Política

Cuba

«No hay argumentos que justifiquen la represión»

«No hay argumentos que justifiquen la represión»
«No hay argumentos que justifiquen la represión»larazon

Los venezolanos no sabemos dónde va nuestro dinero ni a qué se destinan nuestros recursos. Este hecho es una vergüenza si recordamos cuál es nuestra situación económica y social, con madres esperando en colas interminables para hacer la compra, con una inflación de las más altas del mundo y con una pobreza y violencia sin fin. Pero el régimen sigue gastando cantidades ingentes de dinero para comprar alianzas y voceros. Sirvan como ejemplo los 12.000 millones anuales que regala a Cuba. Pues esto es lo mismo. Y aquí ni los hospitales funcionan.

Ahora bien, es verdad que hay gente que por razones ideológicas interviene o hace propaganda del régimen; sin embargo, muchas de las simpatías que se ven en el exterior son compradas... En cualquier caso, después de estos meses de represión, corroborados por el informe de Human Rights Watch, donde se notifican incluso torturas, no puede haber argumentos ideológicos o democracias que avalen la represión. El silencio forma parte también de la complicidad.

Sólo déjenme decirle algo. Les necesitamos a los españoles. Pero porque ustedes deberían ser nuestros ojos. Cuando baja la atención internacional sube la represión en Venezuela. Los venezolanos estamos decididos a transitar la democracia y en esta lucha, países como España, al que tanto nos une, es especial. Y aquí, a mí se me ha impedido salir del país. Técnicamente soy diputada, pero en la práctica sufro una represión brutal. Sirva como ejemplo que yo me enteré de mi situación legal en el programa del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, lo cual significa que el presidente de la Asamblea tiene acceso a mi causa, lo cual es ilegal.

Hay que llamar a las cosas por su nombre. Cómo si no se puede catalogar a un régimen que controla la Justicia, donde la Asamblea está dominada por un capitán que saca a patadas a los diputados y en el que las protestas son reprimidas con violencia y cárcel. Un Gobierno que carga contra sus jóvenes, y donde los medios de comunicación están censurados, e incluso donde los humoristas son sacados de antena cuando lanzan críticas.

El brutal incremento del costo de la vida, la humillante odisea para conseguir comida y medicinas, y la violencia física y verbal, tienen un origen político y deben enfrentarse políticamente. ¿No politizar el crimen? El asunto es que para el régimen la violencia impune es política de Estado.

Este drama no se resuelve colaborando con el régimen o compartiendo su responsabilidad, no señor; sólo enfrentando este modelo y recuperando nuestra vida democrática.

Queremos paz, orden y seguridad. Anhelamos la convivencia ciudadana. Pero no podemos sacrificar la libertad a «la paz» de los totalitarios. Reconocer esta realidad frente a un régimen despótico, implica asumir que la conquista perdurable de la libertad tiene un precio, y es alto. Nuestra generación está dispuesta a pagarlo.