Guerra de Ucrania
Rusia amenaza a Reino Unido por el envío a Ucrania de los misiles Storm Shadow
El ministro de Defensa británico, Ben Wallace, había advertido a su homólogo ruso de que aumentaría el suministro de armas a Kyiv si persistían los ataques contra civiles
Reino Unido se ha convertido en el primer país en enviar misiles de largo alcance a Kyiv. Los famosos Storm Shadow que llegarán a Ucrania tienen un alcance medio de casi 250 kilómetros, lo que permitirá a sus fuerzas atacar más allá de la línea del frente y dañar las cadenas de suministro rusas en la antesala de la esperada contraofensiva. Había sido uno de los compromisos del primer ministro británico, Rishi Sunak, con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski en su visita a Kyiv en febrero.
Estados Unidos se ha negado varias veces a enviar misiles de mayor alcance a Ucrania, por temor a que las armas pudieran utilizarse para alcanzar territorio ruso y provocar una escalada del conflicto. En una visita a Washington el año pasado, el presidente Joe Biden rechazó los reclamos de Zelenski para suministrar el ATACMS, un sistema de misiles tierra-tierra de fabricación estadounidense con un alcance de 305 kilómetros.
La reacción del Kremlin no se hizo esperar. El portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, dijo que la noticia era “extremadamente negativa” que exigiría “una respuesta adecuada de nuestros militares, que, naturalmente, desde un punto de vista militar, encontrarán las soluciones correspondientes”. Los presentadores de la televisión pública en Rusia pidieron “reducir Londres a cenizas” en caso de que Ucrania hiciera uso de los misiles Storm Shadow cuando trascendió la noticia.
Ucrania pretende utilizar los misiles aire-superficie para golpear Crimea, informa la prensa británica. Los misiles, con un coste aproximado de 3 millones de euros, suelen instalarse en cazas Typhoon. No está claro a qué aviones ucranianos podrán acoplarse ni cuántas unidades se incluirán en el envío. Los especialistas creen que encajarán sin problemas en los MiG-29.
El coronel Sergei Khatylev, antiguo jefe de la defensa antiaérea del Ejército ruso, declaró al diario Moskovsky Komsomolets que las baterías de defensa antimisiles S-400 podrían derribar los aviones ucranianos portadores de los misiles: “Será más fácil apuntar a los aviones que a los propios misiles. Son un objetivo difícil desde el punto de vista de la rapidez con la que se pueden localizar”.
El experto militar Alexéi Leonkov, trasladó a una agencia de noticias estatal rusa que los sistemas de misiles Buk y Tor con los que cuentan las tropas del Kremlin ya habían interceptado Storm Shadows británicos en Siria en 2018. Aunque reconoció que los misiles de largo alcance suponían una amenaza “seria” por su maniobrabilidad.
Sir Alex Younger, ex jefe del MI6, el servicio de inteligencia exterior británico, admitió en una entrevista en la BBC que la contraofensiva era “extraordinariamente complicada” y que los países occidentales no debían de presionar a Ucrania para que lanzara el ataque antes de tiempo. Dijo que las municiones de largo alcance eran fundamentales para el éxito del ataque.
Por su parte, el ministro de Defensa británico, Ben Wallace, reveló el jueves en la Cámara de los Comunes que el año pasado lanzó una advertencia a su homólogo ruso, Serguéi Shoigú, duramente cuestionado por el jefe de Wagner, Yevgueny Prigozhin, con entregar “armas más potentes” a Ucrania si el Kremlin mantenía sus ataques contra población civil.
“El ataque contra civiles e infraestructuras esenciales para la población civil en Ucrania no ha ocurrido por accidente en la niebla de la guerra. En gran parte ha sido una política rusa planificada”, denuncio Wallace. “No nos quedaremos de brazos cruzados mientras Rusia mata a civiles”. El titular de Defensa acusó a Putin de utilizar fósforo blanco, minas antipersona y municiones de racimo en Ucrania.
Para el ministro, uno de los más populares del gabinete de Sunak, el momento adecuado para aumentar el alcance de las fuerzas armadas ucranianas es “ahora”, antes de que dé comienzo la contraofensiva. En este sentido, el secretario de Defensa en la sombra, John Healey, blindó el respaldo de los laboristas a la medida, aunque cuestionó por qué se había tardado tanto tiempo en tomar la decisión.
“No es fácil coger un misil británico-francés e incorporarlo a un avión ex soviético o ruso. Esa ha sido una de las razones del tiempo, averiguar si es técnicamente factible”, respondió Wallace. “Una vez superados técnicamente los obstáculos y mientras todo el mundo habla de una contraofensiva prevista, ahora es el momento adecuado para regalárselos a Ucrania”.
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