Salud
Ni subidón de testosterona ni euforia: la hormona que de verdad disparas en el gimnasio es la del estrés
La creencia de que el gimnasio dispara la testosterona es un mito con matices: el efecto de las pesas es temporal y el cardio puede incluso reducirla, un complejo equilibrio hormonal que muchos deportistas desconocen

La sensación de euforia y energía que invade el cuerpo tras una sesión intensa en el gimnasio a menudo se atribuye, de forma errónea, a un subidón de testosterona. La realidad, sin embargo, apunta en otra dirección. Ese estado de alerta y activación podría no tener tanto que ver con la hormona masculina por excelencia como con un aumento del cortisol, la conocida hormona del estrés, que el organismo libera de manera natural como respuesta a un esfuerzo físico exigente.
De hecho, la idea de que el ejercicio dispara los niveles de testosterona de forma sostenida es uno de los mitos más extendidos en el mundo del fitness. Aunque es cierto que los entrenamientos de fuerza, como el levantamiento de pesas, o las rutinas de alta intensidad pueden provocar un pico hormonal, se trata de un impulso notablemente efímero. El efecto es agudo y pasajero, no una alteración que se mantenga en el tiempo y modifique los valores de base.
En este sentido, el endocrinólogo Ahmed El-Zawahry es tajante al señalar que este pico hormonal rara vez se mantiene más allá de una hora tras finalizar la actividad, pudiendo incluso desvanecerse en apenas quince minutos después del entrenamiento. Se trata de una ventana de tiempo tan corta que su impacto real es muy limitado donde se analiza la complejidad de la respuesta hormonal del cuerpo al deporte.
El verdadero impacto del deporte en el equilibrio hormonal
Por otro lado, la sorpresa para muchos llega al descubrir que ciertas disciplinas pueden tener incluso el efecto contrario al deseado. Prácticas de resistencia como las carreras de fondo o las sesiones de cardio muy prolongadas se han asociado con una posible reducción hormonal. Esto demuestra que la relación entre la actividad física y la testosterona no es lineal y depende de forma directa del tipo de entrenamiento, su intensidad y el volumen de trabajo.
Asimismo, el auténtico beneficio del ejercicio para la salud hormonal masculina no reside en provocar picos temporales, sino en su capacidad para mejorar la composición corporal y la salud general a largo plazo. La reducción de grasa y el aumento de la masa muscular sí contribuyen a mantener un equilibrio hormonal adecuado y estable. Esto explica por qué un entrenamiento matutino no alterará los resultados de un análisis de sangre realizado horas después, ya que los valores habrán vuelto con total seguridad a su estado basal.