Entrevista
Blanca Suárez: “Me gusta ser dueña de lo que quiero enseñar”
Blanca Suárez es la protagonista de octubre de Lifestyle Magazine.
Es difícil creer que en el alma de Blanca Suárezse confíen las herramientas necesarias para modelar un personaje al que, precisamente, la suya se ha congelado en un campo de concentración, pero a la actriz madrileña recursos no le faltan y en ‘Jaguar’, dará caza a nazis en el Madrid de los 60.
Empezamos la entrevista al revés. Con Blanca Suárez se pueden hacer esas cosas. Ella no se pone nerviosa. Ella es como su belleza: serena. Porque, esa es otra. Es la mujer más guapa que conozco. Belleza en estado puro, pero sin estridencias. Es… eso, serena. Se supone que llevaba toda la mañana haciendo entrevistas, pero detrás de sus extensas pestañas, quizás por el cuidado maquillaje de Guerlain o quizás porque es de una amabilidad que, en su profesión no es la norma, sus ojos no mostraban ni pizca de cansancio. Al revés, Blanca es tan generosa que finge que tienes toda su atención cuando sabes perfectamente que tus preguntas no son la primera vez que se las hacen. Acaba de volver de viaje. De la isla de Ouessant, en Bretaña, donde la firma cosmética cuida con esmero una abeja autóctona de la que obtienen dos de los activos esenciales de la línea de tratamiento facial ‘Abeille Royale’: la miel y la jalea real. Y tiene gracia la coincidencia, porque en su último trabajo para Netflix, ‘Jaguar’, la actriz se mete en la piel de una espía sedienta de venganza, una mujer que trabaja para una organización sincronizada como una colmena para, por otro lado, golpear el avispero de nazis refugiados en Madrid. Aquellos que mataron a su padre y su hermano.
Blanca, ¿ni siquiera durante el confinamiento dejaste de trabajar?
Nooo. Ahí todo se paró. Acabamos de arrancar con los ensayos, pero nos tuvimos que ir todos a casa. Después, cuando pudimos salir, retomamos, pero investigando el cómo y de qué manera se podía currar porque este fue uno de los grandes misterios de este trabajo. Qué medidas había que tomar, qué protocolos… Era todo muy raro. Pero hasta a lo raro se acostumbra una…
Sobre todo con lo que es tu trabajo de piel con piel…
De equipos grandes y todos muy juntos… Pero Netflix lo controló todo, testándolo todo, testándonos…
Qué pesadez…
Fíjate que no hacerlo así, a mí sí que me parece coñazo. Yo prefiero que todos los días me estén haciendo cosas para saber que todo está seguro… En su justa medida, claro, porque si te obsesionas durante tanto tiempo, la preocupación se terminaba doblando sobre sí misma y, al final, se vuelve en tu contra.
¿Tú cómo lo viviste?
Yo fui una privilegiada. A mi alrededor, no ha habido grandes dramas. Todo ha estado más o menos bajo control… Y por suerte, mi casa es grande, tengo a Pistacho (su perrito teckel)… Tenía cosas a mi favor… Y que además, tenía muchas ganas de estar en casa… Ese parón lo asumí desde un punto de vista muy íntimo. Me reconcilié conmigo misma y llegué a conocerme mucho mejor.
¿En qué sentido?
Sin inputs externos. Esta es una profesión en la que tienes tantos estímulos externos y tantas miradas sobre ti que, de repente, que no te mire nadie hace que conectes con algo que estaba ahí, quizás, un poco olvidado. No sé si con tu yo más auténtico. Sin tonterías. Era yo. Y estaba conmigo misma. Éramos yo y yo.
Entiendo lo de las miradas porque, viniendo para verte, he leído que te habías cambiado el color de pelo. Era una noticia.
Ya… (risas)
¿Cómo llevas eso de que, cualquier cosa que hagas, digas, te pongas, sea noticia?
Es curioso. No es que lo vea con normalidad (risas), pero no me extraña. Como ocurre, pues lo asumo. A veces, me hace gracia porque sacan noticias de unas cosas muy raras (risas), aunque tampoco le pongo mayor interés… Pero es verdad que, durante todo este año y pico, las mascarillas, a las personas reconocibles por la calle, nos han colocado en un lugar diferente. Ahora, poco a poco, volvemos a lo de antes, pero como te decía, yo me he visto conectando con algo muy privado. No sé cómo explicarte. Algo muy esencial. Una esencia que no tiene que ver con que sea actriz o con que la gente me conozca ni nada de eso…
Conectaste con Blanca Suárez…
No, no. Con Blanca Martínez Suárez. No es que tu forma de ser o tu forma de andar por la calle o tu forma de relacionarte sea muy distinta, no, pero lo vives desde otro lugar. Tampoco es que yo esté tensa normalmente, no, pero me ha dado cuenta de lo que me influye sentir una mirada.
Es que en tu caso son muchas. Hay países con menos habitantes que tú seguidores tienes en IG…
(risas)
Y están pendientes de tus cosas.
Lo sé…
Pero tendrá algo bueno, ¿no?
Mucho. Mogollón. Aunque es una situación a la que te acabas habituando, pero cuando desaparece, dices “ah, claro. Yo no soy eso de verdad todo el rato…”.
No obstante, tú tampoco eres una mujer de postureo, eres más de andar por casa.
Muy. Porque lo vivo desde la calma y sin mucha pretensión. Y me gusta ser dueña de lo que yo quiero enseñar. Al final, estás contándole a la gente cosas y poder decidir de lo que hablar y de lo que no hablar es importante. Es tu burbuja, donde tú puedes hablar o guardar silencio.
Es que eres un referente. Hablar o guardar silencio también es tomar partido, ¿no?
O guardar un respeto. También creo que es todo muy personal. Que hay gente que se siente muy cómoda contándole su vida a personas que no conoce, ¿eh?
A ti la fama ¿cómo te ha tratado, Blanca?
Yo creo que muy bien.
¿La fama duele? ¿Se sube a la cabeza? ¿Es una fucking maravilla?
Desde fuera, se suele catalogar la fama como algo superfeliz y bueno, pero la fama no conlleva necesariamente que tú estés en un momento personal fascinante… La fama es algo que ocurre y que tú no manejas. Es verdad que puedes provocarla trabajando en algo que te puede catapultar, pero tú no la eliges, la eligen por ti, y eso te coloca en un lugar… A no ser que tú no pares de buscar ese lugar, claro.
Hay quien lo entiende como un peaje…
Todo el mundo asocia a que si te dedicas a esto vas a ser muy famoso, una estrella mundial… Y no.
¿Cómo te llegó a ti? ¿Lo buscaste? ¿Te sobrevino? ¿Te sobredimensionó?
Hay cosas que se van enlazando y una te lleva a otra y a otra… Yo echo la vista atrás y… ha sido muy especial. Creo que he tenido una ambición sana. Entiéndase por la ambición que se corresponde a tomarte en serio tu trabajo y hacerlo bien. No tuve nunca la ambición de querer figurar o querer conseguir… y sí que es verdad que si no tienes este tipo de ambición, te puedes permitir disfrutar del camino y sorprenderte. Ver cosas y vivir cosas que si las hubiera perseguido quizás las hubiera menospreciado o hubiera creído que no eran suficientes… También te digo que en esta profesión, si te pones una meta clara, hay tantos factores que influyen para que la consigas o no que… pfff. Es que no depende de ti. Vale que si haces 500 másters, siete doctorados y cinco carreras, nadie te garantiza que seas astronauta, pero bueno, el camino lo tienes andado más o menos. Pero en este trabajo puedes tenerlo todo y no logar nada.
Haberlo logrado refuerza tu seguridad. ¿Te mina?
Depende del día que tengas (risas). Hay días que te dices “tía, es que, qué guay” y otras, “chica, es solo suerte…”. Y que a veces hay rachas flojas… Pero también te digo que hay gente que le da la vuelta a todo esto que hablamos y se exime a sí mismo de responsabilidad, tipo “es que yo soy muy bueno, pero siempre contratan a los mismos”… Las dos ideas son igualmente falsas… Hay que mantener la cabeza sana, o sea, objetiva. También es cierto que a lo mejor todo esto lo hablo a la ligera porque a mí me ha ido bien.
Y porque quizás también has estado bien aconsejada… Tu antena a tierra ¿dónde está?
En mucha gente. Prácticamente, en todo el mundo que me rodea. La de verdad. A la que le pregunto y le pido respuestas honestas y sinceras.
Con Jaguar, ¿el consejo estaba claro?
Pues fíjate que empecé a escuchar de la serie cuando todavía no habíamos terminado con Las chicas del cable, y dije: ¡ufff, pero si no he acabado con esta serie y llevo cuatro años! A priori, la serie era estupenda, pero las series son intensas… Me insistieron, llegaron los guiones… Y sí, decidí estar dentro y no me arrepiento ni lo más mínimo porque es una serie que está muy bien.
También es de época como Las chicas del cable…
Sucede en el 62, pero no tiene un perfil como pudiera ser el de Velvet. No es una cosa preciosista. De hecho, tiene un look muy del cine francés de esa época, de la nouvelle vague. No es lujosa. Eso me gusta mucho.
Nazis… Es casi un género en sí mismo…
Estaba familiarizada, pero un poco, lo normal… Pero esta serie me ha abierto una puerta a algo de lo que, en realidad, se conoce muy poco: las historias de los españoles en los campos de concentración, y hay una barbaridad. Lo habitual es que asocies nazismo a judíos, a Segunda Guerra Mundial, a Holocausto… pero una vez que descubres la cantidad de españoles que aparecieron (y desaparecieron) ahí, uf.
Tu personaje es una superviviente, ¿no?
Se crió en Mauthausen donde su padre y su hermano (españoles republicanos) murieron. Y es una tipa que su vida la ha dedicado a prepararse para el momento de la venganza. Desde la rabia más fría. Desde el odio más profundo. Es una mujer a la que le da igual perder su vida si antes se lleva la de los asesinos.
Pues abordar eso…
Te remueve. Es que son emociones muy primarias, y me documenté mucho. Afortunadamente esta es una etapa muy documentada, con mucho material, hay fotos, hay videos, pero claro, es todo tan fuerte… Se te pega a la piel. Fueron cosas tan terroríficas las que se vivieron allí…
¿La serie se basa en historias reales?
Todas. Y eso es mucho más terrorífico. Todo lo que se cuenta está basado en hecho reales y se ha tenido que limar mucho porque si te ponías a hacer un monólogo de lo que sufrían estas personas parece que hasta te lo estás inventando, que estás incrementando el morbo. Y no. Hubo que limar.
Espero que eso no te lo llevaras a casa…
Noooo.
Además que… Que tenías rodaje… Otro.
Sí, pero de ese no te puedo contar nada (risas). Bueno. Vale. Rodamos en Roma. Una coproducción italofrancesa. Muy guay.
Y allí (me señalo al corazón), ¿este no se aceleró con nadie?
(Risas). Yo estoy muy tranquila. Muy tranquila, pero bien.
*CRÉDITOS:
Fotos: Andrés García Luján / Estilismo: Freddy Alonso
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