Cargando...
Política

Crisis en Egipto

La emblemática plaza Tahrir estalla de júbilo

Tras el anuncio del Ejército egipcio una explosión de júbilo inundó la plaza Tahrir larazon

Una explosión de júbilo inundó la plaza Tahrir tras el anuncio del Ejército egipcio del derrocamiento de Mohamed Mursi.

Dos años y medio después se repitió la misma imagen: una explosión de júbilo inundaba ayer la famosa plaza Tahrir después de que el Ejército anunciase que había tomado el poder. El ultimátum de 48 horas dado por los militares al Gobierno de Mursi expiraba ayer por la tarde, y cientos de miles de manifestantes esperaban ansiosos al comunicado de los militares. El ministro de Defensa, el general Abdul Fattah al Sisi, rodeado por las principales figuras de la oposición egipcia, líderes militares y religiosos anunció que «Mursi no estará más en el poder». Tras esto una oleada de aplausos invadió la emblemática plaza. «El pueblo y el Ejército están en el mismo bando», aseguraba un testigo en Tahrir. La confianza ciega en los militares es tal que la gente aplaudía al paso de los helicópteros que sobrevolaban el lugar. Tahrir volvía dos años y medio atrás: fuegos artificiales, lasers, banderas y gritos de alegría tras derrocar al Gobierno. «Llevábamos tanto tiempo esperando este momento que ahora que ha ocurrido es emocionante. A Egipto le espera un futuro mejor», dijo la joven Joyce Saman, de 23 años. En las cercanías del palacio presidencial de Itihadiya los opositores congregados coreaban lemas contra el Gobierno ya derrocado de los Hermanos Musulmanes y apoyaban la decisión de las Fuerzas Armadas egipcias.

El entusiasmo inundó las principales avenidas de El Cairo y las calles de la capital se llenaron de coches donde los conductores compartían la alegría con el resto de los cairotas tocando la bocina.

Los egipcios estamos diciéndole al mundo: «No tenemos miedo de nadie», indicó Hassan Amar, de 22 años, con su hija pequeña sobre sus hombros. «Hemos derrotado a Mursi, gracias a Dios». Los graffiitis y los posters por toda la ciudad compartían este sentimiento. Un cartel cerca de la plaza Tahrir rezaba: «Este es el final de la colonización de la Hermandad Musulmana». En otro, «Día 22 de la revolución», como si las protestas que comenzaron el domingo fueran una prolongación de los 18 días de manifestaciones (desde el 25 de enero de 2011) que derrocaron a Hosni Mubarak. «No tenía el carisma de un jefe de Estado. No creía en los ciudadanos. No trabajaba para el pueblo», dijo Amani, una mujer de 43 años.

Aunque todo era alegría, la Polícia advirtió de que «harían frente a todo tipo de violencia», según un comunicado del Ministerio del Interior egipcio. Y ayer los choques entre manifestanes y afines al régimen dejaron al menos cinco muertos. El entusiasmo de Tahrir contrastaba con la plaza de Rabea al Adauiya, en el barrio cairota de Ciudad Naser. Allí, los simpatizantes de Mursi deambulaban en silencio y dejaron de levantar las banderas. En los alrededores de la plaza se escucharon numerosos gritos de «ilegítimo» refiriéndose a la decisión de las Fuerzas Armadas de sustituir a Mohamed Mursi por el presidente del Tribunal Constitucional, Adly Mansour. Reuters.

Cargando...