Astronomía

Los viajes del futuro que verás pronto

Los «astroturistas» ya deben comenzar a prepararse para los viajes espaciales que vienen. Tanto económica como físicamente. Esto es lo que hay que hacer para obtener el pasaporte espacial

En la película «Marte» de Ridley Scott ya se apreciaba la posibilidad de establecerse bajo techo por un tiempo en el planeta vecino
En la película «Marte» de Ridley Scott ya se apreciaba la posibilidad de establecerse bajo techo por un tiempo en el planeta vecinolarazon

Los «astroturistas» ya deben comenzar a prepararse para los viajes espaciales que vienen. Tanto económica como físicamente. Esto es lo que hay que hacer para obtener el pasaporte espacial.

Llevamos años escuchando la proximidad de los viajes turísticos al espacio y cada año las promesas se demoran un poco más. Pero si lo pensamos no es tan ilógico. El 28 de septiembre de este año se cumplirá una década desde que el primer lanzamiento de un cohete de financiación privada alcanzara la órbita terrestre. Fue el Falcon 1, de Space X, la compañía de Elon Musk (el mismo de Tesla y PayPal). Y lo consiguió en su cuarto vuelo.
Y diez años es muy poco en este aspecto. Estamos hablando de lanzar turistas a por lo menos 100 kilómetros de altura y asegurarse de que regresen sanos y salvos. Si tenemos en cuenta todas las dificultades que ello conlleva, es obvio que ha pasado muy poco tiempo. Y aún así...

Cada vez son más las empresas que batallan por ser las primeras en llevar turistas al espacio y que pasen allí varios días. Virgin Galactic, Space X, Blue Origin y Axiom Space son apenas algunas de ellas. Y todas han anunciado que llevarán a los primeros afortunados el año que viene (Space X y Axiom) o en 2022 (Virgin y Blue Origin).
En términos realistas hay dos posibles destinos para los viajeros espaciales: una vacación orbital en un entorno de gravedad cero y en un espacio similar a un hotel o la Luna. Ambas ya han sido visitadas por el ser humano, algo que no ocurre con Marte. Nuestro vecino planetario se encuentra a más de 4 meses de viaje, si la alineación entre ambos planetas es la correcta y contando con la nave más veloz disponible. Pero teniendo en cuenta que el ser humano jamás ha pisado Marte, se trata de una misión para que la se requiere una preparación muy específica, de años, probablemente lustros. Nos queda entonces la Luna y entrar en órbita. Obviamente la más sencilla es la segunda opción. Y ya hay que ir preparándose en dos aspectos fundamentales: en lo económico y en lo físico.

Entrenamiento

El primer aspecto es algo sutil. Las cifras que manejan las empresas oscilan entre los 8 millones de euros de la startup Orion Span a los 130 millones de la Agencia Espacial Rusa. Obviamente quienes tengan esas cifras pueden pasarse tres meses sin trabajar...que es el tiempo mínimo necesario para el entrenamiento propuesto por Orion Span, un programa bautizado OSAC (Certificación de Astronauta de Orion Span, por sus siglas en inglés) que fue diseñado por expertos en viajes espaciales cuya experiencia suma 140 años. Ellos son los responsables de haber reducido un programa de entrenamiento que dura 24 meses y dejarlo en apenas 90 días. ¿Qué aprenderán en ese lapso? El primer mes, según consta en la web de Orion Span está orientado a la teoría. El objetivo es comprender los vuelos espaciales básicos, la mecánica orbital y los entornos presurizados en el espacio. Las siguientes unidades son ejercicios presenciales realizados en la base de Houston, Texas. El énfasis en estas unidades se basa en la inmersión en los sistemas de naves espaciales, el entrenamiento de contingencia y prácticas de ingravidez. Finalmente, el último módulo se completa durante la estadía en Aurora Station, el hotel espacial de la firma.
La preparación física no solo se centra en ejercicios cardiovasculares, ya que hay que estar en forma para emprender estos vuelos. De acuerdo con Tamela Maciel del Centro Espacial Nacional del Reino Unido, «en las primeras 24 horas se sienten náuseas y vértigo. Intentamos adaptarnos a flotar, mientras sentimos toda la sangre en la cabeza porque la gravedad no hace que baje y nos sentimos realmente desorientados. Pero es increíble cuán rápido se ajusta el cuerpo».
Para llegar a esta instancia, antes de emprender el vuelo, hay que realizar un depósito de unos 70.000 euros, reembolsable si uno se arrepiente. El precio, una vez completado el curso, incluye obviamente el entrenamiento, la estancia, el transporte para ver el lanzamiento del módulo que actuará de hotel, la comida a bordo y los experimentos que se llevarán a cabo allí. Porque, lógicamente, uno no va solo al espacio a ver las vistas... que incluyen 16 amaneceres y atardeceres diarios. ¿Cómo es la experiencia completa?
En los 12 días en la Aurora Station las actividades a bordo incluyen tomar parte en experimentos de investigación, como cultivar alimentos, que luego se pueden llevar a casa como un recuerdo. También podrán realizar chats de vídeo en vivo con sus familia y amigos a través de internet de alta velocidad. Si la fecha es la adecuada también podrán ver las auroras boreales junto a otros cinco afortunados y los dos miembros de la tripulación.

250 metros cuadrados

El «hotel» ocupa unos 520 metros cuadrados y cuenta con dos suites que se pueden configurar como cuatro, cada una del tamaño de una habitación pequeña. No habrá gravedad, y los huéspedes se ducharán y usarán un baño similar al de los astronautas en la Estación Espacial Internacional.
También habrá un espacio de realidad virtual, para poner a los viajeros en medio de su propia fantasía de ciencia ficción. La comida, otro aspecto importante si pagamos cifras millonarias, estará muy por encima del helado liofilizado que consumen los astronautas, ya que Orion Span planea asociarse con chefs y restaurantes para encontrar un término medio entre los alimentos espaciales y los que tenemos en la Tierra.
«Cocinar en gravedad cero es un desafío especial –explicaba Frank Bunger, director de Orion Span en una reciente entrevista–. Hay un verdadero problema de seguridad, pero les daremos un sabor lo más lujoso posible».
Con suerte, en 20 años, el precio para turistas orbitales se haya reducido y nuestros hijos podrán ver la Tierra desde 320 kilómetros de altura por lo mismo que hoy cuesta dar una vuelta al globo.