietario, Telecom Italia, ha comenzado las negociaciones para venderla a Urbano Cairo, un amigo de «Il Cavaliere» que trabajó en algunas de sus empresas y con quien, además, comparte la pasión por el fútbol, pues es el presidente del Torino, el segundo equipo de la capital piamontesa tras la Juventus.

El magnate celebró la posibilidad de que su amigo Cairo acabe comprando La7: «Por desgracia para mí, tiene una serie de transmisiones de carácter político, casi todas conducidas por personajes de izquierdas. Si al final se hace con ella Cairo, tengo una esperanza, puede ser que sea menos de izquierdas». Para Pierluigi Bersani, candidato del izquierdista Partido Democrático en las elecciones del próximo domingo y lunes, la posible llegada de La7 a la órbita «berlusconiana» supone un nuevo caso de «conflicto de intereses» y refuerza la posición mediática dominante de su contrincante político, «Il Cavaliere».

Los dos candidatos se enfangaron ayer en una guerra de declaraciones en la que Berlusconi llegó a decir que Bersani había hecho una «advertencia mafiosa» sugiriendo la posible intervención de la izquierda en este asunto si llega al Gobierno tras los comicios.