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Caso Bretón

«Otros lloran ante las cámaras, nosotros en el cementerio»

La familia de las víctimas acusa a la defensa de tratar de variar testimonios

El presunto autor del doble asesinato, Francisco Javier Medina
El presunto autor del doble asesinato, Francisco Javier Medina larazon

La familia de las víctimas acusa a la defensa de tratar de variar testimonios

«Como atravesar el desierto sin agua». Aníbal Domínguez, hermano de Miguel Ángel Domínguez y tío de la menor de 8 años María, traga saliva antes de describir «cuatro años de amargura». Sus familiares recibieron «más de 150 puñaladas» en el llamado «crimen de Almonte». «Confiamos en el jurado», señala, y piden «justicia» en un caso que remite a Bretón.

Cinco hombres y cuatro mujeres conformarán el tribunal popular que deliberará sobre la culpabilidad de Francisco Javier Medina, único acusado por el doble crimen ocurrido en abril de 2013. El juicio arrancó ayer a las 10:00 en la Sección Primera de la Audiencia de Huelva, donde el acusado fue recibido entre palmas y ánimos de sus familiares. «Es más fácil renegar de la verdad que del propio ogro», señaló el hermano y tío de las víctimas, quien recuerda a la familia del detenido que «ellos pueden ir a visitarle a la cárcel, mi familia, con unos padres de 70 años a los que les han quitado a su nieta, tiene que ir al cementerio». A los que ignoran las pruebas y tratan de presionar al jurado, indica: «Lloran ante las cámaras, nosotros en el cementerio». Después de «700 interrogatorios» y la «recopilación exhaustiva de pruebas», la UCO determinó que se trataba de «un crimen pasional de celos» y que el único sospechoso era la pareja de la ex mujer de Miguel Ángel. «Se trata de un doble asesinato vil, con cientos de puñaladas a una niña que era puro estado angelical», declara a LA RAZÓN Aníbal Domínguez. La familia recuerda que existen hasta «5 autos» en los que se desestima la libertad del presunto asesino. Domínguez también acusó a la defensa de «intentar que testigos cambiaran de versión en sede judicial». «El informe de toxicología, los restos de ADN – «más del presunto asesino que de las víctimas» en la casa–, dos testigos visuales y dos que escucharon los gritos...» apuntan al enjuiciado. «Quien glorifique a un criminal, allá con su conciencia», concluye. La Fiscalía y la acusación particular piden 50 años de prisión. Hoy declara el acusado.