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Así es Berghain: el club techno berlinés que ha inspirado a Rosalía

Rosalía ha estrenado “Berghain”, el primer adelanto de Lux, y el título apunta directo al templo techno de Berlín. ¿Qué tiene ese club -mito, cultura y ritual- para convertirse en guiño central de su regreso?

Así es Berghain: el club techno berlinés que ha inspirado a Rosalía
Así es Berghain: el club techno berlinés que ha inspirado a Rosalía@rosalia.vt

Tras semanas de pistas, Rosalía publicó “Berghain”, tema y videoclip con Björk y Yves Tumor que abre la era Lux (álbum previsto para el 7 de noviembre). El vídeo, dirigido por Nicolás Méndez (CANADA), juega a contrapelo de lo obvio: en vez de un bombo techno de “cuatro al suelo” dominante, apuesta por una atmósfera guiada por cuerdas y un pulso casi “de corazón” -más orquestal e íntimo que de pista-, con imágenes domésticas que se desbordan hacia lo onírico (plancha en mano, consulta cardiológica, ecos de cuento y un remate inquietante con la voz de Yves Tumor). Es un homenaje de título a la catedral techno… sin necesidad de sonar a ella.

Berghain, mito y realidad

Levantado en una antigua central eléctrica entre Friedrichshain y Kreuzberg, Berghain abrió en 2004 de la mano de Norbert Thormann y Michael Teufele. Con los años pasó de club de culto a institución de la vida nocturna berlinesa: en 2016, un tribunal permitió aplicarle el tipo impositivo de “alta cultura” (el mismo de teatros y museos), un gesto que certificó su peso cultural más allá del ocio.

Su entrada es casi un ritual: colas eternas, selección estricta, grupos pequeños, discreción y, por tradición no escrita, negro de pies a cabeza. Dentro rige la norma de no fotografiar (móviles precintados, cámaras tapadas), parte de una ética de libertad íntima que lo ha hecho legendario. En la planta baja late el Berghain “puro” (techno), arriba el Panorama Barabre la mano al house, y el sistema de sonido -diseñado para el espacio- es parte de la experiencia.

La influencia del club traspasa la noche. Desde allí se han proyectado carreras de DJs y hasta firmas de moda, han elegido sus salas para eventos especiales, subrayando su papel como escena y laboratorio cultural.

En ese cruce entre música, arte y símbolos encaja el gesto de Rosalía: titular “Berghain” a una pieza que mezcla violines, imaginería de fábula, religión y deseo, con Björk en un cameo vocal y un estribillo que vira hacia la obsesión. El club funciona aquí como signo: no solo una discoteca, sino una idea de intensidad y de frontera, la misma que el vídeo despliega en clave doméstica y alucinada.