Gastronomía
Urrechu’s Gastro Week
Urrechu es mucho Urrechu, sobre todo si tenemos en cuenta que hay 4 en Madrid (y un quinto en Marbella inaugurado no hace ni un mes). Y es que hace una semana decidí empezar el reto de comer en Urrechu durante una semana y no morir en el intento. No morir ni por el aburrimiento de repetir lo mismo ni los excesos culinarios. Así que decidí llamar a Iñigo Urrechu, el alma de la cadena. Le propuse durante una semana comer en un establecimiento diferente y contarlo en primera mano. ¡Y mi locura surgió efecto!
Empezamos con Urrechu Velázquez, ubicado en al Calle Velázquez 150. Es el último en abrirse y destaca por la peculiaridad de tener diferentes zonas en el establecimiento. El rincón rosa con el mármol Carrara para una zona más informal de copas, la barra, el rincón de los “urrechu-man” que cortan el jamón... además de una segunda planta a modo de habitación sensorial en donde además de comer el sitio de invitar a viajar a las texturas del campo y la montaña, mientras degustas los platos más característicos de cada uno de los Urrechu(s) son algunas de las “subáreas” de este Urrechu que, aun siendo lunes, y sin haber empezado la época de cenas de navidad, estaba lleno.
En pleno Barrio del Viso, me recibió un Iñigo que parecía haber venido de correr una de sus maratones. ¡Pero él es así! Puro nervio y arte personificado, pude degustar unas ricas setas de temporada con chipirón de Potera y emulsión de chiles fermentados, además de un fresco levemente marinado con ñoquis a la crema. El plato fuerte fue algo nunca probado hasta ahora: ciervo con crema de castaña, confitura de mandarina y tagliatelle de cacao.
Después de haber quedado maravillada con este Urrechu, mi segunda parada fue el de A Kangas By Urrechu ubicado en La Moraleja en La Plaza de la Moraleja nº4 (Alcobendas). Con una decoración que hace un claro guiño a la vegetación y al verde, me he encontrado con un Urrechu muy especializado en las brasas, por lo que el plato principal fue el solomillo acompañado de pimiento de piquillo, un clásico del lugar. Y entre otros entrantes, pude probar el faisán con trufa. Sergio, el maitre que nos atendió, hizo de la velada un encuentro tremendamente agradable, en donde pudimos entender que este Urrechu y el de Velázquez era totalmente distintos.
El tercer y penúltimo Urrechu fue el del Zielo de Pozuelo. El Cielo de Urrechu, ubicado en el centro comercial del municipio madrileño (el que tiene la renta per cápita más alta de toda España) destaca por las impresionantes vistas que tiene el local, que, además, en verano, se pueden disfrutar al aire libre. Nuestra mesa daba a los ventanales con vistas a toda la ciudad. Y probamos, entre otros, los famosos tallarines elaborados a partir de calamar con carabinero.
Y por último, volvimos a los orígenes: “El” Urrechu. El primero. El alma. El más genuino, más sentido, más humano. A pesar de haber sido reformado recientemente, ahí empezó todo. Cuando Urrechu empezaba y no se esperaba este éxito. Ubicado en el Zoco de Pozuelo, probamos otras maravillas como la vieira con salsa de zanahoria cremosa y mostaza verde.
Mientras disfrutaba de mi última parada en esta gira gastronómica, me preguntaba qué hacía Urrechu en la cocina, pudiendo estar en una hamaca bronceándose en alguna playa del Caribe. Después entendí que, para que este bocado yo lo disfrutara así, él debía seguir controlando todo lo que ocurre en la cocina, coordinando a su equipo. Y eso, amigos, es lo que marca la diferencia entre artista y empresario. Urrechu es lo primero.
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