Política

Papel

Trump, acusado de engañar al fisco para levantar su imperio

«The New York Times» sostiene que el magnate creó sociedades falsas con sus hermanos para esconder cientos de millones heredados de sus padres. Desmonta la imagen del presidente como empresario de éxito.

Fred Trump y su hijo Donald, junto a Don King (centro)
Fred Trump y su hijo Donald, junto a Don King (centro)larazon

«The New York Times» sostiene que el magnate creó sociedades falsas con sus hermanos para esconder cientos de millones heredados de sus padres. Desmonta la imagen del presidente como empresario de éxito.

Que Donald Trump pasará a la historia por ser el presidente más rico de EE UU, quién sabe entre qué tantas otras cosas, ya se sabía. De hecho, también ha sido el primero y único de todos los mandatarios en negarse a hacer pública su declaración de la renta. De lo que no se tenía constancia hasta ahora, sin embargo, es de su posible evasión de impuestos respecto a las ganancias que heredó de su padre y que han ido aumentando con el paso del tiempo. Actualmente su fortuna está valorada en 10.000 millones de dólares, si bien las estimaciones de Bloomberg la reducen a los 2.800 millones.

Según una investigación del «New York Times», parte de esa riqueza la podría haber conseguido gracias a la evasión de impuestos. Dicha información da a conocer los detalles del supuesto fraude de Trump al fisco y sus artimañas para evadir impuestos en los años noventa. Una de las tácticas que emplearon tanto él como sus hermanos consistió en la creación de empresas falsas para esconder millones de dólares heredados de sus padres.

El diario estadounidense cita una amplia indagación sobre más de 100.000 documentos fiscales y judiciales, entre otros tantos, que se corresponden con varias décadas de actividad por un valor de 413 millones de dólares, es decir, 356 millones de euros, la cantidad total que el actual presidente de EE UU habría recibido de su progenitor a lo largo de su vida.

Los padres de Trump, Fred y Mary, les transfirieron a él y a sus hermanos más de 1.000 millones de dólares que, con los impuestos a donaciones y herencia del 55%, hubiesen supuesto 550 millones de dólares para el fisco, pero de los cuales sólo pagaron 52,2 millones (es decir, sobre el 5%). El presidente Donald Trump se habría negado a hacer declaraciones a este respecto, según el diario estadounidense, pero quien sí ha respondido ha sido el abogado que le representa, Charles J. Harder. Éste asegura que las acusaciones de «fraude y evasión fiscal son falsas al cien por cien» y, según su versión, Trump habría delegado todas estas tareas a familiares y profesionales, ya que prácticamente nunca se ocupó de cuestiones fiscales. Las autoridades de Nueva York estudian ya la documentación publicada.

Y es que el magnate es rico desde que tiene uso de la razón. A los 3 años ganaba 200.000 dólares al año procedentes de la fortuna de su padre. Con 8 ya era millonario. A los 17, su padre le hizo dueño de un edificio de 52 apartamentos y, justo después de graduarse en la universidad, el actual presidente de Estados Unidos ya recibía el equivalente a un millón de dólares al año. Esa fortuna aumentó con el tiempo, convirtiéndose en más de cinco millones en ingresos anuales de sus 40 a 50 años. Sus continuas afirmaciones, en las que Trump asegura ser un multimillonario hecho a sí mismo, quedan ahora en entredicho. Entre los episodios de fraude más destacados, el «Times» señala las maniobras realizadas en 1997 por el presidente y sus hermanos para evitar impuestos al hacerse con la mayor parte del negocio de su padre. Los Trump declararon, según el diario, un valor muy por debajo del real, asegurando que los edificios en cuestión valían 41,4 millones de dólares. Durante la siguiente década, esos mismos inmuebles se vendieron por una cantidad total 16 veces mayor, según recoge la información, que incluye los testimonios de expertos que ven claras irregularidades.

El imperio inmobiliario de su padre, Fred Trump, fue creado con una veintena de edificios de apartamentos en Brooklyn y Queens, especialmente para la clase obrera, pero ése no fue su único negocio. Los registros bancarios de la época muestran que también acostumbraba a mover una montaña de efectivo, decenas de millones de dólares en ganancias que se acumulaban en sus manos. En un período de tan solo seis años, de 1988 a 1993, Fred Trump reportó casi 110 millones de dólares en ingresos totales, actualmente equivalentes al doble de esa cantidad. Decenas de millones de dólares en bonos del Tesoro y certificados de depósito fluían cada mes con total normalidad a través de sus cuentas bancarias personales.

Lo cierto es que la ambición de Donald fue mucho más allá de la gestión inmobiliaria de su padre. Salir de las afueras de Nueva York para instalarse en Manhattan fue para él más que una obsesión. Levantar rascacielos con su nombre, inundar de lujo, farándula y presencia mediática su entorno, se convirtió en su estilo de vida. Los detalles recogidos por esta inédita investigación, así como recientes documentales sobre su pasado que ahora ven la luz, vuelven a poner en entredicho al magnate y su lado más oscuro.