Política

Sri Lanka

Varios países alertaron meses antes a Sri Lanka de los ataques

Colombo anuncia que los suicidas eran de familias adineradas y tenían estudios universitarios en el extranjero. Washington advierte del riesgo de inminentes atentados

Kumari Fernando perdió a su marido y dos hijos durante el ataque a la iglesia de San Sebastián, ayer, en su entierro / Reuters
Kumari Fernando perdió a su marido y dos hijos durante el ataque a la iglesia de San Sebastián, ayer, en su entierro / Reuterslarazon

Colombo anuncia que los suicidas eran de familias adineradas y tenían estudios universitarios en el extranjero. Washington advierte del riesgo de inminentes atentados.

Mientras el número de muertos por los atentados del Domingo de Resurrección subió ayer a 359, Sri Lanka toma medidas para enmendar el gran fallo de seguridad que pudo evitar la tragedia, al tiempo que busca evitar más ataques. La cifra de fallecidos subió bruscamente en las últimas horas después de que varias decenas de los 500 heridos murieran, según confirmó en una rueda de prensa el viceministro de Defensa de la isla, Ruwan Wijewardene, quien precisó que 39 de ellos eran extranjeros.

La alerta de las autoridades tras el ataque a tres hoteles de lujo y tres iglesias cristianas se mantiene elevada ante la amenaza de que «pueda haber más ataques». «Tenemos que estar atentos en este momento, tendremos la situación bajo control en los próximos días», aseguró en declaraciones recogidas por la agencia Efe sin precisar más detalles sobre sus sospechas. El representante del Ministerio de Defensa reconoció un «lapsus» dentro de los equipos de inteligencia del país, que recibieron información de los ataques durante meses, hasta incluso horas antes de que fueran cometidos, pero que «decidieron» deliberadamente no informar al presidente, Maithripala Sirisena, ni al primer ministro, Ranil Wickremesinghe.

De acuerdo a la versión compartida por el viceministro de Defensa y dada a conocer antes por otros funcionarios del Gobierno, los jefes de los organismos de seguridad recibieron información de inteligencia de países aliados como India sobre posibles ataques a iglesias y sitios públicos. Sin embargo, estos incumplieron con los protocolos para llevar la información al nivel más alto, razón por la que las autoridades dicen no haber actuado «oportunamente». Una fuente consultada por Efe aseguró que Sirisena, que admitió no haber recibido información al respecto antes de los ataques, pidió ayer al secretario de Defensa, Hemasiri Fernando, y al inspector general de la Policía, Pujith Jayasundara, su renuncia.

Mientras tanto, las investigaciones continúan sin que se pueda saber con precisión quién está detrás de los atentados, reivindicados el martes por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), y por los que ya han sido detenidos 60 nacionales. La serie de ataques ocurridos casi simultáneamente en Colombo y otras ciudades del país fueron cometidos por al menos nueve suicidas cargados de potentes explosivos, ocho de los cuales han sido ya identificados, reveló el viceministro, quien llamó la atención sobre que eran personas «bien formadas» y de clase media-alta.

«Lo que puedo decir es que la mayoría de los terroristas suicidas son personas bien formadas y provienen de la clase media o media-alta, por lo que ellos y sus familias eran bastante estables e independientes financieramente», dijo. El funcionario, que subrayó esto como un «factor preocupante», indicó que varios de ellos completaron estudios universitarios y de posgrado en otros países, uno de ellos con título y estudios de máster en universidades de Reino Unido y Australia. La cadena de televisión CNN da más datos. Dos de los suicidas involucrados en los atentados en los hoteles de la capital eran hijos de una familia muy adinerada de Sri Lanka, lo que ha supuesto un varapalo para la comunidad musulmana en Colombo. Los hermanos Imsath Ahmed Ibrahim y Ilham Ahmed Ibrahim son hijos del millonario comerciante de especias Mohamed Ibrahim, según dos fuentes relacionadas con la investigación. Ibrahim es el fundador de Ishana Exports, con sede en Colombo, que se autodefine en su página web como «el mayor exportador de especias de Sri Lanka desde 2006». Ibrahim es uno de los 60 detenidos por las autoridades ceilanesas hasta ayer. Desde el día de los atentados, las autoridades han hallado y desactivado numerosos artefactos explosivos en distintos lugares de la ciudad que se presume guardan conexión con estos ataques.

«Estamos realizando investigaciones para ver si existe un vínculo directo con alguna organización internacional. En este momento, el EI ha asumido la responsabilidad, y pueden estar financiando los ataques, y, en este sentido, estamos realizando investigaciones para averiguar si hubo financiación directa», adelantó. Las investigaciones iniciales que sugieren vínculos con organizaciones internacionales apuntan a que los atentados pudieron haber sido cometidos por el grupo islamista local National Thowheeth Jamath (NTJ), Unificación de las Mezquitas.

Nueva alerta

La embajadora de EE UU en Sri Lanka, Alaina Tepliz, manifestó ayer sin embargo que su país no tenía conocimiento previo de los atentados, pero advirtió de que hay planes para lanzar nuevos ataques. «Creemos que hay en marcha planes terroristas. Los terroristas pueden atacar sin avisar. Los lugares típicos son las grandes concentraciones de personas y los espacios públicos», señaló la diplomática.

«Juramos lealtad y obediencia en todo, sean difíciles o fáciles las circunstancias», aseveran los ocho hombres, siete de ellos encapuchados y a Mohamed Zahran cara descubierta antes de encomendarse a Alá en un vídeo hecho público. Se trata, según el EI, de los autores de los atentados. Responsables de la Inteligencia ceilanesa y el primer ministro del país creen que Zahran, un predicador musulmán tamil, podría ser el cerebro de los ataques. Era muy conocido por sus visiones radicales, según han contado líderes musulmanes.