África
¿Por qué es importante el golpe de Estado en Níger?
El nuevo gobierno militar de Níger asegura poseer informaciones que dicen que un ejército conjunto africano y europeo atacarán el país en las próximas semanas
El golpe de Estado del pasado jueves en Níger corre el riesgo de cobrarse consecuencias catastróficas en el Sahel. Es pronto para confirmarlo, pero el riesgo es real. Diez años después de que se iniciara la lucha antiterrorista en Mali, el cáncer del yihadismo se ha extendido por la región hasta abarcar el norte y el centro de Mali, pero también Níger, Burkina Faso y más recientemente las fronteras de Togo y de Benín.
El golpe en Níger significa inestabilidad, y la inestabilidad viene inscrito en el manual yihadista como una oportunidad: utilizaron la inestabilidad tras la rebelión tuareg en Mali (2012), tras el derrocamiento del dictador Blaise Campaoré en Burkina Faso (2014) y durante los estadios más recientes de la guerra civil en Somalia, por no contar Siria e Iraq. En cada una de estas situaciones, los grupos yihadistas que amenazan a sus respectivas regiones se introdujeron o multiplicaron su presencia, entre que ya han salido las primeras voces para expresar su preocupación al respecto en Níger.
La amenaza yihadista
La presencia yihadista en Níger se resume al sudoeste del país, donde operan muy próximos a la capital (Niamey) grupos vinculados a Al Qaeda y al Estado Islámico; y al sudeste, por donde circulan procedentes de Nigeria elementos de Boko Haram. Hasta su disolución con la salida de Mali, Níger pertenecía al marco de cooperación conocido como G-5 Sahel, una asociación de naciones compuesta por Mali, Níger, Mauritania, Burkina Faso y Chad, cuyo partenariado nació por iniciativa de la Unión Europea para aunar esfuerzos en la lucha antiterrorista. Mientras Mali y Burkina Faso han expulsado a las tropas francesas destinadas con este objetivo en sendas naciones, y Mauritania y Chad mantienen por el momento a raya la amenaza, Níger se posicionó en los últimos años como el mayor aliado de Occidente en este ámbito.
Actualmente existen más preguntas que respuestas: ¿proseguirá Níger su partenariado con Occidente tras el golpe? ¿O hará como Mali y Burkina tras el triunfo de los golpistas, decantándose por Rusia? El líder del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, ya ha ofrecido sus servicios al nuevo gobierno militar de Níger: ¿Aceptarán esta ayuda? ¿Y podrá el ejército nigerino poner freno a dos frentes yihadistas cuando el propio país se encuentra ocupado en una transición política? Estados Unidos, Europa y Francia cuentan con bases militares en Níger: ¿seguirán presentes u ocurrirá lo mismo que en Mali y Burkina Faso?
Las naciones que han decidido acogerse al abrazo ruso en detrimento de Europa no están saliendo bien paradas. En Mali se han intensificado los ataques yihadistas de manera proporcional a la salida de tropas occidentales, con un aumento del 97% de los ataques en 2022 frente a 2020, según determinó el Centro de Estudios Estratégicos de África. Burkina Faso, inmersa en un clima de guerra civil y con más del 40% de su territorio ocupado por la yihad, apenas consigue detener su avance, habiéndose posicionado en el último año como la nación del mundo con más civiles asesinados por el terrorismo. A lo que habría que sumarle los crímenes contra la población civil cometidos por el ejército maliense en colaboración de los mercenarios rusos y que recientemente volvió a denunciar Naciones Unidas. El tiempo ha demostrado con números y evidencias contrastables que escoger una asociación con el Kremlin en lugar de Bruselas sólo trae muerte.
Nada puede demostrar todavía el interés por Rusia del nuevo gobierno nigerino, dado que el nuevo presidente y ex líder de la guardia presidencial, el general Abdourahamane Tiani, se ha limitado a justificar el golpe en la “ineficacia” del anterior ejecutivo en la lucha antiterrorista y la “corrupción” reinante en las instituciones del Estado. Por lo pronto, un comunicado emitido el 28 de julio determinaba la suspensión de la Constitución nigerina de 2010 y de sus instituciones, la creación de un Consejo Nacional por la Salvaguarda de la Patria (CNSP) y la concesión de los poderes ejecutivos y legislativos a dicho consejo, que será además quien represente a Níger en sus relaciones internacionales.
Vecinos y aliados rechazan el golpe
En lo que respecta a Francia (que importa un 30% de su uranio de Níger), Emmanuel Macron ya ha mostrado su condena al golpe y asegurado que no reconocerá al nuevo gobierno. Las primeras tensiones florecieron este jueves, cuando un avión militar galo invadió el espacio aéreo nigerino pese al cierre de este anunciado por el CNSP. Y nace una nueva pregunta que mantiene en vilo al inquilino del Elíseo: ¿permitirá el nuevo gobierno mantener la exportación de uranio a Francia? La Unión Europea, Naciones Unidas y la Unión Africana también han expresado su oposición a la nueva junta militar.
Otro importante opositor al CNSP sería el presidente de Nigeria, Bola Tinubu, que ha expresado en múltiples ocasiones a lo largo de los últimos días su condena al golpe, pero también su interés por que estos sucesos no afecten a la lucha contra Boko Haram. Cabe a recordar que los lazos militares y diplomáticos entre Níger y Nigeria para combatir al conocido grupo terrorista son fundamentales a la hora de detener su expansión en la porosidad de sus fronteras. Una ruptura de las relaciones entre ambos gobiernos podría traducirse en un decrecimiento de la presión ejercida, debido lógicamente a un receso en la colaboración en el ámbito militar.
Este domingo se celebrará además una cumbre extraordinaria de jefes de Estado de la CEDEAO (Comunidad de Estados de África Occidental) para decidir qué medidas adoptar ante lo sucedido. El nuevo portavoz del CNSP aseguró en la tarde del sábado tener informaciones que indicaban que esta reunión servirá para decidir una operación militar contra Níger, preparada por la CEDEAO pero también "por algunos países occidentales". A lo que el portavoz advirtió que los nigerinos "defenderemos nuestra patria". La CEDEAO han concedido por su lado 15 días a los golpistas para que devuelvan el poder a las vías democráticas. La tensión en la región es evidente.
Todavía es pronto para determinar el futuro de Níger. Que la democracia ha sido demolida es un hecho. Que las naciones vecinas que optaron por instaurar gobiernos militares en el pasado han empeorado su situación en lo que respecta a la lucha antiterrorista, también. Que la guerra en Sudán, la inestabilidad política en Chad y el terrorismo saheliano pueden hacer estallar la franja que recorre África desde la costa atlántica hasta el Mar Arábigo supone una realidad cada vez más probable. Los resultados dependerán (al menos en parte) de las próximas decisiones que tomen Abdourahamane Tiani y sus generales.
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