Ciencias naturales
¿Qué gimnasia es más difícil, la masculina o la femenina?
Para los expertos, el ejercicio que más reta las leyes físicas es el de las anillas
A ver, seamos honestos. Ninguno de nosotros sería capaz de realizar si quiera uno de los giros, saltos o equilibrios que se han visto en las muchas y espectaculares modalidades de gimnasia artística durante los Juegos Olímpicos. De hecho, sólo imaginarme a mí mismo colgado de unas anillas o girando sobre el caballo con arcos, ya me provoca varias luxaciones. Pero, dentro de la dificultad general de estas pruebas ¿Existe alguna más extrema, más exigente que las demás?
Para responderlo, debemos acudir a la Física y a la Anatomía. Las leyes de estas dos ciencias son llevadas al límite constantemente por cada uno de los atletas.
En caballo con arcos, por ejemplo, consiste fundamentalmente en mantener el centro de gravedad del cuerpo sobre la base de apoyo durante el mayor tiempo posible. ¡Fácil! El problema es que para que el ejercicio salga lustroso, hay que moverse. Eso provoca que el centro de gravedad del cuerpo esté variando de posición constantemente. Como si estuviera montando en bicicleta, el gimnasta debe balancear el centro de gravedad una y otra vez al ritmo adecuado para no caerse. Demasiada velocidad o demasiado poca y hará que sus huesos acaben en el suelo.
Si aplicamos esta ley a la barra de equilibrios femenina se añade una dificultad. Todos los movimientos automatizados del centro de gravedad han de producirse en un plano perpendicular a la barra que sólo mide 10 centímetros de ancho. Si el centro de gravedad se sale de ese plano, adiós al ejercicio.
Los expertos creen, sin embargo, que el ejercicio que más reta a las leyes físicas es el de anillas, en la disciplina masculina. Cuando un ser humano normal quiere impulsar su cuerpo hacia arriba con los brazos apoyados en el suelo utiliza inconscientemente las leyes de palanca. Como se sabe, la distancia entre el punto de apoyo y el objeto que queremos elevar es fundamental para que la palanca funcione con el menor coste energético posible. Cuando un gimnasta hace el cristo (se apoya sobre las anillas con los brazos en forma de cruz), todas las medidas físicas parecerían indicar que debe caerse. Sólo es posible mantenerse en el aire con un potencial de fuerza increíblemente grande en los hombros, el pecho y los brazos que contrarreste el efecto de la gravedad sobre el cuerpo. Se trata de toda una provocación a las leyes de Arquímedes.
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