Asia

Ámsterdam

Unas vacaciones que terminaron en catástrofe

Entre las víctimas hay 154 holandeses.

Una mujer en Kuala Lumpur llora tras conocer la noticia
Una mujer en Kuala Lumpur llora tras conocer la noticialarazon

A Jennifer Van der Leij, una joven de Países Bajos que volaba a la paradisíaca isla de Bali, le dieron el asiento 20K del vuelo MH17 de la aerolínea Malaysia Airlines. Tomó el vuelo en el aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam, rumbo a Kuala Lumpur, donde hacía escala. Su vida terminó abruptamente cerca de Sneshnoye, en el este de Ucrania, en una zona en conflicto entre las milicias prorrusas separatistas y el Gobierno de Kiev. Ayer, los primeros ucranianos que llegaron al lugar de la tragedia recuperaron su billete y su pasaporte. Estaban intactos. Algo sorprendente a juzgar por las imágenes de devastación de la aeronave. No hubo supervivientes. La historia de Van der Leij es similar a las de los otros 279 pasajeros del vuelo. Ella había estado con su familia holandesa los últimos días, antes de volver a Asia.

Ámsterdam y Kuala Lumpur son «hubs» aéreos que concentran y distribuyen mucho tráfico, el primero de Europa y el segundo del sureste asiático, según explicó a LA RAZÓN Agustín Guzmán, jefe adjunto de la Vocalía técnica del Sepla. Al cierre de esta edición, el Gobierno neerlandés confirmó la muerte de unos 150 de sus nacionales, la mayoría habían contratado paquetes de vacaciones con agencias de viajes locales. Los familiares de las víctimas aguardaron durante un tiempo en la Terminal 2 de Schiphol ayer, antes de que fueran trasladados en autobuses especiales a otra zona del aeropuerto. Agonía y lágrimas al asumir algo tan trágico como la muerte y, para mayor dolor, sin de momento poder esclarecer las causas. Una pareja de holandeses, Cor Pan y Neel Tol, vecinos de Volendaam y amante de los viajes, también falleció en el incidente. Incluso él bromeó, antes de subir a bordo a las 12:30 al avión, con el MH370, el vuelo de la misma compañía desaparecido el pasado 8 de marzo con 239 pasajeros y que todavía no ha sido encontrado. «Si desaparece, así es el avión», informaba a sus amigos en Facebook Pan subiendo una fotografía del Boeing 777. Un comentario que sus familiares ahora jamás podrán olvidar por la catastrófica casualidad.

Reino Unido confirmó que entre los pasajeros también habría ciudadanos británicos fallecidos en el siniestro. En una de las primeras labores del recién nombrado ministro de Asuntos Exteriores, Philip Hammond, reconoció no saber con exactitud el número de muertos, aunque los medios británicos cifraron en seis los fallecidos. Desde Francia, se temía por unos cuatro nacionales. Tampoco en Estados Unidos se confirmaba la muerte de ninguno de sus ciudadanos, pero diversas informaciones hablaban de 23 estadounidenses a bordo del MH17. En Malasia, en el aeropuerto de Kuala Lumpur las reacciones de los familiares también eran sobrecogedoras. Estaba previsto que el vuelo aterrizase hoy a las 5:50 hora de Malasia. Los miembros de la tripulación del MH17, confirmados desde el primer momento, eran quince. Todos fallecieron. Una de las azafatas de la compañía, Shazana Salleh, era una malasia que llevaba trabajando en Malaysia Airlines desde el año 2004. Ayer sus amigos no daban crédito al suceso. La aerolínea malasia confirmó que perdió contacto con el avión de pasajeros Boeing-777 en el este de Ucrania cuando cubría la ruta entre Amsterdam y Kuala Lumpur. En las redes sociales han empezado a aparecer gran cantidad de mensajes en los que mucha gente expresa su consternación por lo ocurrido. «Espero que no sea verdad. Dios, salva a tus hijos», escribió en Twitter Maira Elizabeth Nari, hija del jefe de los asistentes de vuelo del MH370 siniestrado en el Índico.

Algunos periodistas que pudieron acceder a la zona, afirmaban que los restos del avión y los cuerpos yacían a lo largo de 40 kilómetros. Además, también han confirmado entre las víctimas a 27 australianos, 23 malasios, once indonesios, cuatro alemanes, cuatro belgas, tres filipinos y un canadiense. España no tiene constancia de que ninguno de sus nacionales estuviera a bordo.