Elecciones en el Reino Unido
Sunak evita el bochorno en elecciones parciales, pero todo augura cambio de ciclo
Todo apunta a que los ‘tories’ no retendrán ninguno de los tres escaños tras las elecciones parciales en tres distritos de Inglaterra
El premier Rishi Sunak logró ayer evitar el bochorno de cosechar los peores resultados para cualquier partido político gobernante desde 1968. Inglaterra celebraba elecciones parciales en tres distritos y, pese a que todas las encuestas auguraban que los tories no serían capaces de retener ninguno de los tres asientos, finalmente lograron vencer en la circunscripción londinense de Uxbridge y South Ruislip, que era precisamente la que representaba el excéntrico Boris Johnson hasta el mes pasado.
Con todo, los dramáticos cambios de voto contra el partido de Sunak en los otros distritos en juego -Selby y Ainsty, que fue a parar a los laboristas, y Somerton y Frome, ganado por los liberal demócratas- muestran que el estado de ánimo nacional se ha vuelto en su contra y es posible que no regrese a tiempo para las elecciones generales del próximo año. Todos los sondeos pronostican que los conservadores no serán capaces de mantener el poder que ostentan desde 2010.
Johnson -que ya se vio obligado a dimitir el verano pasado como primer ministro tras el escándalo del Partygate- renunció también como diputado en junio horas antes de que un comité de Westminster que investigaba su conducta durante las fiestas ilegales celebradas durante la pandemia recomendara su expulsión de la Cámara de los Comunes por mentir deliberadamente al Parlamento cuando dijo en repetidas ocasiones que no se habían violado las reglas del confinamiento.
Hasta el último momento, los sondeos vaticinaban una victoria en este distrito para la oposición laborista. Sin embargo, los conservadores lograron retener el escaño con una campaña centrada casi exclusivamente contra los planes del alcalde laborista de la capital británica, Sadiq Khan, de extender las restricciones a los vehículos altamente contaminantes a los distritos exteriores de Londres.
“Westminster ha estado actuando como si las próximas elecciones generales estuvieran ya decididas. El Partido Laborista ha estado actuando como si todo estuviera ya dicho. Pero la gente de Uxbridge acaba de decirles a todos que no es así”, recalcó ayer el primer ministro en un intento de insuflar algo de optimismo a sus filas.
En cualquier caso, John Curtice, profesor de política en la Universidad de Strathclyde y considerado el gran gurú en el Reino Unido de las encuestas en intención de voto, aseguró ayer a la BBC que “la marea todavía está muy lejos para los conservadores y todavía tienen un largo camino por recorrer antes de que parezca que podrían tener alguna oportunidad de retener el poder”.
Siempre es complejo extrapolar los resultados de unas parciales a nivel nacional. Con todo, los expertos recalcaron ayer que los laboristas ganaron en Selby tras una oscilación de voto de casi 24 puntos porcentuales por lo que, si tal resultado se repitiera en las generales previstas para el próximo año, conduciría a una victoria aplastante como la cosechada por Tony Blair en 1997.
“La gente ha hablado y está deseosa de un cambio”, recalcó el líder laborista Keir Starmer quien no dudó en acercarse a la circunscripción localizada en el norte de Inglaterra para felicitar al vencedor, Johnny Mercer, un licenciado en Oxford que a sus 25 años se convierte en el diputado más joven de Westminster.
El equipo del primer ministro, que se mudó al Número 10 tras las primarias de octubre, insiste en que aún puede cambiar las cosas centrándose en sus “cinco prioridades”: reducir la inflación a la mitad, hacer crecer la economía, reducir la deuda del gobierno, reducir las listas de espera del Sistema Nacional de Salud pública y detener los la inmigración ilegal a través del Canal de la Mancha.
Pero lo cierto es que, tras trece años en Downing Street, el Partido Conservador muestra claros signos de agotamiento. El propio electorado tory considera que ha perdido el control sobre cuestiones claves como la inmigración. Sunak aprobó esta semana su polémica ley para expulsar a todas aquellas personas que lleguen al Reino Unido por rutas irregulares. Asimismo, el Gobierno mandará a los solicitantes de asilo a un gran buque de tres pisos con 222 camarotes que llegaba el pasado martes al puerto de Dorset entre grandes protestas.
El Ejecutivo la describe como “alojamiento básico y funcional” y asegura será más barato que los hoteles que se utilizan ahora para albergar a los alrededor de 51,000 solicitantes de asilo con un coste al contribuyente de alrededor de 6 millones de libras por día. Pero las ONGs e incluso diputados de sus propias filas, como el tory Richard Drax, aseguran que es “una prisión flotante”.
Por otra parte, está la cuestión económica. La inflación, aunque ha bajado, sigue rozando el 8%. El elevado coste de vida ha llevado a varios trabajadores del sector público a huelga reclamando mejoras salariales, entre ellos, los médicos que esta semana protagonizaron un paro histórico agravando aún más la crisis del Sistema Nacional de Salud Pública.
Asimismo, la deuda neta acumulada del Gobierno se situó a finales de junio en 2,59 billones de libras (3,01 billones de euros), un 100,8 % del producto interior bruto del país, con lo que se mantiene en niveles no vistos desde comienzos de los años 60, según la cifras difundidas ayer por la Oficina Nacional de Estadísticas.
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