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Por qué es mala idea subir fotos de tus hijos a las redes

Muchos padres ignoran que, desde los 14 años, el menor es titular de los derechos sobre su imagen, y que la patria potestad prevalece sobre la custodia.

Por qué es mala idea subir fotos de tus hijos a las redes
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Muchos padres ignoran que, desde los 14 años, el menor es titular de los derechos sobre su imagen, y que la patria potestad prevalece sobre la custodia.

Un clásico del álbum familiar era el bebé desnudo sobre una mantita. Esa maldita página que pasábamos a toda prisa cuando la veían extraños. Ahora imaginemos qué sucedería si esa foto estuviera al alcance de las audiencias milmillonarias de Facebook o Instagram. Esto ya ocurre y se ha bautizado como «sharenting», fusión de las palabras inglesas share (compartir) y parenting (crianza de los hijos). ¿Tienen los padres derecho a hacerlo? Según y cómo y, siempre, con estrictas limitaciones legales.

La imagen es un dato personal, amparada por tanto por el recientemente actualizado Reglamento Europeo de Protección de Datos. Añadámosle que, desde de los 14 años, el niño es el titular de esos derechos incluso ante a sus padres, la mayoría de los cuales piensa que, mientras sea menor de edad, pueden hacer lo que quieran. Error. Fue muy sonada una sentencia italiana de 2017 que condenaba a una madre a no subir a Facebook más fotos de su hijo adolescente, que recurrió a los tribunales ante la irrefrenable afición materna por el «sharenting».

Cuando el hijo es menor de 14 años, los padres tampoco tienen barra libre y se impone su derecho constitucional al «al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen». Un baile gracioso en familia puede ser hasta motivo de burla o acoso en el colegio; un tierno desnudo hará las delicias de los pederastas; si lo etiquetas con su nombre y apellidos, los indexadores sabrán que esa cara se corresponde con esa identidad para siempre. La lista de inquietantes consecuencias es bastante larga

e imparable.

Sería raro que un niño de 10 años vaya a los tribunales, así que solo cabe apelar al sentido común paterno. Tres reglas de oro: limita al máximo las fotos que subes (¡mejor ninguna!), gestiona la privacidad de tu cuenta para que solo las vean los íntimos, y piensa si a ti te gustaría que te exhibieran en esa situación. Y ojo con las fotos con amiguitos: para su uso privado no hay problema, pero para colgarlas en internet debes tener autorización expresa de los otros padres si no quieres exponerte a una demanda.

¿Y qué ocurre en caso de divorcio? El Código Civil estipula que la patria potestad la ejercen ambos progenitores con independencia de quién tenga la custodia. Y esto vale también para subir o no las fotos del niño, lo que es causa frecuente de disputa. Si no hay acuerdo, tendría que decidir un juez. Otra mala idea.

La IA también puede pensar como un psicópata

El Instituto Tecnológico de Massachusetts ha desarrollado un algoritmo intencionadamente llamado Norman (por el protagonista de la película «Psicosis»), que piensa como un psicópata. Querían saber si la Inteligencia Artificial (IA) podía ser entrenada para tener un sesgo criminal, machista o racista. Lo expusieron a fotos de muertes espeluznantes antes de someterlo a imágenes de Rorschach. Al hacer el test, donde la IA normal veía un jarrón con flores, Norman visualizaba un hombre asesinado a tiros, y así con todo. Un argumento más para los apocalípticos de la Inteligencia Artificial.