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Asia

Trump preside la firma del pacto de paz en Kuala Lumpur y logra un frágil entendimiento con Xi Jinping

El presidente de EE UU ha iniciado una ambiciosa gira por el continente asiático

El presidente de EE UU, Donald Trump, se encuentra inmerso en una ambiciosa gira por Asia, combinando acuerdos comerciales, imposición de aranceles, esfuerzos por la paz regional y diálogos con China, mientras busca la colaboración de Xi Jinping para facilitar negociaciones con Rusia sobre la guerra en Ucrania. Tras desembarcar en Kuala Lumpur para la cumbre anual de los países del Sudeste Asiático, ha reforzado su imagen como mediador internacional. Apenas pisó suelo malasio, este domingo presidió la firma de un alto el fuego ampliado entre Camboya y Tailandia, poniendo fin a meses de hostilidades fronterizas que dejaron decenas de víctimas fatales y forzaron el éxodo de cientos de miles de personas.

Sin embargo, su libreto no se limitó a apaciguar conflictos limítrofes. A la par, sus equipos negociadores esbozaron un entendimiento preliminar con China en materia comercial, una tregua técnica que frena —o al menos aplaza— el riesgo de una nueva escalada en el rifirrafe arancelario. En una región donde Pekín extiende su influencia con inversiones colosales y Washington contraataca con garrotes fiscales, el magnate se presenta una vez más como el gran pacificador.

La llegada a la blindada capital malasia de Trump fue todo un espectáculo: recibido por Anwar Ibrahim con danzas tradicionales, alzó el puño, blandió banderas y ensayó pasos de baile en la alfombra roja, un momento viral en TikTok apodado "el baile de la conciliación".

En el Centro de Convenciones de Kuala Lumpur, sede de la 47ª cumbre de la ASEAN, se escenificó el momento estelar. Con un telón que proclamaba "Trayendo la paz" y emblemas estadounidenses, el primer ministro tailandés Anutin Charnvirakul y su homólogo camboyano Hun Manet firmaron el acuerdo, respaldados por Trump y el anfitrión malasio Anwar Ibrahim.

El documento, vigilado por observadores de la ASEAN, compromete a ambos a retirar armamento pesado de la zona en disputa, liberar a 18 prisioneros camboyanos y emprender un desminado exhaustivo, una tarea que podría extenderse meses y enfrentarse a resistencias locales si la desconfianza persiste. "Logramos lo que decían imposible", afirmó Trump, apropiándose del crédito. No obstante, la mediación discreta de Malasia, con reuniones secretas en hoteles desde agosto, fue el verdadero motor, mientras Washington condicionó su participación en la cumbre a este papel protagónico, marginando incluso a observadores chinos pese a su aporte en las negociaciones iniciales.

En un gesto calculado, Manet propuso a Trump para el Nobel de la Paz, y Charnvirakul lo calificó como "un pilar para la estabilidad". Sin embargo, la prudencia es obligada, ya que Tailandia rechazó mediadores externos en julio, y los recientes refugios antiaéreos en aldeas fronterizas indican que la paz pende de detalles frágiles. Este conflicto fronterizo estalló en julio, cuando cinco días de fuego de artillería en los 817 kilómetros que dividen Tailandia y Camboya —un legado colonial marcado por ruinas jemer y disputas territoriales— dejaron al menos 43 muertos.

Cerca de 300.000 personas huyeron del fuego cruzado y las minas, reavivando recuerdos de enfrentamientos como el de 2008 por el templo de Preah Vihear, patrimonio de la Unesco y foco de tensiones recurrentes. Desde Washington, su líder intervino con llamadas directas amenazadoras a Charnvirakul y a Hun Manet, hijo del longevo Hun Sen y líder de un régimen autoritario. La presión surtió efecto, y la tregua de julio allanó el camino, pero Trump buscaba un trofeo mayor: una imagen icónica que lo consagrara como artífice de la concordia global, al estilo de su posado en El Cairo, donde se presentó como el arquitecto de la tregua en Gaza.

Donald TrumpReuters

Tregua arancelaria, pero la incertidumbre persiste

En el marco de la cumbre, las negociaciones entre Estados Unidos y China en el rascacielos Merdeka 118, el segundo más alto del mundo, culminaron en un "consenso preliminar" tras 48 horas de intensas discusiones. Según Xinhua, el viceministro chino Li Chenggang y He Lifeng anunciaron avances en cuatro frentes clave: una moratoria arancelaria, la flexibilización de restricciones a tierras raras (impuestas el 10 de octubre en retaliación a sanciones estadounidenses en septiembre contra firmas chinas), compromisos para incrementar importaciones de soja y gas natural licuado (GNL) desde EE UU, y colaboración bilateral para combatir el tráfico de fentanilo, que causa 100.000 muertes anuales en territorio estadounidense. Li destacó "progresos constructivos", pero subrayó "líneas rojas" no negociables, advirtiendo que la ratificación podría enfrentar retrasos por discrepancias técnicas y políticas.

Por el lado estadounidense, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el representante comercial, Jamieson Greer, en su quinta ronda de diálogos desde mayo, calificaron el desenlace como un "marco sólido" para el encuentro con Xi. Trump, centrado en proteger a los agricultores del Cinturón Agrícola, escaló la presión con aranceles adicionales el viernes, citando el "incumplimiento chino" de los compromisos de la Fase Uno del acuerdo comercial de 2020. Aunque evaluó aranceles punitivos del 155% a puertos chinos, el consenso alcanzado modera la escalada, permitiéndole reivindicar "bases firmes".

No obstante, analistas señalan que China podría haber ganado ventaja táctica, ya que el alivio en tierras raras y las compras de soja refuerzan su posición sin ceder en cuestiones estructurales. La desconfianza mutua, evidenciada en listas negras y cuotas de exportación de minerales críticos, sugiere que se trata de un cese temporal, no una reestructuración profunda del comercio bilateral.

Diversificación estratégica: Trump apuesta por el Sudeste Asiático

Paralelamente, Trump avanzó en una estrategia de diversificación económica con acuerdos comerciales bilaterales no vinculantes con Camboya, Tailandia y Malasia, centrados en minerales estratégicos —litio, cobalto y tierras raras—, donde China controla el 90% del suministro global, según datos de la USGS. Estos tratados, que mantienen aranceles del 19% a exportaciones regionales, priorizan el acceso preferencial para empresas estadounidenses y abren mercados en sectores de alta tecnología y baterías. Bessent los describió como un "avance clave" para reducir la dependencia china.

La gira, que busca revertir el "fracaso de Biden", comenzó en Malasia y continuará en Japón y Corea del Sur, culminando en un vis a vis con Xi en el APEC de Gyeongju el jueves. Pekín ha aprovechado el caos arancelario para fortalecer su influencia en el Sur Global, desde puertos en Vietnam hasta ferrocarriles en Indonesia, superando las inversiones estadounidenses. En este encuentro, los líderes de Hanoi a Yakarta elogiaron a China como "socio clave", recordando a Washington que debe recuperar terreno en una región donde es el principal destino de exportaciones para Vietnam, Filipinas, Tailandia y Camboya.

Entre los invitados no ASEAN, destacó Luiz Inácio Lula da Silva, el mandatario brasileño que ha girado hacia Pekín en medio de tensiones con la casa Blanca. Su encuentro con Trump el lunes promete ser un choque, mientras Lula busca reducir los aranceles del 50% impuestos por EE UU a la soja y el acero brasileños, en retaliación por el juicio a Jair Bolsonaro, exaliado de Trump que este califica de "perseguido por la izquierda". Sin embargo, el brasileño no cederá fácilmente. Hay quien apunta a que planteará las incursiones militares estadounidenses en aguas sudamericanas bajo el pretexto antidrogas —operaciones que han interceptado narco submarinos pero irritado sensibilidades regionales— en un contexto donde Brasil ha profundizado lazos con China.

Mientras tanto, Timor Oriental se convirtió en el undécimo miembro de la ASEAN, un hito para su presidente y su visión desde la era portuguesa. Pero en el trasfondo persisten los misiles norcoreanos, la red de influencia china en el Indo-Pacífico y un Sur Global —de Brasil a Indonesia— que elige aliados con pragmatismo calculado.