10 años en el poder

Maduro, un líder a la sombra de Chávez

El líder venezolano cumple diez años turbulentos en el poder alejado de su predecesor y con un acercamiento a Estados Unidos

AME565. CARACAS (VENEZUELA), 08/03/2023.- Varias personas caminan frente a un graffiti con la imagen del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, el 3 de marzo de 2023, en Caracas (Venezuela). El 8 de marzo de 2013 Nicolás Maduro juró asumir la Presidencia de Venezuela con "mano dura", una promesa que hoy, cuando cumple diez años en el cargo, sigue viva y se ha cumplido a rajatabla, especialmente cuando la crispación política y los múltiples enemigos de la revolución bolivariana amenazaron su continuidad en el poder. EFE/ Miguel Gutierrez
Varias personas caminan frente a un graffiti con la imagen del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en CaracasGutierrezAgencia EFE

Niccolás Maduro cumplió este miércoles una década firmando como presidente de Venezuela. El 8 de marzo de 2013, tres días después del anuncio oficial de la muerte de Hugo Chávez, el entonces vicepresidente asumió el cargo como presidente encargado formalmente, aunque venía encabezando la acción de gobierno desde 90 días atrás cuando el líder bolivariano viajó a Cuba para una nueva operación por el cáncer que nunca logró superar.

Entonces enfrentaba la pérdida del referente político, pero también el reto de ganar la elección presidencial que enfrentaría un mes más tarde. Lo hizo en un proceso lleno de abusos y desequilibrios, y por la mínima de 1,54%, frente a Henrique Capriles, el opositor que aspira enfrentarlo de nuevo en 2024. Fue la única vez que pudo lograr tener “legitimidad de origen”, pues en 2018 su reelección fue calificada como fraudulenta por la oposición y la comunidad internacional.

Durante esta década, Maduro ha pretendido mantener al expresidente como emblema de su revolución bolivariana. «La mejor manera de recordar al comandante Chávez no es llorando. Yo me dejé de eso hace tiempo. No es recordarlo como pasado, sino como presente, como compromiso de honestidad, de ética, siendo leal al pueblo», dijo el 2 de marzo pasado.

Pero en la manera de gobernar Maduro se ha distanciado de no pocos principios del “socialismo bolivariano”.

Por ejemplo, Chávez mandó “al carajo” a los “Yanquis” en 2008, pero Maduro ahora da la bienvenida a enviados de la Casa Blanca e insiste en que Joe Biden le brinde reconocimient internacional.

El acercamiento entre Caracas y Washington ha tenido varios resultados. Por ejemplo, la liberación de Efraín Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, sobrinos de la primera dama Cilia Flores condenados por narcotráfico a 18 años de prisión en una cárcel federal, para ser intercambiados por siete ciudadanos estadounidenses, entre ellos cinco directivos de la empresa Citgo, filial de Pdvsa que estaban presos en Venezuela.

Además, por primera vez desde los años 40 del siglo XX una petrolera americana se lleva el crudo venezolano sin pagar impuestos, a pesar de que Chávez bramaba en 2005 que “no puede ser que una empresa venga a sacar petróleo y no pague”.

En enero de este 2023, la estadounidense Chevron reanudó sus envíos de crudo y derivados a Estados Unidos, luego de que el Departamento de Tesoro aprobara una licencia en el que le autorizó ampliar sus operaciones en territorio venezolano. Entre las condiciones de la licencia se estableció que Chevron no puede pagar regalías e impuestos al fisco venezolano. Maduro lo aceptó pese a que la Constitución nacional exige que las empresas extranjeras deben cumplir compromisos tributarios.

Pero quizá lo más emblemático de esa “traición” –como lo califica el Partido Comunista Venezolano, entre otros- es la libre circulación del dólar estadounidense en el país.

En 2010 Hugo Chávez promulgó una reforma de ley para lo que consideraba la “podredumbre capitalista” del mercado paralelo del dólar. Proscribió esa moneda. Pero desde 2019, Maduro le ha abierto los brazos al billete verde. Primero, derogando aquella ley y, luego, agradeciendo a Dios que la dolarización llegó al país. El 46% de todas las transacciones en el país se hace con dólares, llegando a 62% antes de que el régimen decretara un impuesto por usarlo.

Lo mismo ha pasado con las expropiaciones, política clave de Hugo Chávez en sus años de bonanza petrolera. EL gremio de industriales, Conindustria, calcula que entre 2002 y 2012 hubo 1.168 empresas estatizadas, sin contar construcciones a medio terminar como la del Centro Comercial Sambil que en 2008 quedó frío.

“Me tendrán que sacar de Miraflores para que haya un Sambil en La Candelaria. Eso es un crimen”, decía el expresidente. En 2022 la estructura, que nunca fue desarrollada como un centro cívico como mandó el “comandante”, volvió a sus dueños originales, y ahora opera como centro comercial.

Es una de las devoluciones que el gobierno ha aprobado, que también incluye tierras, centros agroindustriales y otros comercios.

También han regresado los casinos, aprobados por Maduro en 2021, a pesar de que Chávez los había prohibido en 2011 por considerarlos sitios de “perdición” que enriquecía a “los burgueses”.

Entretanto, las políticas sociales han quedado reducidas. La “Misión Barrio Adentro” que prometía salud gratuita para el pueblo, desde 2003, ahora tiene un 92% de ambulatorios cerrados, falta de médicos y pronunciado desabastecimiento.

La Misión de Alimentación Mercal ya no opera tampoco “grandes abastos” –que ahora manejan privados- sino que distribuye comida a través de cajas que van a algunas comunidades.

Todas las acciones del gobierno de Maduro han generado conflictos con sus viejos aliados. El Partido Comunista lo denuncia como reaccionario, quienes acompañaron a Chávez como Rafael Ramírez y Miguel Rodríguez Torres, entre otros, terminaron presos, perseguidos o desterrados.

“El chavismo degradó a un movimiento autoritario, con rasgos hegemónicos y muy clientelar, que reduce el papel del pueblo casi a la servidumbre, que es absolutamente intolerante a la disidencia y a la crítica, que se convirtió en lo que denunció y peor”, dice Sergio Sánchez, un exaliado de Maduro que ahora integra el Movimiento por la Democracia.

Durante los 10 años de Maduro en el poder, la economía venezolana se ha reducido en 80%, los presos políticos han aumentado hasta superar los 300 entre civiles y militares, se vivió una hiperinflación de tres años y hay más de siete millones de venezolanos migrantes y refugiados.