Política

Crisis en Egipto

Sin noticias de los detenidos

Detenciones en el desalojo de la plaza de Rabaa al Adawiya
Detenciones en el desalojo de la plaza de Rabaa al Adawiyalarazon

EL CAIRO- Prisión de Tora, sur de El Cairo. Zeinab entra a las 11:30 en la cárcel para ver a su hermano, del que no sabe nada desde el viernes. Cinco minutos más tarde sale sin haber podido visitarlo, él sigue sin acceso a un abogado. Ésta es la situación a la que se enfrentan los familiares de los arrestados durante el último mes y medio, que se cuentan por millares, según los islamistas, en lo que las autoridades han denominado como «lucha contra el terrorismo». Zeinab explica a Efe que su hermano, de 51 años, llegó la semana pasada de Arabia Saudí, donde reside, para ver a sus parientes y que el viernes fue a rezar a la mezquita de Al Fateh, en el distrito cairota de Ramsés, epicentro de los disturbios. A lo largo de esa jornada, esta mujer de Mahala al Kubra, en el delta del Nilo, estuvo llamando a su hermano para ver si se encontraba bien, cuando vio que estallaron choques entre partidarios y opositores de Mursi en los alrededores del templo. No fue hasta el día siguiente cuando se quedó petrificada ante el televisor al reconocer a su familiar entre los detenidos dentro de esa mezquita. «¡Mi hermano no pertenece a los Hermanos Musulmanes! Nosotros no somos islamistas. Mira cómo llevo yo el velo», clama en una de las puertas de Tora mientras enseña su «hiyab», que deja entrever algunos cabellos. A unos pocos metros, policías vestidos de paisano escuchan atentamente las palabras de la mujer y le hacen gestos para que se aleje de la puerta de la cárcel. Tras hacer caso a los agentes, Zeinab recuerda el periplo que la ha llevado por infinidad de comisarías para averiguar el paradero de su hermano, hasta que se enteró de que estaba en Tora. «No ha podido ver siquiera a un abogado», solloza. En ese momento la conversación se interrumpe por la llegada de varios policías y dos vecinos del barrio que le piden la documentación y la arrastran a un «tuk tuk» (moto taxi) para que se marche de allí. Mientras, advierten de que los familiares de los presos no tienen permiso para hablar con periodistas. El abogado Ahmed Abu Baraka, letrado de los Hermanos Musulmanes, grupo al que perteneció Mursi hasta que accedió a la Presidencia, coincide con las denuncias de Zeinab. Detenciones indiscriminadas, falta de acceso a un abogado y la prohibición de las visitas de familiares son algunas de las violaciones de los derechos de los presos que enumera, aunque, en su opinión, la más flagrante es su «derecho a la vida». Efe