Marbella
Una histórica ecuación
Entre la abundante y enriquecedora oferta museística de Málaga figura la dedicada a la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo, la antigua capital de los zares, cuyo nombre durante la larga etapa de la Unión Soviética fue Leningrado. Precisamente a esta etapa de la reciente historia de Rusia pertenece una exposición que se pueden ver hasta el 3 de febrero en el antiguo edificio de Tabacalera, «Radiante porvenir. El arte del realismo socialista».
La exposición está formada en su mayor parte por cuadros de diversos autores, muchos de ellos de gran formato y agrupados temáticamente; quizás los que pueden parecer más relevantes son los que tienen como protagonistas a Lenin y Stalin. Sorprende hasta cierto punto la ausencia del otro gran líder de la Revolución de Octubre, Trotski, literalmente borrado tras la llegada al poder de su gran rival, Stalin, cuyo culto a la personalidad queda perfectamente plasmado en esta muestra. También destacan algunos cuadros que reflejan aspectos de la II Guerra Mundial, denominada en la Unión Soviética como Gran Guerra Patria y que no comenzó en 1939 (cuando Alemania y la Unión Soviética invadieron Polonia), sino dos años más tarde, cuando Hitler tomó como objetivo llegar hasta Moscú. Además de las pinturas, la exposición comprende numerosas banderolas con lemas que combinan las soflamas patrióticas con los valores ensalzados por la Revolución, así como estatuas y diversos objetos, que permiten conocer la iconografía soviética (como la estatua de los dos trabajadores, muy similar a la adoptada por los prestigiosos estudios Mosfilm, donde vieron la luz excelentes películas de directores que han pasado a la historia). Un gigantesco escudo de la Unión Soviética da la bienvenida al visitante a esta apasionante exposición, que incluye un interesante ciclo de películas del periodo soviético programadas cada dos domingos y con entrada libre.
La Costa del Sol alberga y atrae cada año a numerosos turistas rusos pero no fue éste el motivo que llevó a inaugurar en marzo de 2015 la Colección del Museo Ruso de San Petesburgo, sino la apuesta por convertir la ciudad de Málaga en un referente para el turismo cultural y enriquecer la clásica oferta turística de sol y playa. En la misma provincia, y más concretamente en Marbella, tiene lugar desde hace seis años el Festival Internacional de Cine Ruso, dirigido en la actualidad por María Wibberly, pero fundado por el escritor y realizador Jaime Noguera, que sigue vinculado con esta gran potencia a través de sus colaboraciones en Russia Beyond.
Casi tres décadas antes, el fundador y director durante muchos años del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, José Luis Ruiz, coprodujo «Mi Ministro ruso», con Victoria Vera de protagonista, el chileno Sebastián Alarcón como director y Raimundo Amador como autor de la música original. También participaron algunos de los históricos del cine andaluz como el director Pancho Bautista y el productor Diego Figueroa (también responsable, durante una sola edición, del certamen onubense). Aunque esta aventura no tuvo mayor continuidad, sí hubo intención de sacar adelante al menos otro proyecto y no faltaron las reuniones en los citados estudios Mosfilm. A pesar de tratar el tema de los españoles refugiados en la Unión Soviética tras la Guerra Civil, «Ispansi», dirigida por el también actor Carlos Iglesias, estaba coproducida no con este país o Rusia sino con Suiza y contaba con el respaldo del prestigioso productor andaluz Antonio Pérez.
Poco antes de que se popularizaran los conceptos de «glasnost» (apertura o transparencia) y «perestroika» (reestructuración), que abrieron el país al exterior, la Universidad de Sevilla incluyó el ruso entre las lenguas extranjeras impartidas en su Instituto de Idiomas. La profesora contratada no podía tener más pedigrí: era hija del histórico líder del Partido Comunista de España, el sevillano José Díaz. Por entonces, mediados de los años 80, se constituyó también en Andalucía un grupo local de la Asociación de Amistad Hispano Soviética. Eran otros tiempos, cuando estudiar ruso o mostrar interés y cercanía por la cultura de este gigantesco país contaba, debido a una histórica ecuación, con mayores simpatías entre militantes de la causa identificados con la escisión prosoviética del Partido Comunista liderada por Ignacio Gallego. Quizás disfrutarían aún más con esta exposición y tal vez algunos añorarían aquellos años, no vividos por ellos, del realismo socialista que tan bien retratados aparecen en este conjunto de obras del Museo Ruso de San Petersburgo, de recomendada visita.
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