
Tormenta Benjamin
La tormenta Benjamin ya hace estragos en Francia: así ha quedado el país galo tras su paso
La "bomba meteorológica" Benjamín azota a la vecina Francia con un rastro de caos: 200.000 hogares sin luz, vientos huracanados, heridos y ciudades como París en estado de emergencia

La intensificación de las tormentas extremas en Europa, señalada por un climatólogo del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) como una consecuencia del calentamiento global, ha dejado de ser una advertencia lejana para convertirse en una cruda realidad. El último ejemplo de esta tendencia se ha vivido en el país vecino, donde un violento temporal ha desatado el caos y puesto a prueba la capacidad de respuesta de las autoridades francesas.
De hecho, este fenómeno, bautizado como la tormenta Benjamin, responde a la definición técnica de «bomba meteorológica». Su origen se encuentra en un proceso de ciclogénesis explosiva, que provoca un desplome de la presión atmosférica de una rapidez inusitada. Fue precisamente esta caída la que generó rachas de viento huracanado que llegaron a alcanzar los 170 kilómetros por hora en puntos de la isla de Córcega.
El resultado de este fenómeno ha dejado un balance humano preocupante, con un bombero herido de gravedad y otras seis personas con lesiones leves. A esto se suma el impacto material, que dejó a casi 200.000 hogares sin suministro eléctrico a lo largo de buena parte del territorio francés, evidenciando la virulencia del temporal. En este contexto, la situación en París adquirió una dimensión especialmente grave. Las autoridades de la capital se vieron obligadas a declarar la emergencia en toda la ciudad, una medida drástica que implicó el cierre preventivo de todos los parques, jardines, plazas e incluso cementerios para evitar riesgos a la población.
Un operativo de emergencia a gran escala
Para hacer frente al caos, se movilizó un operativo de emergencia de envergadura. Un total de 1.200 bomberos fueron desplegados por las zonas más afectadas, donde llegaron a realizar más de 600 intervenciones para atender las incidencias provocadas por las lluvias torrenciales y el viento.
Asimismo, la devastación se extendió mucho más allá de la capital. La alerta naranja se activó en diecinueve departamentos ante el riesgo de vientos fuertes, inundaciones y un oleaje intenso en las áreas costeras. El centro de la ciudad de Cherburgo-en-Cotentin quedó completamente anegado, mientras que la red de transporte sufrió graves perturbaciones, con numerosos servicios ferroviarios interrumpidos por la caída de árboles sobre las vías.
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