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Robert Redford busca casa en España

«La Razón» ha podido saber que el actor, a punto de cumplir 82 años, desea adquirir una propiedad donde vivir en nuestro país tras anunciar su retirada

El actor es un apasionado de España y confiesa que en nuestro país ha vivido los momentos más felices de su vida. Foto: Efe
El actor es un apasionado de España y confiesa que en nuestro país ha vivido los momentos más felices de su vida. Foto: Efelarazon

«La Razón» ha podido saber que el actor, a punto de cumplir 82 años, desea adquirir una propiedad donde vivir en nuestro país tras anunciar su retirada.

Un agente inmobiliario norteamericano busca una casa para Robert Redford en España. LA RAZÓN ha tenido acceso a esta información a través de una persona muy relacionada con una conocida inmobiliaria, con la que este intermediario del actor ha contactado hace ya semanas. Redford, que acaba de anunciar su retirada del mundo de la interpretación (aunque no descarta volver a dirigir), es un enamorado de nuestro país, en el que ha vivido largas temporadas. Sus lugares preferidos son la costa mallorquina y la malagueña, especialmente, Mijas. Según nos cuentan, tras la jubilación (el próximo sábado celebrará su 82 cumpleaños en plena forma), su idea es dividir su tiempo entre su rancho ecológico de más de 2.000 m² en las montañas del Estado estadounidense de Utah, su resort de Sundance y esa nueva propiedad que adquirirá en tierra española.

A su lado, desde hace más de 20 años, la pintora de origen alemán Sybille Saggars (1957), con la que no ha tenido hijos. Redford ya era padre de tres: Jamie, Shauna y Amy, nacidos durante su matrimonio con Lola Van Wagenen, de la que se separó a mediados de los 90. Tuvieron un cuarto, Scott, que falleció por muerte súbita en 1959. Dicen que con Sybille ha viajado a España de incógnito en varias ocasiones, porque Redford le quiso enseñar a su pareja los lugares que él recorrió cuando era un veinteañero. En su memoria quedan aquellos meses que vivió en Puerto Alcudia, donde se ganaba la vida pintando en la calle y subsistiendo con lo que recaudaba. Años después regresó con su primera esposa y sus tres hijos. En esa etapa pasó momentos felices viajando por la costa malagueña, poniendo especial interés en localidades como Mijas, Estepona, Fuengirola y la misma capital de la provincia.

En la última ocasión que visitó Madrid para presentar un acto relacionado con el Festival de Cine de Sundance, del que es el mayor impulsor, nos comentó que «me gusta mucho España, aquí pasé algunos de los momentos más felices de mi vida y si no hubiera triunfado como actor en EE UU, habría vivido en este maravilloso país durante casi todo el año. Me encanta su gastronomía, la simpatía de los españoles, lo bien que acogen a los visitantes... Conozco muy bien Barcelona, Mallorca, Málaga y Sevilla. La primera vez que vine apenas tenía dinero para comer y tuve que buscarme la vida haciendo todo tipo de trabajos... Años después regresé con mi primera mujer, Lola, y nuestros hijos para que conocieran vuestra cultura, que a mí me entusiasma. En Andalucía aprendí a amar el flamenco y su baile, aunque no conseguí ni cantar ni bailar».

Tortilla y paella

Dos de sus platos preferidos son la tortilla de patatas con chorizo y la paella, y en su rancho tiene una buena bodega con vinos riojanos y cavas. También le apasionan las verduras, el pescadito frito y las gambas, aunque no es un hombre de comilonas, come lo justo. Curiosamente, en España le pilló una grave crisis existencial: dudaba entre ser pintor o actor, porque la suerte no le acompañaba en sus inicios en el mundo de la interpretación. Afortunadamente, con el tiempo, el cine le condujo a éxitos tan recordados como «Dos hombres y un destino» o «Memorias de África». En la hora de la retirada, sigue fiel a su lema: «Mantener la independencia, no estar atrapado en las convenciones, siempre estoy buscando nuevas voces e ideas». No es de extrañar que quiera encontrarlas en España, un país tan diferente al suyo.

Su estancia en una granja «hippy»

Junto a su primera mujer (ambos en la imagen inferior) Redford viajó a finales de los 60 a Mijas, donde algunos de los lugareños, como Juan Martínez, recuerdan la estancia del actor «en una pequeña granja, en la que no tenía agua, teléfono ni electricidad, y en la que residió con su familia durante ocho meses. Era un hombre muy agradable y cercano. Nada que ver con esas “estrellas” de Hollywood tan estiradas y distantes». Aquella estancia «hippy» reflejaba la corriente que imperaba entonces en Los Ángeles, donde Redfort vivía.