Armas nucleares

Rusia abre la puerta a aumentar su arsenal de ojivas nucleares tras el anuncio de Putin

El jefe del Kremlin denuncia la obsesión de EE UU por acabar con Rusia, suspende su participación en el tratado nuclear New START con Washington y culpa a Occidente de empezar la guerra

Pasaban cinco minutos de las doce del mediodía cuando Vladimir Putin, presidente de Rusia, hacía su aparición ante los congregados en el patio de invitados del Kremlin. Como si de una estrella de rock se tratase, el líder ruso hacía uso de esos minutos de cortesía destinados a los importantes.

Cinco minutos o cinco horas, poco hubiese importado, los fieles que allí esperaban se lo habrían perdonado. La ocasión bien lo merecía. Entre los invitados al acto se encontraban diputados de la Duma, senadores, representantes de las religiones del país, militares y gente de la cultura y el deporte ruso. Las principales cadenas de televisión del país emitían en directo.

El último discurso del presidente ante la Asamblea Federal de Rusia había tenido lugar un par de años antes. Muchas cosas han pasado desde entonces. Enfangados en una guerra contra un país considerado "hermano" hasta el año pasado y blanco de innumerables sanciones internacionales, los rusos llevan doce meses de introversión y acusaciones a Estados Unidos y Europa con quienes han cortado muchos de los lazos que les unían.

Precisamente fue Occidente quién ocupó todo el protagonismo del discurso de casi dos horas del presidente Putin. El líder ruso comenzó su intervención culpando a Europa, y sobre todo a Estados Unidos, de la situación de crisis que atraviesa el planeta, derivada de una obsesión de Washington por atacar al país más grande del mundo con todos los medios posibles para conseguir su desaparición. Reiteró que la OTAN se ha ido expandiendo por Europa hasta llegar a las puertas de Rusia, desplegando una alarmante cantidad de misiles apuntando hacia su país.

Putin quiso recordar que actualmente Estados Unidos cuenta con cientos de bases militares cuyo único objetivo es tener controlada a Rusia. El principal tema de su arenga fue, cómo no, la guerra en Ucrania, país al que ha calificado como “polígono de tiro” para la OTAN y el lugar elegido para una confrontación total con Rusia, recalcando que su país no lucha contra la gente de Ucrania, ya que ellos son víctimas y rehenes de sus líderes, que se han empeñado durante los últimos años en robar todos los recursos del país institucionalizando un sistema corrupto en el que nadie ha tenido en cuenta a los ciudadanos.

Según el mandatario ruso, los “neonazis” se han hecho con Ucrania y el papel de Rusia no es otro que el de acabar con ellos como hicieran durante la Segunda Guerra Mundial. “Neonazi” ha sido, sin duda, la palabra más repetida por Putin, que ha dedicado una buena parte de su discurso a agradecer a los militares y voluntarios rusos su presencia en el Donbás, decretando una serie de medidas económicas que reconozcan y compensen a los caídos y a sus familias. También se ha lamentado de que nadie en Occidente se haya tomado en serio el conflicto en el este de Ucrania desde que se iniciase en 2014, tras “un golpe de estado” a un gobierno legítimo (el del entonces presidente Viktor Yanukovich), proponiendo soluciones carentes de seriedad para perder el tiempo.

Hacíamos todo lo posible para resolver el problema de manera pacífica, llevando a cabo negociaciones para una salida que terminase con el conflicto, pero a nuestras espaldas estaban preparando un escenario muy distinto”, ha confesado Putin, justificando la decisión tomada por el Kremlin que llevó a atacar Ucrania hace ahora un año. Volvió a repetir que la gente del Donbás votó de manera democrática su anexión a Rusia, ya que se consideran rusos y por esa razón han querido volver “a su patria”, mientras desde Ucrania les bombardeaban, algo que sabía Occidente pero prefirió permanecer callado.

El presidente anunció la suspensión por parte de su país del nuevo tratado START con Estados Unidos. Esa “suspensión” no es una retirada del mismo, enfatizaba Putin, sabedor de la contundencia de su anuncio. El nuevo tratado START pretende limitar la cantidad de ojivas nucleares que Estados Unidos y Rusia pueden extender, también el despliegue de misiles y bombarderos terrestres y submarinos para lanzarlos. Dicho tratado se firmó en Praga en 2010, entrando en vigor un año después.

El acuerdo se prorrogó en el año 2021 durante cinco años más, ya con el presidente norteamericano Joe Baden en el poder. El premier ruso afirmó que "Estados Unidos está desarrollando nuevos tipos de armas nucleares. Y el Ministerio de Defensa de Rusia y Rosatom [la agencia atómica rusa] deben estar preparados para probar las armas nucleares rusas. Por supuesto, no seremos los primeros en hacerlo. Pero si Estados Unidos realiza pruebas, entonces nosotros también lo haremos. Nadie debería hacerse ilusiones peligrosas de que la paridad estratégica global puede ser destruida".

Para el presidente ruso, Occidente intenta convertir un conflicto local como el de Ucrania en algo global con la intención de atacar a Rusia, ante lo cual el país está reaccionando para no desaparecer como civilización. Una civilización que defiende los valores tradicionales y la familia como la “unión entre un hombre y una mujer”, tal y como dictan las religiones del mundo, en contraposición de las nuevas normas occidentales que promueven la homosexualidad y la pedofilia. Putin afirmó que “Rusia es invencible” ante cualquier amenaza que se le presente, lanzando ese desafío a cuantos decidan hacerlo.

Por último, hizo un repaso a la economía rusa que, lejos de estancarse por culpa de las sanciones, ha superado las previsiones consiguiendo evitar todo atisbo de crisis, gracias al esfuerzo de las empresas locales.

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