Gastronomía

Cocina de raíces catalanas con un aire renovado

El restaurante recuerda a una cabaña sobre un árbol, rodeada de vegetación

En la imagen puede apreciarse como el restaurante recuerda vagamente a una cabaña
En la imagen puede apreciarse como el restaurante recuerda vagamente a una cabañalarazon

La oferta de La Balsa se basa en el recetario tradicional, pero reinterpretado y con el toque particular del chef Josep Badrinas

Son ya 38 años de historia, durante los cuales el restaurante La Balsa ha pasado por momento muy diferentes, pero a día de hoy continúa siendo una referente de la cultura gastronómica barcelonesa, no solo por su enclave y entorno de excepción, sino sobre todo por su cocina, una cocina de raíces catalanas y mediterráneas, basada en la tradición pero adaptada a nuestros días.

«Aquí partimos del recetario tradicional pero interpretamos esas recetas a nuestra manera, recurriendo a las posibilidades que ofrecen las nuevas técnicas, jugando con las presentaciones...», señala Josep Badrinas, chef del restaurante, quien apunta que pese a ello, «apostamos por los sabores bien definidos, huyendo pues de aquellas elaboraciones que puedan esconder el producto principal». «queremos que los platos tengan sabor y gusto, de manera que éstos no llevan más de tres ingredientes ni cuentan con más de tres elaboraciones». «Queremos que se reconozcan muy bien los sabores», añade.

Y es que en La Balsa, el producto es el protagonista. Se trata de un producto de máxima calidad, de proximidad y de temporada , lo que no implica que en ocasiones el chef recurra a materia prima foránea para completar ciertas elaboraciones, pero eso sí, «siempre respetando las raíces catalanas».

En este contexto, Josep Badrinas busca además la originalidad en sus platos mediante «elaboraciones que siempre tengan un contrapunto divertido, que sorprendan, con un toque único», como el atún con escalivada en su jugo. ·Deshidratamos la escalivada al horno a 80 grados durante toda una tarde y extraemos la parte líquida, que mezclamos con miso, soja y ajo negro. POr su parte la escalivada la hacemos en puré y todo ello acompaña al atún», explica Badrinas.

Esta oferta se presenta al cliente en una amplica carta, que contempla la opción de empezar con un picoteo o bien con entrantes, para a continuación dar paso a las carnes y los pescados ya acabar con postres de elaboración casera. Pero además, el restaurante también cuenta con un menú de mediodía, que por 20 euros ofrece tres priemros, tres segundos y tres postres a escoger. «Son platos que hacemos exclusivamente para el menú y que varían semanalmente», indica el chef.

Además, en La Balsa está oferta gastronómica se contextualiza en una entorno de excepción. El restaurante se ubica sobre lo que antiguamente era una balsa de agua, rodeado de vegetación y en una zona de Barcelona muy tranquila, a la que apenas llega el bullicio de la ciudad. Todo ello, así como sus techos de madera y sus ventanales al exterior, enmarcados también en madera, confieren al espacio un aspecto similar al de la típica cabaña sobre un árbol.

Además, casi todo el perímetro del salón interior está rodeado por una terraza, en la que la vegetación protege al comensal del sol. «Venir a comer o cenar a La Balsa es garantía de disfrutar de un momento de desconexión», señala al respecto Josep Badrinas. Quonfex mena, quonsul ilicastretod nos consulum ad ad sedius vilium sicautelin is, consulertem se re hiliursul ute publicure, us ex sentra viridesente egerehebem derit publiusquod non verferunin terae tem quem int? At pl. Opiocaelis vid nos ci se vil terissat.

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