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¿Sabes cómo conservar una botella de cava después de abrirla?

Estos son los mejores trucos (y un falso mito) para disfrutar al máximo del cava en tu próxima comida. ¡Salud!

Cava, una gran bebida de verano
Cava, una gran bebida de veranoAnthony Delanoix / UnsplashLa Razón

¿Qué será lo que tienen el cava y el champán?? Estos espumosos evocan momentos de celebración y júbilo y son capaces por sí solos de crear una atmósfera de sensualidad. Como todas las cosas buenas de este mundo, el champán fue descubierto por accidente, y mítica es la cita de Dom Perignon cuando exclamó “¡Venid rápido, hermanos! ¡Estoy bebiendo estrellas!”.

La clave se encuentra en las burbujas, ese gas interior que mantiene inalterable las propiedades del vino mientras está embotellado. Pero las burbujas no solo cumplen una cuestión estética; sin ellas, el cava y el champan no serían los mismos, cambiaría su aroma y también su sabor. Pensad que si nuestro sentido del olfato percibe gases, estas burbujitas al explotar liberan todos los matices que esconde en vino en sí.

Cuando abrimos una botella, el gas atrapado debajo del tapón saldrá de forma violenta, por la repentina reducción de la presión, y a la vez tiene lugar una explosión de burbujas en el cava (no son más que dióxido de carbono). Una vez que descorchamos una botella comienza un periodo gradual de envejecimiento provocado por el contacto con el aire que terminará arruinando el vino.

¿Cómo podemos hacer para evitar que se pierda ese gas tan rápidamente? Lo primero es mantener la botella lo más fría posible. La baja temperatura no sólo facilita la conversión del ácido carbónico, sino que también contribuye a reducir la sensación de acidez del cava y a refrescarnos. Beber toda la botella de una sola vez sería la solución definitiva, claro, o como mucho a lo largo del día. Si esto no es posible, existen unos pequeños trucos que alargarán la chispa del cava. (Ojo spoiler: la cucharita de postre no sirve para nada).

El método más habitual para conservar un cava es volver a colocar el corcho en la botella y guardarla en la nevera boca arriba (de esta manera conseguiremos que área más estrecha del vino esté en contacto con el aire). Hay quien transfiere ese resto de cava a otra botella limpia y la tapa con un corcho hermético. Sin embargo, ninguna de estas opciones hará que el vino conserve su efervescencia.

El mejor sistema de conservación es poner un tapón hermético con fijación que se puede comprar en muchos negocios y ferreterías de calidad. Este corcho hará que las burbujas se conserven hasta que volvamos a tomarlo, aunque tan solo alargaremos unos días la vida de este espumoso. En el mercado existen también accesorios especializados como bombas de vacío que extraen el aire de la botella alargando así mucho más la vida del vino abierto.

Un truco muy sencillo en el caso de no tener un tapón puede ser meter dentro de la botella una uva seca o pasa. Cuando el fruto cae, el resto de dióxido de carbono que queda en el cava se adhiere a la pasa y luego se libera nuevamente en el líquido en forma de burbujas. Así conseguiremos “revivir” los restos de un cava.

Mucha gente piensa que por poner la típica cucharilla de postre en la botella y guardarla en la nevera va a conseguir conservar mejor el cava. Este mito surgió de la idea de que al ser el metal un buen conductor, se creía que la cucharilla absorbía el calor de la botella y evitaba que con el calor las burbujas escapasen. Aunque sí es cierto que la baja temperatura ayuda, el aire entrará igualmente en el vino y el gas carbónico se escapará por los huecos, así que si pretenden volver a tomar a la semana este vino se encontrarán un líquido aburrido y sin burbuja alguna.

Cómo disfrutar del cava

Excepto en el levante y en Cataluña, donde el cava tiene mucho más peso, hay quien asocia el cava al brindis y al postre. Afortunadamente, cada vez está más extendida la opción de tomar toda una comida con cava, al ser un vino que casa perfectamente con todo tipo de alimentos. Lo que sí es cierto es que para aperitivos y marisco lo ideal son las variedades Brut o Extra Brut (sin azúcar, son los más secos). Para tomar jamón y carne, las variedades mejores son el Brut Nature o Extra Brut Reserva o Gran Reserva. Con los postres armoniza más tomar un cava semiseco o dulce, más fresco y suave al paladar.

Al comprar una botella de cava, lo ideal sería conservarse en un lugar con una temperatura constante. No es necesario enfriarlo hasta que vaya a abrirse, pero lo mejor es mantenerlo en su temperatura óptima unas horas antes de abrir la botella. Los cavas jóvenes se deben servir muy fríos, a unos seis grados y los Gran Reserva entre ocho y diez. Evitad enfriarlos de golpe en el congelador.

Para abrir la botella, es indudable el daño que nos han hecho los podios de las carreras de coches y las ganas de diversión de muchos cuando “amenazan” descorchar apuntando a alguien con la botella; demostrarás ser un experto si sabes descorchar sin golpes ni sonidos fuertes. A diferencia de los otros vinos tranquilos, al abrir la botella debemos mantener siempre un dedo sobre el tapón para controlar la fuerza del gas interior. Hay que inclinar la botella unos cuarenta y cinco grados mientras se sujeta el corcho con la mano izquierda (si se es diestro) y se gira la botella levemente con la derecha.

A la hora de servir hay que ser cuidadoso. El cava se sirve en dos tiempos: primero verteremos un poco en la copa para que repose la espuma y cuando ésta deje de subir, rellenaremos la copa hasta los dos tercios de su capacidad.

Lo siguiente es fácil: relajarse y disfrutar.