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Nuria Gago: «El dolor y el amor son atemporales»

Nuria Gago: «El dolor y el amor son atemporales»
Nuria Gago: «El dolor y el amor son atemporales»larazon

Deja de lado la interpretación para adentrarse en la escritura con «Cuando volvamos a casa», un conjunto de relatos.

Más de una década ha pasado desde que Nuria Gago se diera a conocer en la pequeña pantalla como la joven protagonista de «Mis adorables vecinos». A este papel le sucedieron otros muchos tanto en cine («Primos», «No tengas miedo») como en televisión («Amar es para siempre»). Ahora se aventura en el mundo de la narrativa con «Cuando volvamos a casa» (Planeta), una serie de relatos personales relacionados entre sí que tienen en la familia, la amistad y el amor su razón de ser.

­–¿Cuál es la idea que prevalece en su obra?

–Se trata de un compendio de historias muy íntimas y personales sobre gente que, da igual la ciudad o el momento que sea, necesita sobrevivir el día a día, que lucha por sus pequeñas guerras intentando ser feliz.

– ¿Cree que los lectores se sentirán identificados con estos relatos?

–Sí. Al final son historias de amor, de encuentro y de desencuentro, con la pareja, con amigos, con el padre o incluso con la madre ausente. Vecinos, personas que se echa una mano, que se ayuda. Es lo que nos rodea. Pero a veces nos encerramos tanto en nuestra burbuja que no somos conscientes de ello. Es la idea de que detrás de cada puerta hay todo un mundo, de que tenemos al lado miles de puertas y apenas conocemos una.

­–¿Qué hay de Nuria Gago en el libro?

–El punto de arranque. Comparto con Paula, la protagonista, la pérdida de la figura materna a una edad temprana. Mi madre falleció cuando yo todavía no tenía 12 años y eso es algo que te condiciona de por vida. Es lo único en lo que Paula se parece a mí. Luego ella hace su camino, que no tiene nada que ver con el mío.

–¿Qué le llevó a escribir estos relatos?

–Yo nunca lo hice esperando que fuera a publicarse. Era un divertimento, como algo que realizas para ordenar y sanear la cabeza. Empezó con una redacción sobre la muerte de mi madre, para mí sola. Años más tarde, surgieron nuevos personajes y todo comenzó a tener algo de sentido.

– Y hasta hoy.

–Sí. Podía pasar meses o un año sin escribir... Un día me propuse cerrar este círculo de historias cruzadas y, cuando lo cerré, pensé que no estaba tan mal. Después empecé a moverlo y hasta aquí hemos llegado. Pero jamás pensé en ese objetivo, simplemente era mi recreo.

–¿Y qué espera usted cuando vuelve a casa?

–Estar en paz con las decisiones que he tomado a lo largo del día y coger fuerzas para el siguiente. Y sentirme en casa, porque cuando uno encuentra un lugar al que llamar hogar creo que es un gran alivio para el alma.

–Actriz de televisión, de cine y ahora literatura. ¿Cómo compatibiliza su día a día?

–Cuando llevas muchos años todo se organiza de manera natural. He intentado que mi vida profesional no se coma el espacio de la personal y viceversa, que haya una balanza sana entre las dos. A pesar de los madrugones que nos pegamos para rodar «Amar es para siempre» intento no dejar de lado mis clases, mis amigos, mi familia. Tener tiempo para lo importante.

–¿Cuál es el secreto del éxito de «Amar es para siempre»?

–Creo que nos acerca a una época histórica muy importante de una manera muy lúdica y fiel. La gente que vivió esa época se ve retratada con mucho atino y respeto en esos duros momentos que fueron aquellos tiempos. Además, creo que nuestra generación puede entender la actualidad a través de lo que narra la serie sabiendo de donde vienen. Y habla de amor y de conflictos familiares. En la vida de todos, antes y ahora, no hay terreno más fertil que la familia y el amor, por lo que resulta sencillo sentirse identificado. El dolor y el amor son atemporales.

­ –¿Cómo es dar vida a una mujer de mediados del siglo XX como Clara, su personaje en la serie?

–En cuanto entras en maquillaje, vestuario y peluquería, la mitad del trabajo ya lo han hecho por ti, entras en ese mundo. Ahora mismo la dificultad máxima de mi personaje es la tormentosa situación sentimental que está viviendo; una lacra de la sociedad que sigue muy vigente como es el maltrato de género. Y es grave, porque pienso en el dolor de las mujeres que han sufrido y siguen sufriendo esta herida. Ahí es cuando se te rompe el corazón. La parte más dolorosa es saber que eso es real.

­ –Dígame un sueño que tenga como actriz y otro como novelista.

–Me encantaría protagonizar una comedia romántica, es tan divertido... Pero mi sueño a nivel profesional es hacerme «viejita» en esto, ganarme la vida siendo actriz. Y lo de escribir es una puerta que se ha abierto, que me encanta y que me gustaría seguir explorando.

–Como la protagonista de su novela, ¿vive la incertidumbre laboral también como actriz?

–Es una profesión en la que estás en un vaivén desde el primer al último minuto. Dependes continuamente de que alguien te quiera. El director de cásting, de la serie o la película, de la cadena... Un continuo examen. Para nosotros, la incertidumbre laboral es algo que viene en el pack; o lo abrazas o te vuelves loco. Hemos aprendido a vivir con ello.

–Estrena próximamente «Incidencias», de José Corbacho y Juan Cruz. ¿Cómo ve el actual del cine español?

–Creo que por fin nos hemos quitado los complejos. Estamos llevando a cabo todo tipo de registros. Está bien hacer cine de género, comedia, terror, misterio, romántico, social... Hay público para todo y es maravilloso que haya acceso a esta diversidad. Existe gente con muchísimo talento, gente joven que viene con grandes ideas y, además, los de toda la vida, que tienen una sabiduría y una experiencia maravillosa que puedes comprobar cuando trabajas con ellos. Entre ambos se pueden hacer proyectos increíbles. Sólo falta que tengamos un buen respaldo detrás.

–¿Es necesario más apoyo de las instituciones?

–Ha sido, o está siendo, una época de ponernos palos en las ruedas. Es una lucha complicada y absurda. La cultura nos hace la vida más llevadera. La pintura, la danza, la lectura, la música... No deben ser tan caros. No puede ser un privilegio comprarse un libro o ir al cine o a un concierto... Es absurdo. Están limitando la ensoñación de toda una sociedad y eso al final es contraproducente.