Macron respira tras la absolución de su ministro de Justicia por abuso de poder

Emmanuel Macron tiene un problema interno menos. La Justicia ha absuelto este miércoles a su ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti, de un juicio por conflicto ilegal de intereses y abuso de poder que habría podido costarle el cargo y podría haber supuesto una grave crisis para el Gobierno francés. En un proceso muy mediático, a la altura de la propia figura de Dupond-Moretti, que forjó su popularidad durante años como abogado estrella de Francia asiduo a los platós de televisión, algo que más tarde quiso capitalizar Macron con su nombramiento al frente de la cartera de Justicia. Algo que fue percibido por una parte de la magistratura como una declaración de guerra por parte del mandatario galo. El juicio había generando un debate en la sociedad francesa sobre la ética y la imparcialidad en la función pública.

Básicamente a Dupond-Moretti se le acusaba de haberse beneficiado del cargo para ajustar cuentas con varios magistrados con los que había mantenido agrios contenciosos en sus tiempos de mediático abogado. Finalmente el Tribunal de Justicia de la República, órgano de justicia especial compuesto por jueces profesionales y parlamentarios habilitado para juzgar a ministros por infracciones cometidas en el ejercicio del cargo, declaró a Dupond-Moretti no culpable. Un tribunal criticado en ocasiones por redactar sentencias clementes con los acusados, como ya evocaban algunos miembros de la oposición de izquierdas al cierre de esta edición. La primera ministra, Élisabeth Borne, ha anunciado que el titular de Justicia seguirá ejerciendo sus funciones.

“Nunca tuve la intención de vengarme”, ha afirmado el titular de Justicia en una entrevista en France 2 tras conocerse su absolución. La Fiscalía pedía un año de prisión con libertad vigilada pero la sentencia acta que no está demostrado su ánimo de venganza contra dichos magistrados. La Fiscalía aún podría recurrir al Supremo.

El desenlace es una victoria para Macron porque mantuvo la confianza en él pese a las promesas anteriores de deshacerse de cualquier imputado en su Gobierno. Así lo afirmó en la campaña que lo llevó al Elíseo en 2017. El presidente desafió a quienes creían que era insostenible un ministro de Justicia en el banquillo. Si hubiera salido mal, este caso podría haberse transformado en una bomba contra el gobierno en manos de la oposición.

El primer caso por el que el titular de Justicia era juzgado implicaba al juez de instrucción Edouard Levrault. Levrault investigó varios casos sensibles, incluido uno de corrupción que involucraba al multimillonario ruso Dmitri Rybolovlev y a otras figuras influyentes en Mónaco. En 2019, Levrault no fue renovado en su puesto a solicitud del sucesor de Philippe Narmino, el entonces Ministro de Justicia de Mónaco. Narmino se quejó ante el Gobierno francés de que Levrault había sembrado sospechas sobre varias personas y había intentado investigar dentro del palacio principesco de Mónaco. El asunto se complicó cuando Eric Dupond-Moretti, quien era abogado de Rybolovlev y otros involucrados en la investigación, se convierte en ministro de Justicia en julio de 2020. Dupond-Moretti fue acusado de utilizar su influencia para obtener sanciones disciplinarias contra los magistrados que habían investigado a sus clientes y amigos.

Un segundo caso se relaciona con el Parquet National Financier, (PNF) una sección especializada en delitos económicos y financieros en París que estaba investigando las supuestas conexiones de financiamiento libio en la campaña presidencial de Nicolas Sarkozy. Dupond-Moretti, amigo cercano del abogado de Sarkozy, se vio involucrado en la investigación. Cuando se enteró de que sus contactos telefónicos habían sido examinados, presentó una queja en junio de 2020 por violación de la privacidad y abuso de autoridad. La situación se volvió compleja cuando Dupond-Moretti se convirtió en ministro, ya que se convertía en el superior jerárquico del propio órgano, del PNF.

Durante su época de abogado penalista estrella de Francia, Dupond-Moretti defendió a algunos de los hombres más poderosos del país. Entre ellos, nombres de reconocidos políticos, empresarios o deportistas, pero también a terroristas o líderes del crimen organizado. Siempre casos complejos y muy mediatizados, como el del futbolista Karim Benzema o el del bróker Jérôme Kerviel, en los que el propio Dupond-Moretti era un protagonista más. Un currículo extenso que se fue forjando no sin dejar enemigos por el camino.

Pese a la buena noticia para el gobierno, otro de sus miembros está en la cuerda floja. Se trata del titular de Trabajo, Olivier Dussopt, quien está siendo juzgado estos días en un caso de favoritismo en 2009, antes de ser ministro.