Eje Moscú-Pekín

Rusia y China defienden a sus aliados árabes en el conflicto

Putin y Xi muestran un frente común. Abogan por la «justicia» y por trabajar juntos para «promover la paz»

El presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, han debatido sobre el conflicto de Gaza y la guerra de Ucrania al margen del Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional celebrado en Pekín, en el que Xi prometió defender "la equidad y la justicia" junto con Rusia.

En medio de la escalada de los conflictos tanto en Ucrania como en Oriente Medio, en su primer viaje fuera de la antigua Unión Soviética desde el inicio de la guerra de Ucrania, el presidente ruso ha optado por acercarse a la capital china para asistir a un foro internacional que esta semana conmemora una década de la iniciativa china de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés). Esta decisión demuestra que Moscú recurre cada vez más a Pekín en busca de apoyo comercial y político para tratar de eludir las sanciones occidentales. A pesar de las tensiones con las potencias occidentales, ambos países mantienen su compromiso de trabajar juntos para “promover la paz, la estabilidad y sus propios objetivos estratégicos”.

En una reunión que se alargó tres horas, Xi se refirió a Putin como su "viejo y querido amigo", destacando que se habían reunido 42 veces en la última década, y afirmando que la confianza política mutua sigue profundizándose, mientras que Putin señaló que ambos países han impulsado la coordinación de sus políticas diplomáticas. Cabe destacar que, en marzo, Xi visitó Moscú y acordó con su homólogo profundizar su asociación, días después de que la Corte Penal Internacional emitiera una orden de detención contra el dirigente ruso por su presunta supervisión del crimen de guerra de deportación forzosa de niños ucranianos.

Mientras la guerra hace estragos en Ucrania y la situación se complica cada vez más en Oriente Medio, el líder chino Xi Jinping promueve estos días su proyecto de política exterior como una herramienta de unión, cooperación y prosperidad mundial. En esta ocasión, el mandatario chino pidió esfuerzos conjuntos a Rusia para "salvaguardar la equidad y la justicia internacionales", en referencia a la oposición común de ambos países al orden internacional liderado por Estados Unidos.

Así pues, la bilateral se centró en temas geopolíticos, en particular la crisis de Oriente Próximo, donde Washington se esfuerza por encontrar simpatía en el mundo árabe por los intensos ataques de represalia de Israel contra Gaza.

"En las difíciles condiciones actuales, es especialmente necesaria una estrecha coordinación de la política exterior, que es lo que estamos haciendo", comentó Putin a Xi mientras elogió su " eficaz coordinación estratégica".

Se trata de la primera visita de Putin a China desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, en febrero del año pasado. El régimen de Xi se opone a las sanciones occidentales impuestas a Moscú por la guerra, por lo que ambos países han estrechado sus lazos económicos. Con todo, ambos dirigentes confirmaron que el volumen del comercio bilateral alcanzará el objetivo de 200.000 millones de dólares este año. Según datos de las aduanas chinas, en 2022 se alcanzó la cifra récord de 190.000 millones de dólares.

En la ceremonia inaugural del evento, un día antes, Xi criticó indirectamente las medidas estadounidenses contra su país, reiterando su oposición a la "confrontación de bloques" y denunciando "las sanciones unilaterales, la coerción económica, la disociación y la desvinculación".

El esperado encuentro de los socios se produjo en un contexto de crecientes tensiones entre Rusia y las potencias occidentales debido a las acciones de Moscú en Ucrania. Washington y la UE han impuesto sanciones a Moscú en respuesta a su anexión de Crimea y su implicación en el movimiento separatista del este de Ucrania. En este contexto, Putin elogió el enfoque "equilibrado" de China ante la crisis ucraniana, reconociendo su voluntad de escuchar a ambas partes del conflicto. También agradeció su apoyo a la injerencia exterior en Siria, donde Rusia apoya al régimen de Bachar al Asad.

Esta es la segunda vez que Putin viaja al extranjero desde que la Corte Penal Internacional dictó la orden de detención contra él. Por otra parte, el presidente estadounidense, Joe Biden, partió el miércoles de Washington hacia Tel Aviv para tratar de evitar un conflicto mayor y mostrar su apoyo a Israel en su intento de eliminar al grupo militante Hamás.

Para evitar una catástrofe humanitaria, tanto China como Rusia han pedido un alto el fuego inmediato, algo que Israel ha rechazado. Incluso Moscú sometió la cuestión a votación el lunes en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero el proyecto de resolución fue rechazado por las delegaciones de Francia, Japón, Gran Bretaña y Estados Unidos, y un representante estadounidense afirmó que la propuesta de resolución era insuficiente al no mencionar a Hamás. Pese a pretender ser imparciales y neutrales, los “amigos” se han negado a condenar a Hamás, alegando que la cuestión fundamental en el corazón del conflicto es que la política de Washington en Oriente Medio no ha tenido en cuenta las necesidades de los palestinos.

Debido a su postura aparentemente más neutral y a sus llamamientos en favor de una solución basada en dos Estados, los expertos afirman que Pekín puede ver en el conflicto una oportunidad para ganarse el favor de los países que simpatizan con la causa palestina, en particular los del "Sur Global", al tiempo que se presenta como un firme defensor del mundo árabe.

La segunda economía mundial tiene un interés crucial en evitar, al menos, que la crisis actual se extienda, ya que alrededor de la mitad de las importaciones chinas de crudo, y más del 20% de las de gas natural licuado, proceden de esta región.

Aun así, ciertos expertos apuntan a que China debería estar en buena posición para mitigar cualquier crisis de mayor envergadura, especialmente si una escalada implicara a Irán o Siria, ya que el primero desempeña un papel vital en la BRI de China y el segundo se ha convertido recientemente en socio estratégico de Pekín.

Por su parte, algunos analistas apuntan a que Rusia no se centra tanto en contener los combates como en utilizarlos para distraer la atención y los recursos occidentales de la prolongada guerra de Ucrania.