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Santiago Posteguillo: «Muchos creen que nunca ha habido mujeres en el poder»

El ganador del Premio Planeta Santiago Posteguillo / Foto: Manuel Olmedo
El ganador del Premio Planeta Santiago Posteguillo / Foto: Manuel Olmedolarazon

Está empeñado en que conozcamos la historia de la Antigua Roma. Después de Escipión y Trajano, nos trae a Julia Domna, una mujer desconocida.

Fíjese, ¿qué es importante hoy día?, ¿la Unión Europea lo es? Ha aportado el mayor tiempo de paz en Europa en siglos y se nos fragmenta en sesenta años. La Unión Europea es posible porque esa unión administrativa existió antes y se llamaba Imperio Romano. Y ellos la tuvieron mil años. ¿Tenemos algo que aprender de ellos o no? Evidentemente no sus genocidios, ni que todo sea por la fuerza. Ahora que estamos en este momento de acelerón de lucha por la igualdad, tengo la sensación de que muchos creen que lo estamos construyendo sobre un vacío histórico, como si nunca hubiera habido mujeres en situaciones de poder.

Es que se cree, se afirma y se escribe, como si fuera verdad.

Pero yo intento decir que no es así. Son mujeres que prácticamente han llegado a gobernar el Imperio Romano. Porque he cortado en el año 192, como siga, verá que Julia sigue gobernando. Ejemplos como estos ya ha habido, lo que pasa es que se silencian. Seguramente la única que se recuerda del Imperio Romano es Cleopatra, pero ¿cómo acaba? Al final tiene que suicidarse. La moraleja para el futuro: mujer que interfiere en el poder acaba muerta. Esta es mi paranoia. Pero a Julia Domna ni la conocía, ni le sonaba... Y Julia gana.

¿Cómo llegó a ella?

Yo conocía que las Julias, que son cuatro –para no liar al lector solo uso el nombre con la primera, pero son la estirpe de las Julias–. Fui buscando personajes desconocidos injustamente olvidados, como hice con Escipión –olvidado por homosexual– y con Trajano. Otro de los estigmas por los que un personaje puede ser olvidado es por ser mujer. Me doy cuenta de que las fuentes clásicas las van dejando de lado. Y también los esclavos, otros olvidados. Estoy intentando dar voz a personajes que habitualmente no han contado la Historia. No cuento una Historia diferente, si no más completa.

¿Cree que ha influido a su favor para alzarse con el Premio Planeta que la protagonista fuera una mujer, porque las editoriales se han apuntado a esta ola de feminismo?

Eso lo debería responder el jurado. Mi obligación como escritor es una combinación de elementos: no vivir en una burbuja, estar conectado con la sociedad, ver qué está pasando. Si se está desarrollando una mayor sensibilidad hacia las mujeres, parece lógico que yo lo refleje porque la literatura refleja los cambios sociales. Si me dice si escribo esto a raíz del movimiento «Me too», pues no, porque empecé hace tres años. Lo normal es que aparezcan más novelas, más películas y más obras de arte con más creadoras. Y no creo que sea moda, lo que tiene es que convertirse en costumbre.

Admite que puede permitirse dedicarse exclusivamente a la escritura, pero sigue dando clases. ¿Le resultaría aburrido?

No, podría ser entretenido, pero acabas metido en la burbuja de los políticos. Me niego.

¿Cuando uno vende miles de libros tiene la sensación de que puede escribir cualquier cosa?

No. Hay que tener mucho respeto a cada género y a cada tipo de lector. Por ejemplo, me han pedido que escribiera novelas del Imperio Romano para público juvenil. Me encantaría, pero no creo que le pille el punto a los chavales. Yo admiro mucho a Laura Gallego, que conecta muy bien con un público joven, como hizo en su momento J. K. Rowling con Harry Potter. ¿Me gustaría hacer un cambio de registro? Sí, pero estoy hay que pensarlo, uno no vale para todo.

¿Habrá segunda parte de «Yo, Julia»?

Es un guiño a «Yo, Claudio» y pensaba que se podía hacer el guiño completo con la segunda parte, pero quería ver cómo iba la novela. De momento está, como la de Ayanta Barilli (finalista del Planeta), en tercera edición.

Bueno, si hay algo que garantiza cada año el Premio Planeta son ventas...

Sí, pero no necesariamente una tercera edición. La sensación que tengo es que está gustando mucho y ya empiezo a tener comentarios de lectores y de periodistas preguntándome, ¿no vas a seguir?

Bueno, nosotros lo preguntamos por su afición a las trilogías...

Soy reincidente, eso es cierto... Tres no, pero dos para cerrarlo sí haría.

¿Y ese cambio de registro que tiene en mente?

Hace tiempo que tengo pensada una novela donde combinaría un thriller de espionaje actual con novela histórica, contado en dos tiempos: que lo que pasara hace 2.500 años estuviera influyendo en lo que está pasando ahora. Es una idea que tengo de un viaje que hice a la India en 1992 y esa idea sigue y sigue conmigo. El título que tengo pensado además es muy bueno.

Entre clases y viajes, ¿cuándo escribe?

Cuando puedo.

¿Y cuándo lee?

Pues cuando puedo también: en los trenes, en los aviones... Esta novela la empecé en el aeropuerto de Bogotá. Realmente lo idóneo es llegar a mi chalé, poner la chimenea y en ese entorno idílico escribir, pero ocurre que la vida real no es así.