
Defensa
Matar moscas a cañonazos, eso es lo que hizo el Pentágono al detener a los drones iraníes
Sin misiles en el aire, pilotos estadounidenses recurrieron a una táctica desesperada y fallida: intentar derribar drones iraníes con bombas guiadas, una arriesgada maniobra que expone los límites de su arsenal

La guerra moderna plantea dilemas que van más allá del campo de batalla, llegando a ser un auténtico rompecabezas económico. ¿Qué sentido tiene emplear un misil de más de un millón de dólares para derribar un dron que apenas cuesta unos miles? Esta pregunta resume la nueva realidad del combate aéreo, un escenario donde la superioridad tecnológica se enfrenta a la lógica aplastante de los costes. Fue precisamente esta asimetría la que llevó a los pilotos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos a una situación límite sobre los cielos de Oriente Próximo el pasado 13 de abril.
De hecho, durante la masiva ofensiva iraní con drones contra Israel, varios cazas F-15E estadounidenses se encontraron en una posición comprometida. Tras agotar su arsenal de misiles aire-aire en la defensa del espacio aéreo israelí, la amenaza de los drones kamikaze persistía. Con el cargador de misiles vacío, pero con la misión de interceptación todavía en marcha, la tripulación se vio forzada a improvisar una solución radical para continuar protegiendo el terreno. Esta situación demuestra que la tecnología de estos aparatos avanza sin descanso, como se observa en el hecho de que los mortales drones rusos ahora vienen equipados con capacidades aún más temibles.
Asimismo, la alternativa que encontraron fue tan audaz como peligrosa: emplear bombas guiadas por láser, diseñadas para destruir objetivos en tierra, como si fueran proyectiles antiaéreos. Se trata de una táctica sin precedentes documentados, una maniobra desesperada para seguir neutralizando las aeronaves no tripuladas que se dirigían a su objetivo. Según informa el medio The War Zone, los pilotos llegaron a intentar esta técnica hasta en tres ocasiones distintas.
Una improvisación fallida con lecciones para el futuro
No obstante, el resultado de esta arriesgada iniciativa fue un rotundo fracaso. Ninguno de los tres intentos con las bombas LJDAM logró destruir su objetivo. En uno de los casos, la detonación se produjo muy cerca del dron, pero la onda expansiva resultó insuficiente. Antes de recurrir a las bombas, los aviadores también habían intentado abatir una de las aeronaves con el cañón de 20 milímetros del caza, un esfuerzo que tampoco tuvo éxito, dejando claro que las tácticas convencionales se quedaban cortas ante la magnitud del ataque. Este desafío para encontrar soluciones efectivas es una constante en la guerra moderna, donde incluso Rusia ha desarrollado un sistema para combatir drones que fue copiado de Ucrania.
Por ello, y ante el evidente peligro que suponía, el alto mando suspendió la táctica de inmediato. El riesgo de que una bomba de cientos de kilogramos errase el blanco y cayera sobre una zona poblada era sencillamente inasumible, con el potencial de causar víctimas civiles o una escalada del conflicto. Como respuesta directa a este incidente, la Fuerza Aérea ha optado por integrar cohetes guiados por láser en sus F-15E. Este sistema, conocido como APKWS II, ofrece una solución mucho más segura, precisa y, sobre todo, económica para hacer frente a la creciente amenaza de los enjambres de drones en los conflictos del futuro.
✕
Accede a tu cuenta para comentar