Elecciones en Francia

Valls: «La izquierda puede morir si somos pulverizados en la primera vuelta»

Entrevista al ex primer ministro y candidato a las primarias de la izquierda francesa

Ex primer ministro y candidato a las primarias de la izquierda francesa, Manuel Valls
Ex primer ministro y candidato a las primarias de la izquierda francesa, Manuel Vallslarazon

Afirma que Francia no necesita un «electroshock» conservador y liberal, pero reconoce que el socialismo debe reconciliarse con los franceses

Su candidatura para las primarias de la izquierda era un secreto a voces, pero hasta que François Hollande no decidió desmarcarse de la carrera presidencial no dio el paso. Ahora, el ya ex primer ministro Manuel Valls tendrá que lidiar con sus hasta ahora ocho adversarios oficiales en lo que promete convertirse en una guerra civil de la izquierda francesa, que se encuentra más dividida que nunca. Con Arnaud Montebourg como representante del ala más izquierdista y otros dos «outsiders», Jean-Luc Mélenchon y Emmanuel Macron, la batalla no se prevé sencilla y sigue alimentando el ascenso de la ultraderecha de Marine Le Pen.

–¿Considera que las primarias de la izquierda servirán para reforzarla o para aumentar las divisiones internas?

–Tras el éxito de las primarias de 2011, después de las primarias de la derecha y el centro, ¿cómo íbamos a prescindir de las nuestras? ¡Es impensable! Hemos tomado una decisión y ahora hay que respetarla. Lo que yo les pregunto a la izquierda y a los franceses apegados a su modelo social es si desean el despido de 500.000 funcionarios, la jubilación a los 70 años, el no reembolso de los medicamentos, el desprecio a los sindicatos... Francia no necesita un «electroshock» conservador y liberal. Lo que necesita es una buena alianza entre la autoridad republicana y la justicia social, y esto sólo puede ofrecerlo la izquierda.

–¿Pero no se arriesgan a perder más fuerza entre el electorado?

–No, si somos capaces colectivamente de crear dinamismo, de ofrecer una esencia y una visión. Es el único modo de crear entusiasmo, de volver a provocar orgullo y esperanza. Confío en Jean-Christophe Cambadélis [primer secretario del Partido Socialista] y en nuestra formación política para organizar el proceso y apelo a los millones de electores de izquierdas para que participen.

–¿Está preparado para tender la mano a Emmanuel Macron para que participe en sus primarias?

–[Sonríe]. Sí, por supuesto. Las primarias son modernas, ¡así que Macron debería inscribirse en ellas! Estoy convencido de que aquellos que han participado en el Gobierno de Francia desde 2012, incluso antes de esa fecha, con Lionel Jospin, conforman el espectro de la izquierda reformista. Ya he dicho que lo que nos separa a Benoît Hamon, Arnaud Montebourg, Emmanuel Macron y a mí es menos importante que lo que nos une. Repito: podemos ser pulverizados en la primera vuelta. Y aquellos que piensan que habrá un sobresalto en las legislativas, que, como en el pasado, podríamos regresar a un ciclo de oposición –con victorias en las elecciones locales, para volver a ganar en 2022–, se equivocan. La izquierda puede morir... Las primarias están ahí para zanjar el asunto y permitirnos ganar.

–¿Y apela usted también a Jean-Luc Mélenchon?

–Mi mano está tendida primero a todos los electores de izquierdas y, después, a todos los responsables de la izquierda. Soy realista, conozco ya la respuesta de algunos. Pero lo que está en juego es grande, estamos hablando de Francia. La izquierda debe reconciliarse consigo misma para poder reconciliarse con los franceses.

–¿En qué punto se encuentra su relación con Hollande?

–Tengo una relación de respeto, amistad y lealtad con el presidente. Pero la lealtad no excluye la franqueza. Es necesario decir que el contexto ha cambiado. La aparición del libro de confidencias «Un presidente no debería decir eso» ha creado un gran desasosiego en la izquierda. Como el jefe de la mayoría, mi responsabilidad es, por tanto, tener en cuenta este clima. Frente a la angustia, la duda, la decepción, la idea de que la izquierda no tiene ninguna posibilidad, quiero acabar con esta dinámica que nos conduce a la derrota. No olvido que el presidente fue elegido por los franceses en 2012. Pero toda candidatura debe tener un nexo de unión con los franceses, con la izquierda, con nuestra familia política. Toda decisión que no tenga en cuenta estas tres dimensiones parece coja o frágil. En lo que me concierne, integro permanentemente estos tres elementos.

–¿Presionó a Hollande para que no se presentara como candidato a las presidenciales?

–Éste es un momento serio e histórico. Cada uno debe ser consciente de eso. Meto presión sobre cada uno de nosotros.

–Pero usted sabía que tenía ganas de presentarse...

–La cuestión no radica sólo en las ganas, sino más bien en la responsabilidad histórica que debe tener en cuenta el interés de Francia y de la izquierda.

–¿Le dio su opinión al respecto?

–Nuestras conversaciones han versado en primer lugar sobre lo que vamos a hacer para luchar contra el desempleo, para el futuro de Europa... Y no olviden que Francia sigue haciéndole frente a la amenaza terrorista. Se han desbaratado importantes atentados. Con respecto al resto de temas, como es habitual, le ofrezco mis análisis con total franqueza.

–¿Si Hollande hubiera sido candidato, habría hecho campaña por él?

–La cuestión ahora no es ésa. Una verdad: siempre he peleado por el progreso, la justicia social, la educación y la autoridad republicana. Continuaré haciéndolo.

–¿Qué conclusión saca de los resultados de las elecciones primarias de la derecha?

–Han demostrado que nuestros compatriotas tienen una fuerte voluntad de participación. Quieren que su voz sea escuchada, desean elegir a sus representantes. También es una muestra de su rechazo a los modelos que les vendíamos hasta ahora o que se les imponía de antemano.

–¿Cómo explica el éxito de François Fillon?

–Su elección se explica porque Fillon transmite una imagen de dignidad y de sangre fría. Es todo lo opuesto a Nicolas Sarkozy. Fillon supone un adversario muy serio para la izquierda, que ahora tiene la obligación de denunciar públicamente su programa ultraliberal y conservador. Fillon propone unas medidas muy duras con las rentas bajas y otras muy generosas para los ricos. Es un programa brutal, restrictivo y que no intenta unir a los franceses.

–¿Por qué la derecha ha elegido el programa más radical?

–Lo que han hecho ha sido rechazar a Sarkozy, así como penalizar las ambigüedades ideológicas de Juppé. Por su parte, Fillon propone un programa poco actual, digno de los años 80, que no deja margen para la inflexión ni para ninguna recomposición política. Unirá a la derecha y solamente a la derecha, cuando lo que se necesita hoy en día, frente a los desafíos que se presentan ante nosotros –con el ascenso del populismo y la amenaza terrorista–, es unir a todos los franceses en torno a los valores de la República.

–¿Alain Juppé habría sido un adversario más cómodo para la izquierda?

–¡Salgamos de estas consideraciones! Sé que algunos esperaban la designación de Sarkozy como candidato de la derecha, pensando que su personalidad y sus exageraciones suscitarían un rechazo automático de la izquierda. Otros creían que Juppé tendría dificultades para mantener las distancias en una campaña electoral. Por último, están aquellos que opinan que Fillon será un mejor adversario. Está claro que Fillon es un rival muy serio para la izquierda. Pero, insisto, nos encontramos en un escenario político nuevo marcado por el tripartidismo: la derecha, la extrema derecha y una izquierda fracturada. La derecha y la izquierda se enfrentan a una extrema derecha que está muy fuerte, y las estrategias de ambos partidos van en la dirección de pasar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales contra el Frente Nacional para poder ganarle. Sin embargo, nadie dice que Marine Le Pen no sea capaz de ganar una segunda vuelta. Yo no quiero enfrentarme a ese escenario. Si no marginamos a la extrema derecha en la primera vuelta, eso será un gran «Big Bang» político, con grandes consecuencias para Francia.

–¿Cómo interpretaría la izquierda ese resultado?

–Una vez elegido el candidato de la derecha, la cuestión es saber cuál será la fuerza política principal que se enfrentará a ella. En eso se pondrá el foco muy rápidamente. Me niego a pensar que será la extrema derecha, porque ¿podrá defender a las clases populares, a los jubilados, a los funcionarios? ¡No! Les pido a todos los progresistas, a la izquierda reformista y a toda la izquierda que se reponga. Es por eso que nuestras primarias no pueden reducirse a pequeños cálculos del partido. Deben dar un impulso, una esperanza. Hay que prepararse para el cara a cara. Yo estoy listo.