Nueva York

Bocadillos de alta cocina

La Razón
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Convertir el típico y tradicional bocadillo casero en un plato casi de lujo y basar una cocina de autor en este tipo de producto parece misión imposible

Convertir el típico y tradicional bocadillo casero en un plato casi de lujo y basar una cocina de autor en este tipo de producto parece misión imposible, pero esa es precisamente la propuesta de Pepito, el restaurante que desde hace unos meses Gemma Ginesta regenta en el Pasaje de Domingo, junto al popular y turístico Paseo de Gracia.

Se trata de una propuesta culinaria destinada a recordar lo que era el clásico bocadillo de ternera pero ahora dándole un toque singular y original. Pepito es una brasería en la que la especialidad de la casa es el bocadillo pero en su versión sofisticada, con complementos y condimentos que lo convierten en una exquisitez, como el Pepito Dupont, que consiste en carne con pimiento del padrón, foie y setas al ajillo. Pero, además, la carta recoge otras ofertas como ensaladas, tapas clásicas, carnes a la leña, tártares... «Ofrecemos cocina mediterránea, comida tradicional, pero dándole un guiño, un toque especial y original», resume su propietaria, Gemma Ginesta.

Todo ello en un escenario único, con una decoración muy cuidada que aporta al local un ambiente vintage. Espejos y lámparas antiguas, mucho papel pintado llegado desde Londres, una chimenea de estilo victoriano, sofás en piel y un Chester comprado en un anticuario de París o una cajonera procedente de una mercería de Madrid con tiradores de cerámica son algunos de los elementos decorativos que dan un toque único al interiorismo del Pepito. «Con la decoración hemos querido recuperar estilos de diferentes épocas y lugares, como Nueva York, París, Londres o España, pero sobre todo hemos hecho hincapié en el estilo vintage», destaca Ginesta, quien apunta lo vital del «toque original».

Cuchillos sorprendentes

Así, por ejemplo, al comensal le sorprenden los cuchillos de Albacete dispuestos para cortar la carne o el peculiar lavabo, que se sostiene a la pared mediante los típicos soportes de las farolas de Barcelona. «Yo siempre digo que el restaurante tiene un punto de la serie 'Cuéntame'», comenta su propietaria, quien además desvela con orgullo que el nombre del local es un homenaje a sus abuelos, puesto que ambos se llamaban Pepito.

Todo ello ha hecho que este restaurante se haya convertido en pocos meses en la brasería de moda en Barcelona, algo a lo que ha contribuido su extenso horario, ya que la cocina permanece abierta desde las 13.00 horas hasta las 00.30 horas