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Sociedad

Ni el repollo ni las legumbres: estos son los 5 alimentos que mayor inflamación causan

Comidas de nuestra dieta que provocan inflamación crónica y pequeños consejos para evitarlas

Óscar Fernández, nutricionista, alerta sobre alimentos cancerígenos ocultos: "Lo peor es lo barato" istock

La inflamación crónica sistémica representa un desafío significativo para la salud moderna. Los expertos en nutrición señalan cinco grupos alimentarios que pueden contribuir de manera relevante a este proceso inflamatorio, comprometiendo el bienestar integral del organismo.

Estos grupos incluyen elementos ampliamente consumidos en la dieta contemporánea, cuyo impacto puede ser determinante en el equilibrio metabólico y la respuesta inmunológica del cuerpo humano.

La revista Vogue recoge una clasificación de los alimentos con mayor capacidad inflamatoria de nuetra dieta común:

Los grandes problemáticos

El gluten, proteína presente en cereales como trigo, cebada y centeno, ha experimentado transformaciones significativas en su estructura molecular. Los cultivos modernos, resultado de cruzamientos genéticos, han modificado sus propiedades originales, generando mayor complejidad digestiva.

La variedad actual de trigo presenta características diferentes a sus predecesores ancestrales. Su composición más compleja puede desencadenar procesos de disbiosis intestinal, estimulando la producción de zonulina y comprometiendo la integridad de la barrera gastrointestinal.

Los lácteos representan otro grupo alimentario con potencial inflamatorio. La intolerancia a la lactosa, asociada a la disminución de la enzima lactasa en la edad adulta, puede generar fermentaciones intestinales inadecuadas.

La composición proteica, específicamente la caseína, varía según la raza animal y su alimentación. Expertos diferencian entre caseína A1 y A2, señalando que la primera puede asociarse con respuestas inflamatorias más pronunciadas.

Las carnes procesadas concentran múltiples elementos potencialmente nocivos. Los aditivos, conservantes como nitratos y nitritos, y compuestos generados durante procesos de cocción de alta temperatura pueden incrementar el estrés oxidativo.

La recomendación nutricional se orienta hacia el consumo moderado, priorizando fuentes proteicas de mayor calidad nutricional como pescados, aves de corral o alternativas vegetales.

Los azúcares refinados provocan alteraciones significativas en el metabolismo glucémico. Su consumo frecuente puede desencadenar resistencia a la insulina, generando ciclos de inflamación de bajo grado. La complejidad radica en su presencia oculta bajo múltiples denominaciones en etiquetas alimentarias, requiriendo una lectura crítica de los ingredientes.

Los alimentos fritos, especialmente aquellos elaborados con aceites refinados sometidos a múltiples calentamientos, generan compuestos con efectos proinflamatorios y pro-oxidativos. Su consumo sistemático puede alterar el metabolismo hormonal, impactando potencialmente en funciones reproductivas y procesos metabólicos.