Sevilla

Rajoy con Díaz, Rubalcaba con Alaya

La Razón
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Hábil maniobra de Rajoy el haber recibido a la presidenta Susana Díaz el pasado jueves en que se aprobó la reforma educativa. A la Junta tampoco le gusta pero Díaz, entre la cortesía institucional y que iba a pedir dinero, bajó no pocos decibelios su contestación a la norma. Además la política nacional bien vale una foto. Y mientras Rubalcaba se retrataba con comunistas y extremistas vascos y catalanes en contra de la ley Wert, Rajoy y Díaz ofrecieron sus más moderados modos y modales. Ambos se usan mutuamente. Rajoy, que terminará untando a los catalanes, extrema sus detalles hacía Andalucía al tiempo que mete a la presidenta de la Junta en el corral de Rubalcaba con un PSOE federal a punto de estallar. Divide y vencerás. De ahí que Génova tal vez considere, junto a otras razones, que no venga mal dejar tres o cuatro meses más a Díaz con su paseo militar sin enfrentarle un oponente al sur de Despeñaperros pese a la desesperación de la dirección regional popular por cuán peligroso resulta no haber designado ya el candidato. Ahora bien, los pasos dados por la joven mandataria andaluza tampoco están exentos de riesgo. Su descarada búsqueda del centro no solo amenaza con deshacer parte de su reciente biografía política sino con enojar a sus socios de Izquierda Unida cuando no a los sindicatos, contrariados porque Díaz parece especialmente a gusto rodeada de empresarios. Por lo demás, con diez puntos adicionales de desempleo y la ciénaga del caso ERE inundando al PSOE de Sevilla, es decir, a su propia familia, a lo mejor la estela de la estrella de Belloch termina no siendo tan larga y luminosa. Pero lo de que Rubalcaba está encantado con la juez Alaya y que no piensa elevar queja alguna al Poder Judicial se lo contaré cuando me entere de en qué consiste un pacto nacional por la corrupción desde la autonomía con más imputados de España.