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Esperanza Alcaide: «La gente se siente cuestionada por pedir un best-seller»

La librera habla de sus sensaciones tras lograr mantener “El gusanito lector” en Sevilla gracias al apoyo de sus clientes

Esperanza Alcaide en su librería, “El gusanito lectora”, ahora compartida con sus clientes copropietarios /Foto: Manuel Olmedo
Esperanza Alcaide en su librería, “El gusanito lectora”, ahora compartida con sus clientes copropietarios /Foto: Manuel Olmedolarazon

La librera habla de sus sensaciones tras lograr mantener “El gusanito lector” en Sevilla gracias al apoyo de sus clientes

Siendo presidenta de la Feria del Libro de Sevilla se ha visto en la tesitura de tener que cerrar su librería, «El gusanito lector», que finalmente ha reabierto gracias al apoyo de sus clientes. ¿Qué ocurrió?

Ocurre la vida. Tú tienes unos planes hechos y la vida te pasa por encima. Si mis padres me hubieran inculcado una «mijita» de conformidad, la hubiera cerrado mucho antes. No podía más: ingresé trece veces en el hospital en dos meses.

Esta experiencia le ha servido para ver que no estaba en juego solo una librería, si no la seña de identidad de un barrio.

Para mí perder la librería era perder mi manera de vivir. Siempre había dicho que ser librera no era solo un trabajo, si no que era una forma de vivir. La gente me decía: es que no tienes tiempo para nada, pero lo tenía para las cosas que me importaban. Estoy con escritores, leo, voy a presentaciones de libros...

¿Ser librera exige compromiso social?

No, eso es mamado de mi padre y de mi madre. Aunque si eres coherente, sí deberías serlo: la cultura tiene que ser con las puertas abiertas. La gente se siente cuestionada porque piensa que si pide un best-seller no lo van a mirar bien, eso pasa. Se sienten avergonzados porque a lo mejor su nivel de lectura no es el que se requiere para entrar en una librería o en una biblioteca. Por eso yo llevo muchos años haciendo la actividad con la biblioteca pública de enfrente: les explico a los peques cómo se compran los libros en la librería y que en la biblioteca no tienen que pagarlos porque ya se han pagado con los impuestos.

Venden libros y prensa escrita, dos sectores teóricamente en crisis. Y aún así se han mantenido durante casi 25 años.

Creo que la prensa tiene que estar, los periódicos en papel hacen falta. El análisis de la lectura que te permite hacer el papel no te lo permite lo digital.

¿Le sorprendió la respuesta de sus clientes?

A mí me sobrepasa tanto cariño.

El poder de las redes se hizo tangible con este ejemplo.

Sí, se viralizó y salió en la prensa. La respuesta de gente interesada en traspasar fue enorme, cité hasta a tres y cuatro personas diarias.

¿Temió que se convirtiera en un bar más?

Quedaban posibilidades, como convertirla en una librería turística, pero en medio de todo eso llegó un cliente y amigo y me dijo que si no salía, se quedaban la librería de manera colectiva. Yo me asusté porque cómo iba a embarcar económicamente a la gente si me tenía que ir al hospital. Era reacia pero se pasaba mucha gente para decir que querían participar del proyecto y apuntarse.

Eso debió ser un chute de autoestima.

Es un chute de cariño y además un descoloque enorme que de pronto por hacer tu trabajo la gente te sostenga cuando te vas a caer... Me parece tremendo. Se me ocurrió que una de las personas que entraban en el nuevo proyecto podía quedarse trabajando y yo le enseñaba. Esto es un regalazo que te hace la vida.

En sus estanterías se ve la impronta de la librería: caben los best-sellers...

...Y lo que no son best-sellers. Tengo mi estantería de género, la de memoria histórica y la parte de género en la sección infantil. Yo no intento adoctrinar a nadie, por dios, pero sí que tengan otras opciones. Que si le vamos a regalar un libro de princesas a una chiquilla, hay algunos que son bonitos, pero también hay de Frida Kahlo, de Amelia Earhart... hay otros modelos de mujer.

Qué importante es que sepan que existen: todas hemos crecido soñando con ser algo pero no encontrábamos muchos ejemplos.

Sí. Las opciones eran secretariado o corte y confección, era en lo que te metían antes. En mi caso no fue así porque mi padre era un represaliado político: estuvo en el Canal de los Presos y en Cuelgamuros. A su hermano y a su madre los fusilaron. Mi padre y mi madre nos criaron a los tres hijos igual. Todos teníamos que aprender las cosas de la casa, estudiar... era otra manera de vivir. Yo de chica no me daba cuenta, pensaba que ocurría igual en todas las casas. Mi padre, que tendría ahora 105 años, fregaba y limpiaba.

¿Qué le parece que se quiera derogar la ley de Memoria Democrática?

Le han quitado la dotación económica, con lo cual la han dejado en vía muerta. Creo que eso no hay quien lo pare: yo no sé dónde está mi tío. Lo fusilaron con 21 años, era un crío, y creo que está en la fosa de Pico Reja. Mi abuela no sé dónde la fusilaron, no tenía militancia política ninguna y además era muy creyente, más bien beata. Yo querría saber dónde está mi abuela. Pero esto es más complejo. A ellos les da igual que se encuentre o no a los muertos, lo que pasa es que además de los muertos hay fincas robadas, casas robadas, negocios robados... Y si se reconocen ciertas cosas, tira del hilo de lo otro. Esto es una cuestión de dinero nada más.

Y mi abuela lo decía: el que no tiene vergüenza, el mundo es suyo.