Alianza Atlántica
"La OTAN debería haber mostrado más liderazgo, más coraje y más compasión" respecto a Ucrania
Sensación agridulce en Lituania, el país anfitrión de la cumbre de la OTAN aliada de este verano
La cumbre de la OTAN celebrada en la capital lituana el 11 y 12 de julio, ha dejado un sabor agridulce a algunos de los miembros de la Alianza, así como a Ucrania. Había muchas expectativas en qué podía ofrecer la organización militar a Kyiv, pero finalmente no se ha producido la invitación formal ni mucho menos una hoja de ruta hacia la adhesión.
Tras la satisfacción y felicitaciones por el levantamiento del veto turco a Suecia para convertirse en el socio 32, llegaban a los pabellones de esta cumbre las divisiones entre aliados. Cuando el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se enteró de que no iba a haber mención alguna a la adhesión, se enfadó tanto que estuvo a punto de no acudir a la cumbre de Vilna. Sin embargo, Zelenski no quiso hacer un feo al país anfitrión. Todo en Lituania era una declaración de apoyo incondicional y respeto a los ucranianos. Más de 30.000 banderas azules y amarillas decoraban los balcones y ventanas de los vilneses. Incluso en los edificios oficiales de la capital, en el transporte público y un sinfín de carteles y anuncios, insistían en la necesidad de que Kyiv formara parte de la OTAN. Por no hablar del enorme “Putin, La Haya te está esperando” que corona el ayuntamiento de Vilna ubicado frente a la Embajada rusa.
A pesar de las intensas negociaciones, Zelenski averiguó que en el comunicado oficial la frase iba a ser muy ambigua y sin la palabra “seguridad” ligada a condiciones. Cuentan que los británicos y los estadounidenses eran los más reacios, por lo que el comunicado final fue: “Estaremos en condiciones de cursar una invitación a Ucrania para que se una a la Alianza cuando los aliados estén de acuerdo y se cumplan las condiciones». Finalmente, el líder ucraniano viajó hasta aquí, aunque durante las primeras horas se le notaba su decepción con los aliados.
Linas Linkevicius, exministro de Exteriores de Lituania, explica a LA RAZÓN que “las decisiones que se aplican al flanco oriental de la OTAN y a nuestra región han sido un éxito”. Sin embargo, en cuanto a Ucrania, "creo que la Alianza podría haber mostrado “más liderazgo, más coraje y más compasión”. Linkevicius asevera que no solo Ucrania, también Lituania y nuestros aliados “esperaban mucho más”.
El exministro participó en la cumbre de Bucarest de 2008 y tiene con qué comparar. “En aquel momento, se les prometió la adhesión sin ninguna especificidad, ninguna condición. Ahora tenemos la repetición básicamente de la misma promesa”. Aunque como destaca, se han añadido unas “condiciones” que ninguna delegación sabe bien especificar. Para el exministro, el gran logro es la simplificación del Plan de Acción de Adhesión (MAP).
“Han pasado más de 500 días de invasión. La Alianza dice que no puede suministrar armas porque no las tienen. Los países lo están haciendo bilateralmente, por lo que muchos esperábamos una decisión más política”, manifiesta Linkevicius.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, insistió durante su visita oficial a Finlandia, en que Ucrania entrará en la OTAN, pero no ahora, pues nadie desea una Tercera Guerra Mundial. Sin embargo, esto le resulta un argumento muy familiar a Linkevicius. "No estamos aprendiendo lecciones. Durante la cumbre de 2008, recuerdo que hubo una gran tensión. Los propios jefes de Estado -no ministros o diplomáticos- trataron de redactar el texto ellos mismos”. Así que, de repente hubo una pausa y la canciller alemana Angela Merkel se marchó con el presidente de EE UU, George W. Bush.
“Estuvieron de acuerdo en esta frase -que Ucrania y Georgia serán miembros de la OTAN, y punto-. Así que ese fue el compromiso. No dar un plan de acción de adhesión a estos dos países, pues no querían provocar a Rusia y temían que Moscú fuera más agresiva”, recuerda el antiguo jefe de la diplomacia lituana.
“Ese mismo verano comenzó una guerra en Georgia y Rusia aún controla el 20% del territorio del país desde entonces”. También "ha iniciado una guerra a gran escala contra Ucrania".
Linkevicius lamenta que incluso ahora que “Rusia ha cruzado todas las líneas rojas trazadas por Occidente, por ellos mismos, básicamente socavando los principios básicos, las reglas y ¿no pueden ser provocados?. Mientras, el Ejército del Kremlin ataca civiles todos los días, destruye edificios, devasta al país... Pero todavía hay quien hace un llamamiento a ser cuidadosos” respecto a Rusia.
El presidente Zelenski y los ucranianos saben que no pueden entrar en la OTAN hasta que termine el conflicto, “pero les gustaría ver algún tipo de perspectiva. Su gente muere y sufre a diario, ellos pelean por los valores occidentales” y como recalca Linkevicius, “su victoria no significa que entren en Moscú, solo quieren recuperar su territorio”.
Con todo, el exministro es optimista “hay que continuar trabajando. Tienen que seguir luchando, en el campo de batalla, por su libertad y la victoria, y en el plano político. Aquí, la victoria será que Ucrania forme parte de la Alianza”.
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