Conflicto armado

Régimen a la defensiva

La Razón
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l ¿La batalla de Damasco será la clave de esta guerra?

–Sin duda, Damasco es la clave estratégica y simbólica. Los rebeldes están tratando de controlar los accesos y si lo consiguen pondrán al Gobierno en una situación difícil. Puede suceder lo mismo que en la guerra de Libia. Trípoli cayó en un día, sin oposición. No sabemos cuál es el punto de resistencia del régimen sirio, controlado por los alauíes. Si las familias poderosas sienten que pierden el control, se pueden retirar a la zona de Latakia y Tartus, donde hay mayoría de alauíes. Si esto sucede, podrían formarse cantones independientes del resto del país, donde los alauíes quedarían al margen pertrechados por las armas químicas, convertidas en un elemento disuasorio frente a la mayoría suní.

l ¿Es grande la posibilidad de un país dividido tras la guerra?

–Así es. Los suníes tienen muchas caras. Cada milicia ocupa una zona o una parte de la ciudad. Algunos son seculares, otros simpatizan con los Hermanos Musulmanes y otros son islamistas muy próximos a Al Qaeda. Por tanto, puede haber luchas entre ellos. Y luego están lo kurdos, que gozan de cierta autonomía en el norte. Este problema dibuja un escenario inestable a largo plazo.

l ¿Las fuerzas entre ambas partes es desigual?

–El Ejército aún mantiene su fuerza aérea y de vez en cuando usa misiles. Controla el 30% del territorio, las grandes ciudades, pero ahora vive a la defensiva. Los rebeles están cada vez mejor armados. Han conquistado algunas bases militares y dos aeropuertos y se benefician de las deserciones. Además, ataques terroristas como el de ayer influyen sobre la moral de la población alauí.