
Conflicto India-Pakistán
Renace la esperanza en la frontera entre India y Pakistán, mientras el espectro de la guerra se disipa
Ambos países alcanzaron un alto el fuego con mediación estadounidense el sábado

Luego de una semana de tensiones extremas entre India y Pakistán, un alto el fuego ha permitido que la Línea de Control (LoC) y las azotadas áreas fronterizas disfruten de una jornada inusualmente pacífica. Este lunes, la tranquilidad reinó, con mercados del Punjab llenos de gente y la ausencia de bombardeos o drones en el cielo. Sin embargo, algunas escuelas siguen cerradas, dejando un aire de incertidumbre. Aunque esta desescalada es un alivio, la región sigue enfrentando una inestabilidad que pone en duda la durabilidad de la paz.
Las fuerzas armadas indias informaron que la noche del domingo en Jammu y Cachemira transcurrió sin incidentes, marcando la primera jornada de tranquilidad en dieciséis días de hostilidades. El acuerdo de paz, que entró en vigor el sábado, prometía el cese de todas las acciones militares. Pero apenas unas horas después de la entrada en vigor de la tregua, India acusó a Pakistán de romperla y le avisó sobre las repercusiones de sus acciones.
Así fue la Operación Sindoor
En un escenario de creciente agitación, la semana pasada India lanzó la ‘Operación Sindoor’, realizando más de una veintena de ataques con misiles en nueve localidades de Pakistán y la Cachemira ocupada. Los informes indios indicaron que estas ofensivas resultaron en la muerte de un centenar de terroristas, en respuesta a un brutal atentado en Pahalgam que cobró la vida de 26 civiles, mayormente turistas.
Durante esta operación militar, las fuerzas indias atacaron instalaciones terroristas clave, incluyendo Markaz Taiba de Lashkar-e-Taiba (LeT) en Muridke y el Markaz Subhan Allah de Jaish-e-Mohammad (JeM) en Bahawalpur. La parte india apunta a que el funeral por las victimas en Muridke fue dirigido por Abdul Rauf, un comandante de LeT designado como terrorista global por Estados Unidos. “La asistencia de altos mandos del Ejército paquistaní—entre ellos el teniente general Fayyaz Hussain Shah, el mayor general Rao Imran Sartaj y el brigadier Mohd Furqan Shabbir—pinta un cuadro inquietante de la complicidad entre el Ejército y el terrorismo”, apuntaron medios indios.
"Me complace anunciar un alto el fuego total e inmediato"
Donald Trump anunció, a través de su plataforma Truth Social, un acuerdo de alto el fuego entre India y Pakistán, tras cuatro días de intensos combates que incluyeron ataques y contraataques con drones y misiles dirigidos a instalaciones militares y aeródromos. En tono triunfalista, el líder declaró: "Después de una larga noche de negociaciones bajo mediación estadounidense, me complace anunciar un alto el fuego total e inmediato". Esta revelación se produjo en medio de controversia, ya que el vicepresidente JD Vance afirmó previamente que no se «involucrarían», calificando los combates como «fundamentalmente ajenos a nuestra incumbencia».
Cabe recordar que la intervención diplomática de alto nivel de EE. UU. fue crucial tras los atentados de Bombay en 2008, que causaron 166 muertes a manos de terroristas vinculados a Lashkar-e-Taiba, al contener la reacción de India y evitar un enfrentamiento militar. Asimismo, en 2019, durante la crisis de Balakot, desatada por un atentado suicida en Pulwama que dejó 40 miembros del personal de seguridad indio fallecidos, la presión diplomática estadounidense volvió a ser determinante para moderar las hostilidades. El ex secretario de Estado Mike Pompeo subrayó en sus memorias la gravedad de la situación, afirmando que "no creo que el mundo sepa adecuadamente lo cerca que estuvo la rivalidad de estallar en una conflagración nuclear en febrero de 2019."
No obstante, en esta ocasión India puso en duda la participación de Washington, insistiendo en que el pacto fue alcanzado "directamente" entre las partes. Además, el gobierno indio desmintió las declaraciones del secretario de Estado, Marco Rubio, sobre un convenio para "iniciar diálogos sobre diversas cuestiones en un entorno neutral". La oposición india, por su parte, ha exigido al gobierno de Modi que divulgue los detalles del alto el fuego, intensificando la incertidumbre sobre el futuro de la situación.
El enfrentamiento más letal en décadas
El ruido de las armas cesó el domingo en la frontera, tras poner fin a su enfrentamiento militar más letal en décadas. A pesar de la calma aparente, ambos países reportaron algunos incidentes nocturnos, sugiriendo que las tensiones persisten en la región. Este frágil armisticio marca un hito crucial, pero la violencia aún acecha, dejando en suspenso la estabilidad en esta zona conflictiva.
Altos mandos militares de India y Pakistán llevaron a cabo reuniones informativas a última hora del domingo, cada uno reafirmando su superioridad y advirtiendo sobre la disposición a responder a nuevos ataques. El teniente general Ahmed Sharif Chaudhry, portavoz militar pakistaní, proclamó: “Hemos cumplido la promesa que hicimos a nuestro pueblo”, describiendo los recientes desarrollos como un “éxito en el campo de batalla”, tratando de resaltar su confianza en sus capacidades defensivas y ofensivas. Por su parte, el viceministro del Aire pakistaní, Ahmed Aurangzeb, enfatizó que “hemos restablecido la disuasión y neutralizado las principales amenazas. Desde el lado indio, el teniente general Rajiv Ghai destacó la moderación mostrada, afirmando que sus acciones han sido “centradas, medidas y sin escalada”. Sin embargo, no dudó en advertir: “Cualquier amenaza a la soberanía, la integridad territorial y la seguridad de nuestros ciudadanos será respondida con una fuerza decisiva”.
Un área de máxima tensión
La región de Cachemira ha sido un punto álgido de conflicto entre India y Pakistán desde su independencia de Gran Bretaña en 1947. Ambos países controlan partes de esta disputada región, pero reclaman su soberanía total. India ha acusado a Pakistán de haber respaldado el ataque terrorista del 22 de abril. Islamabad, por su parte, ha negado cualquier implicación.
Desde entonces, los enfrentamientos se intensificaron drásticamente, con informes de ataques aéreos y el uso de drones. En respuesta a la escalada, el primer ministro indio suspendió un tratado vital de reparto de aguas de 1960, que regula el acceso al agua de la cuenca del Indo. Su rival calificó esta acción como un "acto de guerra", multiplicando aún más la crispación entre ambos países. Como reacción, la otra parte decidió suspender el Acuerdo de Simla de 1972, un pacto que había servido como base para la paz entre las naciones rivales. En medio de esta espiral de represalias, se han reportado decenas de civiles muertos en ambos lados, un trágico recordatorio de las devastadoras consecuencias de un conflicto que continúa sin resolverse.
La erosión de las normas internacionales de soberanía, junto con la disminución del interés y la influencia estadounidense en la región, ha incrementado de manera significativa el riesgo de una escalada rápida e incontrolada en un posible conflicto en el sur de Asia. Este panorama se ve complicado por el avance en el almacenamiento de tecnologías militares y digitales. A su vez, estos cambios se han entrelazado con transformaciones políticas internas en ambos territorios. El nacionalismo pro hindú del gobierno de Modi ha exacerbado la polarización comunal en India.
Por su parte, el general Syed Asim Munir, jefe del ejército pakistaní, ha adoptado la «teoría de las dos naciones», que postula que son la patria de los musulmanes del subcontinente, mientras que India lo es para los hindúes.
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